La conspiraci¨®n
Las resonantes declaraciones del acad¨¦mico Luis Mar¨ªa Anson definen, sin lugar a dudas, toda una conspiraci¨®n. El acad¨¦mico seguro que admitir¨¢ el sentido que da el Diccionario de la Lengua Espa?ola a la conspiraci¨®n: "Unirse contra un superior o un particular". Los periodistas que se reun¨ªan y concertaban, en el relato de Anson, lo hac¨ªan para acabar con un Gobierno democr¨¢tico, porque "no quer¨ªan que a 40 a?os de franquismo le sucedieran 30 de Gonz¨¢lez". As¨ª, el director de un peri¨®dico como Abc, que apoy¨® a un dictador no elegido, se dispuso a conspirar para que el pueblo no pudiera elegir libremente a quien quisiera.Lo de la abdicaci¨®n del Rey, el indulto a Mario Conde o la llegada de la rep¨²blica lo atribuyo m¨¢s a fantas¨ªas de charlas de caf¨¦ que a planes serios que, si los hubo, caen de lleno en el C¨®digo Penal. Pero lo cierto es que, aparte la megaloman¨ªa que destila la declaraci¨®n de Anson, conspiraci¨®n s¨ª hubo: entre directores de peri¨®dico, locutores de radio y periodistas de influencia considerable. Fue un verdadero c¨¢rtel medi¨¢tico el que se form¨® bajo la bandera del antif¨¦lipismo. Esto ya lo sab¨ªamos. La novedad es que, ahora, uno de sus integrantes lo confiesa, no se sabe bien por qu¨¦.
Para poner las cosas en su sitio hay que arrancar de aquello que les dio bazas tentadoras a los miembros del c¨¢rtel y a sus directos beneficiarios-animadores pol¨ªticos (el PP). Se trata de la actitud irresponsable que adopt¨® la direcci¨®n del PSOE, frente al estallido de casos de corrupci¨®n y, luego, de guerra sucia contra el terrorismo. Fue Gonz¨¢lez el que -con ocasi¨®n del caso Juan Guerra- acu?¨® aquella teor¨ªa de que, hasta que los jueces dictasen sentencia, no hab¨ªa responsabilidad pol¨ªtica que asumir por medio de declaraciones o dimisiones. Por muy fuertes que fueran los indicios.Esta doctrina letal, impropia de las costumbres parlamentarias, abras¨® al PSOE, que qued¨® bajo eterna sospecha, convirti¨® a los jueces en maquinarias pol¨ªticas y politizadas y, sobre todo, abri¨® un enorme hueco a la acci¨®n concertada de los medios de comunicaci¨®n m¨¢s, conservadores y afines a la derecha para organizar una verdadera estrategia de destrucci¨®n del Gobierno y de su partido. La metralla la suministr¨®, como sabe todo el mundo, el t¨¢ndem Conde-Perote, que vio en esa guerra a muerte su oportunidad de sacar tajada, hasta forzar incluso una incre¨ªble entrevista en La Moncloa con Gonz¨¢lez, a trav¨¦s del ministro de Justicia e Interior, que nunca debi¨® permitirse.
La anterior legislatura fue una constante tensi¨®n felipismo-antifelipismo, que se hizo insufrible, como si no existieran otras alternativas a los problemas del pa¨ªs. En ese esquema particip¨® de lleno el PP, que no ten¨ªa m¨¢s que ganar, aun a costa de cargarse elementos b¨¢sicos de una democracia. Porque una concertaci¨®n de tal calibre de medios de comunicaci¨®n poderosos es como un acuerdo de empresas que rompen el mercado libre en perjuicio de la gente pero mucho m¨¢s da?ino para la convivencia.
