La tentaci¨®n de escribir novelas seduce a cuatro j¨®venes periodistas
G¨¦nero negro, intimismo y amores patol¨®gicos marcan las obras
No renuncian al periodismo por nada del mundo, pero tampoco han podido resistirse a la tentaci¨®n de la novela. Francisco Peregil (Huelva, 1967), Nuria Barrios (Madrid, 1962) y ?ngeles Macua debutan en la literatura con Dulce como la hiel de tus labios (Plaza y Jan¨¦s), Amores patol¨®gicos (Ediciones B) y D¨ªas de luna (Libros del alma). Tambi¨¦n esta semana Daniel M¨²gica (San Sebasti¨¢n, 1967), que compagina el periodismo con la literatura, presenta Coraz¨®n negro (Plaza y Jan¨¦s), una novela de desamor escrita en g¨¦nero epistolar.
Nuria Barrios se encontr¨® con Fernando, de alguna manera el protagonista de su novela fragmentaria, recorriendo el lago de la madrile?a Casa de Campo: "Lo hab¨ªan vaciado para limpiarlo y de entre el barro sobresal¨ªa una una funeraria herm¨¦ticamente cerrada", cuenta Barrios. Aquel acontecimiento dio pie al primer cuento de Amores patol¨®gicos, que luego continuar¨ªa con Julia, la viuda de Fernando, y con la vecina de estos... "As¨ª, como si fueran cerezas, se fueron encadenando los 16 textos y 20 text¨ªculos" de que consta Amores patol¨®gicos.Los protagonistas de las 16 historias han sido retratados por su autora en pleno arrebato pasional de sus respectivas relaciones sentimentales. "La pasi¨®n prolongada se convierte en una patolog¨ªa", dice Barrios convencida de que ¨¦se es el problema de sus personajes.
Barrios, que es colaboradora del suplemento Tentaciones, confiesa que ha escrito el libro "con las tripas", las mismas que pone en cada reportaje period¨ªstico. Amores patol¨®gicos no se sirvi¨®, sin embargo, del material sobrante de sus notas como periodista. Y tampoco lo ha hecho Francico Peregil quien, como redactor de sucesos de local o como, reportero del Domingo de EL PA?S, ha visitado lo mismo comisar¨ªas que poblados chabolistas. Hace cinco a?os, cuando decidi¨® escribir una novela, tom¨® dos decisiones: no utilizar todo "lo que no cab¨ªa en un reportaje" ni las cosas que le hab¨ªan impresionado en el curso de su carrera period¨ªstica. Ten¨ªa claro que la novela se centrar¨ªa en una ciudad, suceder¨ªa, en 24 horas y tendr¨ªa como fondo una trama policiaca. Con esos ingredientes empez¨® a escribir Dulce como la hiel de tus labios.
Lenguaje
Su reto, asegura Peregil, ha sido el lenguaje. No ha querido hacer una novela donde se reflejen los lugares donde acuden los heroin¨®manos o las discotecas donde se divierten los pijos."Un escritor debe ser capaz de hacer verlo que nadie ve porque, hasta en los sitios m¨¢s imnundos, hay cosas bellas", dice Peregil. Como ejemplo de lo que dice el periodista se cita a s¨ª mismo: "Mir¨¦ por ¨²ltima vez hacia el poblado. Sent¨ª que dejaba atr¨¢s las jeringuillas infectas, las navajas de cortar el bacalao y los dientes con sarro, pero tambi¨¦n volv¨ªa la espalda al exquisito, impagable perfume de los jabones baratos que la ma?ana paseaba de cara en cara".Desamor y culpa se ocultan tras la nueva novela de Daniel M¨²gica, en la que, como en las 11 anteriores, hay mucho de su propia historia personal. Para escribir Coraz¨®n negro, M¨²gica ha seguido la consigna de Andr¨¦ MaIraux: "La acci¨®n se mide en t¨¦rminos de acci¨®n".
M¨²gica opt¨® por las cartas en lugar de cap¨ªtulos porque siempre ha pensado que "el amor en literatura se cuenta a trav¨¦s de cartas o con peque?as notas pegadas en el espejo del ba?o para que el amante las lea al levantarse", asegura este escritor para el que no hay diferencia entre periodismo y literatura: "Ambos son subjetivos".
Lejos se halla esta actitud de la opini¨®n de ?ngeles Macua, que ha desarrollado la mayor parte de su tarea informativa en la SER y en Radio Nacional. "D¨ªas de luna fue un cambio total en mi manera de escribir, algo as¨ª como un grito de la libertad para llegar donde quisiera", asegura. Regla, el personaje principal de su novela, es una mujer que nada tiene que perder porque est¨¢ muerta, pero que acabar¨¢ convirti¨¦ndose en el eje central de lo que sucede en Mendica, un pueblo de personajes simb¨®licos.
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