El Atl¨¦tico se asoma a la zona de cabeza
Los rojiblancos mejoran pese a las bajas y ganan con autoridad al Oviedo
Un poco de cordura, una pizca de la precisi¨®n de Pantic y Vieri, mucho Vieri. As¨ª volvi¨® el Atl¨¦tico a las alturas, a la zona de la tabla donde so?ar con el t¨ªtulo no es descabellado. En el horizonte, a cuatro puntos, ya divisa al Bar?a. Al Oviedo, ayer, nadie lo vi¨®. Jug¨® a defenderse y se defendi¨® muy mal. Fue un para¨ªso para Vieri, que reivindic¨® para siempre los galones de este equipo. El italiano sum¨® en su cuenta dos nuevos goles, uno de ellos, el primero, sensacional: un violento remate con su ca?¨®n izquierdo que no rompi¨® la red de puro milagro. Tras el zurdazo, Vieri, un tipo que hasta ayer parec¨ªa de hielo, mostr¨® su perfil humano: corri¨® encendido hacia una c¨¢mara de televisi¨®n, se levant¨® la camiseta y ense?¨® debajo otra con el n¨²mero siete, el de Juninho. El brasile?o, sentado en su casa frente al televisor, con las muletas bien cerca, no pudo contener las l¨¢grimas.
El Atl¨¦tico no acus¨® las bajas. O s¨ª lo hizo, pero para bien. Mejoraron los rojiblancos con respecto a otras jornadas. Tuvieron un aspecto m¨¢s armonizado y ofrecieron mayor imagen de equipo. El juego reuni¨® m¨¢s orden y m¨¢s cordura. Faltaron los inventos de Kiko, el vertigo de Juninho y algunos detalles que a¨²n conserva Caminero, pero el Atl¨¦tico gan¨® por otros lados. Sobre todo por uno, por las acciones a bal¨®n parado, en las que Pantic volvi¨® a presentarse insuperable.
Antic ense?¨® hace dos a?os que se puede ganar una Liga a bal¨®n parado. Y descubri¨® para la causa a un consumado especialista: Pantic. Sin embargo, en una decisi¨®n tan delictiva como inexplicable, el t¨¦cnico serbio arranc¨® este a?o del equipo a su paisano y desterr¨® del libro de estilo las acciones de estrategia. El laboratorio, el elemento m¨¢s importante del doblete, era obra exclusivamente suya. Por eso result¨® m¨¢s dif¨ªcil de entender que en este curso lo dejara a un lado. Pantic confirm¨® ayer el error de su entrenador. Sus roscas, como en los viejos tiempos, volvieron a ser el mejor arma de los madrile?os. As¨ª lleg¨® el gol que descorch¨® el partido -un servicio de c¨®rner milim¨¦trico de Pantic con m¨¢s aviso de gol que el mismo remate de Jos¨¦ Mari-, as¨ª apareci¨® el tercero -un centro desde la derecha para la llegada de Vieri-, y as¨ª dibuj¨® el Atl¨¦tico un nudo permanente en la garganta del Oviedo.
Geometr¨ªa de Pantic al margen, el Atl¨¦tico de ayer ense?¨® algunas otras virtudes que ten¨ªa olvidadas: el orden y -el sentido com¨²n; el adecuado reparto de tareas -con Vizca¨ªno y Toni donde deben estar, de medio centro y lateral zurdo respectivamente- y la correcta separaci¨®n entre las l¨ªneas. La medular, adem¨¢s, estuvo m¨¢s compensada: la ubicaci¨®n de Bejbl en la derecha merm¨® poder de ataque, pero fue mucho mayor el beneficio que ara?¨® el equipo en la presi¨®n y la contenci¨®n. Todos esos condimentos, y el car¨¢cter letal de Vieri, que otra vez estuvo en delantero puro, entregaron al Atl¨¦tico una victoria c¨®moda y holgada. El Oviedo no supo contestar.
Ense?¨® el conjunto de Tab¨¢rez una imagen pobre, s¨®lo aliviada en las fugaces apariciones de Pompei, que, eso s¨ª, no asom¨® su zurda hasta despu¨¦s del 2-0. Defendi¨® mal el conjunto asturiano- sobre todo a Vieri, al que no supo adivinar ning¨²n movimiento-, regal¨® el centro del campo y atac¨® sin p¨®lvora -aspecto que adem¨¢s s¨®lo intent¨® cuando la derrota era irreversible-. Un rival muy flojo para un Atl¨¦tico que recuperaba la coherencia.
Con el partido resuelto, tras el 3-0, Antic hizo un gui?o a la grada con un par de cambios. Mostr¨® a Nimny y regal¨® a Futre, tan ¨ªdolo para la hinchada como antes de su fuga frustada. El nuevo fichaje israel¨ª, que se peg¨® a la banda izquierda, apenas ense?¨® nada. Pero al Atl¨¦tico le import¨® poco. La noche estaba m¨¢s para. las celebraciones: no en vano, los rojiblancos se met¨ªan de nuevo en la pelea por el t¨ªtulo. Con un poco de cordura, una pizca de Pantic y Vieri, mucho Vieri.
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