El Valladolid pincha el globo en Mestalla
El Valencia sucumbe al contragolpe del equipo de Kresic
Se hab¨ªa hinchado mucho el globo del Valencia despu¨¦s de sus victorias en el Camp Nou y el Bernab¨¦u. Era l¨®gico. Pero ayer el colectivo de Ranieri volvi¨® a toparse con la otra versi¨®n de s¨ª mismo: la de un equipo amordazado, impotente y est¨¦ril. El Valencia es un grupo de fuertes contrastes: de pronto gana con autoridad al l¨ªder de la categor¨ªa en su estadio; de pronto de arrastra sin remedio ante el pen¨²ltimo. Bast¨® que el Valladolid replicara al Valencia con las mejores armas de ¨¦ste: la velocidad, el contragolpe y la contundencia defensiva. Esa fue la idea de Sergio Kresic, que junt¨® a un pu?ado de futbolistas menudos y habilidosos (V¨ªctor, Chema y Peternac) con otro de aspecto demoledor (Benjam¨ªn) para destrozar la sala de m¨¢quinas del Valencia, muy afectada por las ausencias de Milla y Farin¨®s. Ah¨ª, en el centro del campo, naci¨® la superioridad del Valladolid, que se impuso por juego en el primer periodo y por experiencia y especulaci¨®n en el segundo.La primera mitad perteneci¨® en su totalidad a los bajitos del Valladolid, que volvieron a demostrar que, en cuesti¨®n de contragolpe, la poca altura siempre es un avance. As¨ª lo entendi¨® Kresic, que dio las ¨®rdenes pertinentes: tres guardianes fornidos (Garc¨ªa Calvo, Santamar¨ªa y Pe?a) para detener al Piojo y a Ilie, y una serie de contragolpeadores dirigidos por la astucia de V¨ªctor, que es delantero de gran talla futbol¨ªstica. Se sab¨ªa en Mestalla de las virtudes de V¨ªctor, pero se desconoc¨ªan las de Chema, que parece una r¨¦plica del primero. En caso de dudas, surg¨ªa la contundencia de Benjam¨ªn, capaz de descubrirles las cosquillas a Zubizarreta en un disparo por la escuadra.
Bien es cierto que el Valladolid sac¨® gran partido de la apat¨ªa valencianista en el centro del campo, donde las bajas de Milla y Farin¨®s sentaron como un tiro. No es que sus dos sustitutos -Gerard y Fernando- sean mejores ni peores jugadores (probablemente mejores individualmente), pero no cuadraron en el dinamismo requerido por Ranieri. Jugaron demasiado alejados uno del otro, permitiendo que el Valladolid saliera con comodidad al contragolpe. Gerard, incluso, pag¨® sus pocos minutos de juego y sus pocos a?os y quiso que se le tragara la tierra cuando fall¨® un par de pases seguidos. El Valencia sucumb¨ªa en el centro del campo, pero tambi¨¦n lo hizo en el ataque: ni llie ni Piojo L¨®pez salvaron en ning¨²n instante la guardia valisoletana. De tal modo que el grupo de Ranieri fi¨® la responsabilidad atacante a la banda de Juanfran, que, obviamente, no es la persona m¨¢s indicada. Tan s¨®lo Djukic mantuvo un poco de su serenidad natural entre la confusi¨®n, y maquill¨® el resultado a un suspiro del descanso.
Tras la reanudaci¨®n, el choque amaneci¨® esperanzador para el Valencia, que ganaba a Ortega para intentar desequilibrar a base de su amplia gama de regates. Lo hizo durante unos instantes. Hasta que Juanfran fue expulsado, el Valencia se qued¨® en desventaja y Ortega le dio por enfrentarse por su cuenta a un n¨²mero interminable de defensores. L¨®gicamente, sin ¨¦xito. El Burrito acab¨® desesperado, enfadado con el mundo y propiciando su espulsi¨®n ante un ¨¢rbitro sin personalidad.
Para entonces, el Valladolid hab¨ªa renunciado a todo, salvo al resultado. De tal manera que el partido pas¨® a mejor vida mientras los aficionados hu¨ªan a escape de Mestalla. Hab¨ªan visto la cara m¨¢s desagradable de su equipo. Y no les gust¨® nada.
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