Sobre las declaraciones de Anson

No. El respeto a la inteligencia no se puede someter de nuevo a escarnio p¨²blico. Al menos, no por quienes ya lo mancillaran la primera, aquella vez. La democracia se asienta sobre la tolerancia que consensuamos. Y es consenso generalizado que no tolera el ciudadano que se le manipule malinform¨¢ndolo y desinform¨¢ndolo para que deforme su opini¨®n con la forma de la publicada; tanto menos cuando los sectores que as¨ª se envilecen no son s¨®lo ni principalmente period¨ªsticos, sino tambi¨¦n pol¨ªticos y financieros, incluso judiciales.No hablamos de un mero cambio de Gobierno; nadie pretende deslegitimar la voluntad popular manifestada en las urnas; se nos confirma con sorna el atentado contra los principios b¨¢sicos de libertad e igualdad. Cuando se habla de la "estabilidad del Estado", en realidad se alude a la "continuidad del r¨¦gimen pol¨ªtico". Las sociedades civil y pol¨ªtica, los ciudadanos en general, podemos asistir a la re-degeneraci¨®n de nuestro actual r¨¦gimen pol¨ªtico de partidocr¨¢tico a democracia medi¨¢tica, y aun a la amarillista, seg¨²n denominaciones del profesor Vallesp¨ªn; pero tolerar que la indignaci¨®n contra lo que suponen las declaraciones de don Luis Mar¨ªa Anson al semanario Tiempo sean adjetivadas de "pol¨¦mica interesada y disparate sin fundamento" envilecen a quienes profieren tales calificaciones y a quienes las consienten.

De entre quienes las profieren, algunos habr¨¢n de dar cuenta ante las urnas; otros, quiz¨¢s ante los tribunales. Probablemente no pueden hacerlo ante sus conciencias. En cualquier caso, lo que parece obvio es que no puede haber juego limpio all¨ª donde el hedor es nauseabundo, e incluso puede ocurrir que la m¨¢s negativa de las apat¨ªas se imponga como reacci¨®n. Por ello, los propios medios de comunicaci¨®n y, muy especialmente, los representantes de la soberan¨ªa popular (que es lo que han de ser), deben negarse al consentimiento de las calificaciones, han de estar a la altura de las circunstancias (tambi¨¦n IU y aun el PP). Olvid¨¦monos incluso de las hemerotecas, pero seamos, sed disconformes con lo que se ratifica y, CiU, tal vez no (os) baste con sentiros escandalizados. Se ha hablado de comisiones de investigaci¨®n y comparecencias parlamentarias y de la intervenci¨®n del fiscal general del Estado; habr¨¢ de hablarse de a qui¨¦n, por qu¨¦ y c¨®mo sumamos los votos de nuestros grupos parlamentarios. La democracia es el Gobierno del pueblo. El pueblo ha de sentir que ¨¦se es su Gobierno-