Indignaci¨®n de la prensa porque el fiscal Starr quiere saber sus fuentes
La prensa se incorpor¨® ayer como principal protagonista al dur¨ªsimo pulso entre la Casa Blanca y el fiscal independiente Kenneth Starr. El deseo de Starr de que un asesor de la Casa Blanca le facilite informaci¨®n acerca de sus contactos con periodistas sobre el caso Lewinsky, provoc¨® reacciones indignadas en los medios. El fantasma del macartismo fue evocado en las cr¨ªticas a Starr.Pero mientras zurraban de lo lindo al fiscal por intentar violar el secreto de las relaciones entre los periodistas y sus fuentes de informaci¨®n, los medios tambi¨¦n criticaron la voluntad de Bill Clinton de usar el denominado privilegio ejecutivo para protegerse de una investigaci¨®n sobre un asunto privado.
El privilegio ejecutivo puede ser esgrimido por el presidente y sus asesores para no facilitar informaci¨®n sobre sus conversaciones en la Casa Blanca al Congreso, un tribunal o un gran jurado, seg¨²n acept¨® el Tribunal Supremo en 1974. Pero en la misma sentencia el Supremo dijo que Richard Nixon no pod¨ªa ampararse en este escudo para no entregar las grabaciones que hab¨ªa sostenido en la Casa Blanca sobre el caso Watergate.
Clinton, pese a las cr¨ªticas, ha decidido que sus abogados invoquen el privilegio ejecutivo cuando determinadas personas de la Casa Blanca sean citadas a declarar por Starr ante el gran jurado de Washington que investiga el caso Lewinsky. Cuatro que se consideran protegidas por la raz¨®n de Estado ya han sido convocadas: John Podesta, jefe adjunto de gabinete; Bruce Lindsey, asesor legal de Clinton; Lanny Breuer, abogado de Clinton, y Sidney Blumenthal, ex redactor de The Washington Post y ahora asesor de comunicaci¨®n del presidente.
Todos ante el gran jurado
Starr quiere que cuenten ante el gran jurado todo lo que sepan sobre las relaciones entre Clinton y Lewinsky y sobre la campa?a presidencial para arrojar tierra sobre el esc¨¢ndalo y desprestigiar a la fiscal¨ªa. Argumenta que el caso Lewinsky no es un asunto de seguridad nacional. La juez que dirige las sesiones del gran jurado escuchar¨¢ la pr¨®xima semana los argumentos de las partes.La citaci¨®n de Sidney Blumenthal ha provocado, entretanto, la indignaci¨®n de la prensa. Starr sospecha que Blumenthal orquesta la campa?a de la Casa Blanca de rumores e informaciones denigrantes para el fiscal y su equipo, y para la que incluso han sido contratados detectives privados. Y le ha exigido que facilite todos los nombres, fechas, detalles y materiales de sus relaciones con los periodistas de Washington.
La actitud de Starr es, seg¨²n dec¨ªa ayer un editorial de The New York Times, "un ataque a la libertad de prensa", un intento de "violar la confidencialidad del proceso period¨ªstico" y "un asalto ignorante contra uno de los elementos m¨¢s distintivos y esenciales de la democracia norteamericana".
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