La revoluci¨®n pendiente
El waterpolo espa?ol busca c¨®mo rentabilizar los 'oros' ol¨ªmpico y mundialista
La d¨¦cada ha sido realmente prodigiosa para la selecci¨®n espa?ola de waterpolo. Las medallas se han acumulado y la explosi¨®n de los ¨²ltimos dos a?os ha resultado extraordinaria: medallas de oro en los Juegos de Atlanta en 1996 y en el Mundial de Perth el pasado mes de enero. Un bagaje de tal consideraci¨®n que ninguna otra selecci¨®n espa?ola ha conseguido recopilar. Sin embargo, las consecuencias de esta brillante etapa est¨¢n a¨²n por ver. El waterpolo sigue luchando ahora para evitar el olvido, para dar rentabilidad a esos dos oros. Esos preciados premios dan derecho a exigir m¨¢s atenci¨®n y no s¨®lo 15 d¨ªas de gloria.Las m¨²ltiples apariciones p¨²blicas de la selecci¨®n espa?ola en los programas televisivos de m¨¢xima audiencia han abierto una puerta para la expansi¨®n de este deporte. "Ahora al menos la gente sabe qu¨¦ es el waterpolo. Nos reconocen por la calle. Ha sido un buen impacto", reconoce Joan Jan¨¦, el seleccionador del milagro. Sin embargo, todo esto no ha resuelto la problem¨¢tica de fondo que mantiene atenazado a este deporte y que impide su implantaci¨®n definitiva en todo el territorio espa?ol.
Los problemas comienzan ya en la infraestructura. Los dos oros no han comportado un crecimiento de las piscinas cubiertas reglamentarias ni un incremento de las licencias. Espa?a sigue estando muy por debajo -15 a 1 aproximadamente- del n¨²mero de licencias que tienen Italia, Hungr¨ªa, Yugoslavia y Rusia, por ejemplo. En 1997 s¨®lo 1.249 jugadores -239 femeninos- disputaron competiciones nacionales. Las piscinas reglamentarias cubiertas -(30 x 20) siguen siendo escasas.
En el aspecto econ¨®mico, la selecci¨®n espa?ola tiene un presupuesto superior incluso al de la mayor¨ªa de sus grandes rivales, pero esa situaci¨®n es irreal. Cuando se desciende a los clubes, los presupuestos caen en picado. La Federaci¨®n Espa?ola de Nataci¨®n (FEN) destina alrededor del 37% de sus recursos econ¨®micos al waterpolo. Eso supuso en 1997 126 millones de pesetas, de los que 83 millones se destinaron a competici¨®n internacional. "En este sentido no hay quejas", reconoce Joan Jan¨¦. "Siempre me han dado lo que he pedido para la preparaci¨®n de la selecci¨®n", agrega. Sin embargo, los dos oros no han impedido que la FEN haya sufrido una ca¨ªda de 37 millones de pesetas -de 490 millones se ha pasado a 453- en la subvenci¨®n del Consejo Superior de Deportes desde 1996 hasta ahora.
En los clubes la situaci¨®n es m¨¢s precaria. La Liga nacional de waterpolo mueve alrededor de 300 millones de pesetas. Los 12 clubes que la componen tienen presupuestos muy dispares: entre 12 millones (la mayor¨ªa) y 50 millones de pesetas (muy pocos). Como consecuencia, la mayor parte de jugadores no son profesionales y perciben sueldos que oscilan entre 70.000 y 150.000 pesetas. Este no es el caso del capit¨¢n de la selecci¨®n, Manel Estiarte, que juega en Italia, con el Pescara, e ingresa unos 20 millones de pesetas anuales. Del resto de los integrantes de la selecci¨®n de oro, hay s¨®lo cuatro o cinco jugadores que perciben unos 10 millones. Y pocos m¨¢s que se mueven sobre los cinco millones de pesetas.
A los jugadores de la selecci¨®n espa?ola, ganar el oro en los JJ OO de Atlanta les vali¨® un premio de cinco millones de pesetas a cada uno. Y el oro de Perth les ha supuesto un ingreso de 1,8 millones de pesetas. Los seleccionados se reparten anualmente (entre 20 aproximadamente) unos 44 millones de pesetas provenientes del plan ADO.Sin embargo, quedan asuntos pendientes. "Nuestras prioridades son tres: mejorar nuestra presencia en televisi¨®n, encontrar un patrocinador para la Liga y lograr m¨¢s recursos para la expansi¨®n de nuestro deporte", explica Pere Robert, presidente de la divisi¨®n de waterpolo de la FEN. "Hemos crecido a nivel medi¨¢tico. Ahora, las televisiones locales y auton¨®micas ofrecen partidos semanalmente y hay un inter¨¦s creciente de los medios de comunicaci¨®n", indica Robert. Las finales de Atlanta y Perth consiguieron unas audiencias importantes: 3.440.000 y 1.534.000 telespectadores, respectivamente.
La FEN negocia actualmente con TVE para conseguir que retransmita un partido semanal.
Sin embargo, necesita un patrocinador para la Liga -posiblemente sea Leche Pascual- para evitar que las retransmisiones sigan siendo una carga para los clubes: el coste de adecuaci¨®n de la piscina (focos, etc¨¦tera) asciende a 300.000 pesetas. TVE no, cobra, pero se queda con los derechos de la publicidad est¨¢tica. La FEN no aspira a cobrar por partido. "Al contrario, ofrecemos todas las facilidades, incluso horarias", cuenta Jan¨¦. El t¨¦cnico espa?ol es rotundo en este aspecto: "Espa?a est¨¢ en deuda con el waterpolo. Una manera de pagarlo ser¨ªa la difusi¨®n por televisi¨®n".
Donde se ha notado un crecimiento espectacular es en la asistencia de p¨²blico a los partidos. La Liga ha renunciado a disputar todos sus partidos en piscinas reglamentarias de 30 x 20 -lo cual obligaba a jugar la mayor¨ªa de ellos en la Sant Jordi o la Barceloneta- y eso ha acercado el deporte a los aficionados. "El a?o pasado asist¨ª a un Matar¨®-Marti¨¢nez al que acudieron 20 aficionados", cuenta Robert. "Sin embargo, ahora hay entradas de 300 y de 500 personas por partido: las piscinas se llenan". La demostraci¨®n de este cambio se produjo en la piscina del Mundial de Madrid, donde el Sabadell gan¨® al Canoe en octubre en la final de la Copa del Rey: hubo unos 4.000 espectadores.
"Sabemos d¨®nde est¨¢n nuestros l¨ªmites y que nunca alcanzaremos el potencial de otros deportes; pero estamos convencidos de que podemos incrementar el n¨²mero de practicantes, atraer a muchos j¨®venes y mantenernos en la ¨¦lite mundial", afirman Robert y Jan¨¦. "Los waterpolistas tal vez no ser¨¢n millonarios del deporte, pero aportamos otros valores importantes: gente muy sana, un cuerpo cuidado, simpat¨ªa, compa?erismo, humildad. Una buena filosof¨ªa de la vida". Esos aspectos son los que han marcado todas las apariciones p¨²blicas de la selecci¨®n de los dos oros. Ellos han abierto el camino hacia la revoluci¨®n que a¨²n queda pendiente.
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