Decenas de miles de corsos secundan la movilizaci¨®n antiterrorista de las mujeres
Empujados por ese grupo de mujeres que han llorado la muerte de familiares y amigos en estas dos d¨¦cadas terribles, los corsos salieron ayer masivamente a las calles de Ajaccio, Bastia y otros municipios para exigir el restablecimiento del Estado de derecho y, de paso, borrar la verg¨¹enza de un pa¨ªs prisionero de la nebulosa formada entre la mafia y el terrorismo. Sin pancartas ni altavoces, precedidos de un corro de ni?os, unas 40.000 personas -la isla cuenta con 255.000 habitantes- clamaron en silencio contra "la ley de las armas y por la vida", y contra las leyes del silencio obligado y de la venganza que rigen en esta poblaci¨®n desde hace tantos a?os.
Fue la mayor movilizaci¨®n de C¨®rcega, pero en los rostros de las mujeres que encabezaban la marcha por derecho propio no reinaba precisamente la euforia. Saben, desde luego, que ni la mafia ni el terrorismo va a renunciar f¨¢cilmente a su presa. "La pelea va a ser muy larga y muy dura y no podemos decir si conseguiremos alg¨²n d¨ªa parar toda esta locura, toda esta podredumbre", comentaba al frente de la manifestaci¨®n una de las mujeres que hace dos a?os promovi¨® el denominado Manifiesto por la Vida, una declaraci¨®n que empez¨® a cuestionar el ancestral "culto al hombre armado".Pese a los 13 detenidos, las dudas sobre si los asesinos del prefecto Claude Erignac pertenecen a la mafia o a un grupo terrorista o son, como en otras ocasiones, la simbiosis perfecta de ambas cosas, persiste exactamente igual que el primer d¨ªa. Lo que s¨ª se sabe es que Erignac era un prefecto que se hab¨ªa tomado muy en serio su trabajo -"demasiado en serio para las costumbres locales", apunta un periodista local-, y que empezaba a ser molesto para muchos intereses.
El control informatizado de las suculentas subvenciones francesas y europeas que llegan a la isla, el rechazo a la venta de unos terrenos militares codiciados por turbias empresas de capital italoamericano y por dudosos empresarios concejales locales, as¨ª como la investigaci¨®n abierta sobre las cuantiosas p¨¦rdidas acumuladas por la sociedad de desarrollo corso (CADEC), son s¨®lo una parte de la tarea que la v¨ªctima se hab¨ªa propuesto realizar. La falta de control de las ayudas p¨²blicas ha sido reiteradamente expuesta por la inspecci¨®n de finanzas y el Tribunal de Cuentas. Seg¨²n el primero de estos organismos, el 40% de las empresas de C¨®rcega ni siquiera pagan el IVA. Se calcula que el Estado franc¨¦s aporta anualmente 1.500 millones de francos (unos 37.500 millones de pesetas) en ayudas espec¨ªficas a la isla.
El sustituto de la v¨ªctima, Bernard Bonnet, prefecto hasta ahora de los Pirineos Orientales, es un experto contable poco amigo de la descentralizaci¨®n. La fama de jacobino, acreditada en las pol¨¦micas con los catalanistas franceses de los Pirineos Orientales -mand¨® una circular a los alcaldes indicando que deb¨ªan expresarse exclusivamente en franc¨¦s en los escritos oficiales- no ha sido recibida precisamente con alborozo en los medios nacionalistas moderados corsos.
En estos medios se reprocha a la Administraci¨®n francesa haber actuado con desidia e inoperancia frente al desarrollo escandaloso de la corrupci¨®n y de la violencia. "Pasaron de la represi¨®n al intento de comprar a los grupos violentos. Negociaron con ellos y eso dio a esas organizaciones una gran legitirnidad. Luego la Administraci¨®n ha dejado que se pudriera la situaci¨®n", denuncia un responsable local de la Uni¨®n del Pueblo Corso. La idea de que s¨®lo una acci¨®n firme y sostenida del Estado contra los grupos mafiosos y terroristas asentados en la isla puede salvar a C¨®rcega del desmembramiento pol¨ªtico y social, est¨¢ presente en casi todos los comentarios. Un sondeo hecho p¨²blico ayer indica que el 92% de la poblaci¨®n est¨¢ contra la independencia y que un 54% de los corsos est¨¢ convencido de que el sedicente nacionalismo est¨¢ en plena deriva hacia la delincuencia organizada.
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