Laura Morante da fuerza a un endeble filme de Aranda
Con el rescate de 'Repulsi¨®n' culmina el homenaje a Deneuve
La parte vistosa de la noche se la llev¨® ayer el rescate de Repulsi¨®n, pel¨ªcula de Roman Polanski que convirti¨® hace 33 a?os a Catherine Deneuve en un rostro conocido en todo el mundo. Esto hizo que la ¨²nica pel¨ªcula espa?ola en concurso, La mirada del otro, dirigida por Vicente Aranda, pasara a un discreto segundo t¨¦rmino. Es un relato de poca consistencia, poco o nada convincente, al que s¨®lo la fuerza de la magn¨ªfica actriz Laura Morante logra dar capacidad de arrastre.
ENVIADO ESPECIAL
La mirada del otro fue acogida en la proyecci¨®n para la prensa sin calor y sin hostilidad, con un silencio roto por t¨ªmidas palmas, tibia respuesta que no se aviene bien con el car¨¢cter arriesgado hasta casi los l¨ªmites de lo provocativo que se adivina en el enfoque y en las pretensiones del filme, que quiere ser un desaf¨ªo a la hipocres¨ªa convenida en las reglas del juego de las clases medias altas de la nueva burgues¨ªa espa?ola o europea en el avispero del sexo desatado de una mujer libre.Una pel¨ªcula orientada hacia donde ¨¦sta apunta, si no arrastra o repele, si no entusiasma o escandaliza, es que tiene los proyectiles cargados con p¨®lvora mojada. Dice Aranda: "Como cada vez me siento m¨¢s seguro, cada vez tomo m¨¢s riesgos". Y dijo antes: "Tratar de entrometerse en la intimidad [sexual] de una mujer, aunque esta mujer sea el invento de un hombre [se refiere a Fernando Delgado, autor de la novela que inspira al filme], no es cuesti¨®n de fr¨ªo o caliente. El desaf¨ªo consiste en errar o acertar. Cuesti¨®n de bistur¨ª, m¨¢s que de pincel".
No va descaminada la l¨®gica del cineasta, pero una pel¨ªcula que pretende ser de sexo liberador, de las de verdadero y no fingido riesgo, no se trenza con razonamientos, sino con hilos de pura dinamita imaginaria movidos por el olfato de un instinto sublevado. Y si (como sugiere Aranda) se dejan los pinceles en el caj¨®n, se saca el bistur¨ª y luego resulta que no brota la sangre, es que el navajazo del cineasta no ha cortado los circuitos mentales y morales que su tajo buscaba.
Aranda pretendi¨® filmar La mirada del otro con celuloide dispuesto a abrir las tripas de la moral sexual represora, pero err¨® completamente en la emulsi¨®n y le ha salido una pel¨ªcula de orden, ?o?a y c¨®mplice de los barros que remueve. Porque cuando en el resbaladizo territorio de una mujer lib¨¦rrima, con el sexo sublevado, no te la juegas con el humor como bistur¨ª, como hizo Luis Bu?uel en Bella de d¨ªa; o con la plena explicitud como navaja, como hizo Nagisa Oshima en El imperio de los sentidos, el ¨²nico riesgo que se corre es volver a hacer El vecino del quinto puesto al d¨ªa, en clave intelectual solemne y con gui?os progres.
Ante una pel¨ªcula de estas pretensiones no cabe la tibieza como respuesta del espectador. Te levanta la risa, te levanta el pene o te levanta el pu?o, o no levanta nada
Autoestima
Quien se la juega siempre en estos casos es la int¨¦rprete, porque ella s¨ª pone en peligro algo: su autoestima, ya que la amenaza el rid¨ªculo. Y es reconfortante ver c¨®mo Laura -que algo debe guardar en el empuje de su talento de la libertad de Elsa Morante, t¨ªa suya e inmensa mujer poeta muerta- saca a flote y sostiene a un personaje que, para que no la humille haberle dado su cuerpo, intenta llenar de verdad y verosimilitud a brazo partido, como si en ello le fuera la vida. Dijo ayer la actriz italiana: "Una vez que acept¨¦ hacer la pel¨ªcula no ten¨ªa sentido dejarme paralizar por el pudor cuando estaba rod¨¢ndola. Aranda me dej¨® trabajar en libertad, atendi¨® a mis sugerencias, y yo me sent¨ª estimulada para componer el personaje a mi manera. No lo compuse de forma racional, lo hice sin pensarlo, dej¨¢ndome llevar por el instinto". Se percibe con alivio y con gozo este instinto, pr¨®ximo al de supervivencia, abriendo paso a la vida dentro de una pel¨ªcula muerta.
La mirada del otro tiene, al parecer, muy poco que ver con la novela que la desencaden¨®, pues s¨®lo conserva lo imprescindible de ella. Dice Aranda: "La novela es un texto muy literario y barroco, de dif¨ªcil traducci¨®n al cine, porque tiene forma de diario ¨ªntimo, a lo Ana?s Nin, y carece de di¨¢logos. El gui¨®n est¨¢ elaborado desde una s¨ªntesis argumental del libro. Desde esta s¨ªntesis, el gui¨®n fue perdiendo contacto con la novela y deriv¨® hacia la m¨¢s absoluta libertad". Ah¨ª radica aquel error que, seg¨²n ¨¦l mismo reconoc¨ªa, amenazaba a Aranda. Es la pel¨ªcula menos libre que este comentarista ha visto en este festival.
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