En esa din¨¢mica, desgraciadamente, cay¨® toda la izquierda. El PSOE, porque fue incapaz de salir de la trampa de negarlo todo y negarse a asumir su responsabilidad en su momento, pagando justos por pecadores. IU, porque se meti¨® como un ca?¨®n en la estrategia dise?ada por el c¨¢rtel, situ¨¢ndose en el antifelipismo puro y duro y haciendo de comparsa de una melod¨ªa que otros compusieron e interpretaron. Alguien convenci¨® a IU de que el final del PSOE era inminente. Una locura. Aqu¨ª se forj¨®, con tales inspiraciones externas, la nefasta teor¨ªa de las dos orillas y de la pinza con el PP. IU, con ello, estaba cavando su tumba y fracturando su proyecto.
El resultado es que hoy la derecha gobierna con casi todos los mass media a su alrededor (sobre todo la televisi¨®n); y la izquierda -que sum¨®, a pesar de todo, m¨¢s votos en 1996-pasa por un momento muy dif¨ªcil -PSOE estancado, IU hundida- que s¨®lo una profunda renovaci¨®n y recuperaci¨®n de estrategias, que hoy brillan por su ausencia, podr¨ªa superar.
La conspiraci¨®n es el pasado. Ya no la necesitan hoy. Pero conviene tomar muy buena nota para el futuro, que es lo que nos importa, y obtener algunas conclusiones:
1. Que a una fuerza democr¨¢tica no se le puede perdonar que se aleje de las reglas democr¨¢ticas de funcionamiento de un Estado de derecho arrojando sobre los jueces un papel pol¨ªtico de resoluci¨®n de responsabilidades que nada tiene que ver con su funci¨®n. ?sta es una herencia de la ¨¦poca socialista.
2. Que los flancos que la izquierda deja descubiertos facilitan siempre la alianza de los medios de comunicaci¨®n m¨¢s conservadores, y de otros poderes, para marcar la agenda pol¨ªtica (que la debilidad del PP le imped¨ªa elaborar pero s¨ª aprovechar).
3. Que la concertaci¨®n pol¨ªtica de peri¨®dicos, radios o televisiones es la forma moderna de presi¨®n de los poderes f¨¢cticos, antidemocr¨¢ticos en su origen y objetivos, y alejados de la finalidad informativa que se supone tienen. Hoy, el papel de presi¨®n del Ej¨¦rcito o la Iglesia pueden cumplirlo los medios de comunicaci¨®n si, en vez de competir entre s¨ª, se unen conspirativamente. Se configuran as¨ª como un verdadero poder pol¨ªtico no legitimado.
4. Que, de todo ello, el ¨²nico que se beneficia es el que prefiere la clandestinidad o el anonimato; es decir, los grandes poderes econ¨®micos, sociales o medi¨¢ticos privados, el n¨²cleo duro social de la derecha.
El PSOE no puede decir que no cometi¨® profundos errores; se gan¨® a pulso perder las elecciones. Esperemos que no se dedique a mirar al pasado para justificar su derrota. El PP gan¨® en unas elecciones democr¨¢ticas, pero la experiencia conspirativa es un lastre que deber¨¢ soltar, desatando el nudo de la red medi¨¢tica que esa derecha hegemoniza asfixiantemente. Las fuerzas progresistas y los ciudadanos y ciudadanas deben mirar este episodio del pasado con mucho cuidado para saber lo que tienen que hacer en el futuro.
Por ¨²ltimo, naturalmente, cabe preguntarse por qu¨¦ ha hablado Anson ahora. ?Aviso para navegantes utilizando pr¨¢cticas made in Conde? Son inc¨®gnitas morbosas y sabrosas para el periodismo de investigaci¨®n -ese que supuestamente desarrollaban los voceros de los papeles de Perote-; pero me parece m¨¢s importante sacar otras consecuencias sobre lo que hay de real en esto, y es que alguien conspir¨® contra alguien para favorecer a Roma. Roma triunf¨®, pero despu¨¦s result¨® que "Roma no paga a traidores". Y hace bien.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.