Hotel, restaurante, aventura, vida
Que a un restaurante le otorguen en Madrid el Premio Iniciativa, Mejor Gastronom¨ªa de hotel 1997 pod¨ªa no ser nada del otro mundo, pero en la capital de Espa?a es un acontecimiento. En Espa?a los restaurantes de hotel siempre han tenido mala literatura, por no decir que han carecido de ella. El espa?ol necesita del jolgorio, del aplauso, del estruendo de un restaurante m¨¢s o menos mediocre. Un restaurante de rompe y rasga es siempre preludio m¨¢s o menos metaf¨®rico de guerras civiles, de bocinazos, de batallas campales, de desahogos m¨¢s ¨ªntimos referentes a uno mismo y al amigo m¨¢s querido o al enemigo que se salv¨® de la ¨²ltima quema... Un hotel es otra cultura: el silencio, el susurro, las buenas formas. Un hotel son otras perspectivas de futuro: el hotel del mundo es un espacio de aventura; hay estad¨ªsticas por el mundo andando que refieren las bodas que se han consumado, o roto, en los hoteles: una noche de hotel, una persona sola, o se va a dormir por imperativos desconocidos o echa al vuelo las campanas de la imaginaci¨®n...En Espa?a s¨®lo son realmente conocidos tres hoteles con restaurante que quitan el hipo. El m¨¢s popular, el Ercilla (Tel. 94 / 410 20 00) de Bilbao es algo que se parece mucho a las c¨¦lebres fiestas de agosto, pero en cualquier ¨¦poca del a?o. Bilbao deja de ser Bilbao a ¨²ltima hora de la tarde y se convierte en la ciudad m¨¢s cosmopolita del mundo, con el suculento restaurante Bermeo a pie de obra.
En Madrid anida otro ejemplar de mucho respeto: el Palace (91 / 345 04 50). Las tardes y las noches de Madrid hacen de este palacio de 1912 una historia aparte. Antes de que los madrile?os y forasteros lleguen a la barra del Palace, este lugar es otra bolsa de valores, una fauna que hasta puede hacer so?ar. Pero cuando Madrid se apodera del Palace, uno vive en otra ciudad, otros sue?os, otra vida. Y adem¨¢s se puede comer en la C¨²pula, el restaurante gastron¨®mico, y en el buf¨¦, no menos gigantesco.
Y la raz¨®n de ser de todo lo que antecede, m¨¢s o menos conocido: El Chafl¨¢n (91 / 350 6193). Es dif¨ªcil hablar de restaurantes modernos sin caer en esa trampa de la creatividad, de "un poquito de imaginaci¨®n". Quiz¨¢ El Chafl¨¢n sea el primer restaurante moderno de Espa?a. Que nadie venga a buscar aqu¨ª atropello de "cocina tradicional con una punta de imaginaci¨®n". Aqu¨ª vienes a comer lo de siempre, pero elaborado por el sentido com¨²n y el conocimiento: que alguien se atreva con la pieza de paletilla ib¨¦rica, o con el guiso de congrio con callos de bacalao y, a la vuelta de la esquina, Juan Pablo, el director, ya est¨¢ primavereando con un gazpacho "desintegrado" en el que los tropezones son uvas pasas. Y sin salir del restaurante el comensal se puede convertir en inquilino del hotel Aristos por los interiores del bar y otras dependencias. ?Se ha dicho que por 4.500 pesetas tiene uno derecho a la bodega m¨¢s caprichosa, m¨¢s fant¨¢stica, mejor cuidada, m¨¢s amplia ... ? Un regalo para el alma.
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