Vuelve el mejor Herreros
Un triple postrero del alero permiti¨® al Madrid superar al Pamesa
Alberto Herreros est¨¢ vivo. A d¨ªa de hoy, como jugador de baloncesto, sigue respirando. El consigui¨®, con la inestimable ayuda de Bodiroga, levantar ayer al Madrid del div¨¢n del psiquiatra y llevarlo, aunque fuera moment¨¢neamente, al reino de la cordura. Le cost¨® horrores, cierto. Tuvo que sacar del ba¨²l de los recuerdos el baloncesto que un d¨ªa le convirti¨® en el mejor jugador espa?ol. Tuvo que olvidar su ansiedad, sus l¨¢grimas, y su convencimiento de que cualquier tiempo pasado fue mejor para abanderar al Madrid en un triunfo complicad¨ªsimo, que se asom¨® al horizonte durante muchos minutos para desaparecer de golpe. Costumbre de la casa.El derrumbre del equipo lejos del parqu¨¦, all¨¢ en los despachos, el palco o el vestuario, quiz¨¢ ya no tenga soluci¨®n. El otro, el que tiene que ver en exclusiva con el juego, lo tiene siempre que jugadores como Herreros acompa?en a Bodiroga en lo que se antoja la traves¨ªa del desierto.
Cuando un equipo no est¨¢ para nada dif¨ªcilmente puede soportar un final igualado, de esos en los que el cerebro apenas deja margen a la calidad, porque la minimiza en un enjambre de nervios. Un minuto restaba para la finalizaci¨®n del choque y el Madrid, tras seguir su costumbre, que ya es ley, de dilapidar la m¨¢s golosa de las ventajas (58-46, m. 27), andaba por detr¨¢s en el marcador (71-72). Pod¨ªa resolver el conflicto apurando la posesi¨®n y remat¨¢ndola con una canasta, a poder ser un triple. Tiempo le quedaba. Pero restaba comprobar si al que asumiera la responsabilidad le temblar¨ªa la mano.
La asumi¨® Herreros, ayer en su mejor versi¨®n. ?l es el especialista, aunque venido a menos, y no tembl¨®. Su lanzamiento entr¨® y el Pamesa se vio con 30 segundos de posesi¨®n. Puso a su supuesta estrella, Rodilla, al servicio de la causa, y su supuesta estrella se invent¨® un horror. Dej¨® correr el reloj, intent¨® penetrar, y sac¨® de mala manera la pelota hacia ?lvarez -autor de cinco triples-, quien bastante hizo con levantarse.
Seguro que el Pamesa pag¨® la resaca de su magn¨ªfico triunfo en la Copa. Y seguro que pag¨® la ausencia del lesionado Fox. El Madrid se vio pronto con ventaja porque el extra?o quinteto titular que Mart¨ªn puso en pista -Ant¨²nez, Herreros, Smith, Mijailov y Rogers- le ech¨® sensatez al asunto. Sobre todo su capit¨¢n. Con 46-36 a favor cerr¨® el primer ciclo. Y aguant¨® tras el intermedio, ya con Bodiroga en pista- pese a su lesi¨®n, sin demasiados problemas.
Pero de repente lleg¨® el desmorone, el p¨¢nico, el Pamesa que se acerca, Swinson que no falla, Alvarez que parece Epi, el p¨²blico que protesta. El Madrid necesitaba que alguien se pusiera los galones. Lo hizo Bodiroga, detalle que no resulta lo que se dice una novedad. Y el serbio se fue al per¨ªmetro, casi a los siete metros, desde donde encaden¨® tres triples. Rogers aguant¨® en el interior como buenamente pudo y entre ambos detuvieron la anunciada hemorragia. El papel estelar qued¨®, ya, en manos de Herreros, de su triple, que entr¨® y permiti¨® a Mart¨ªn explotar de j¨²bilo, tras gritarle al mundo que el entrenador del Real Madrid es ¨¦l. Y por eso Santos jug¨® cinco minutos. Y por eso, precisamente por eso, Arlauckas ninguno.
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