Aviadores chilenos bajo sospecha
Los 41 hombres que componen la Tarea de la paz Chile II han convertido las dos primeras plantas del discreto hotel Al Hayat, en pleno centro de Bagdad, en su cuartel, conocido como Casa Canal. Las habitaciones de la oficialidad est¨¢n separadas de las de la tropa, pero todos acaban confluyendo en un espacio com¨²n, constituido por la cafeter¨ªa, la sala de juegos y las tiendas de la entrada.
Su vida transcurre entre este hotel y la base a¨¦rea de Al Rasheed, cerca de Bagdad, donde esperan pacientemente los helic¨®pteros que deber¨¢n pilotar. En ellos transportan a los t¨¦cnicos de desarme de Naciones Unidas hacia destinos secretos, que en la mayor¨ªa de las ocasiones s¨®lo conocen minutos antes de su partida. A este grupo selecto de aviadores chilenos se le imputa todo tipo de desmanes, desde emborracharse en la calle, en un pa¨ªs donde est¨¢ prohibido beber alcohol en p¨²blico, a vociferar en los restaurantes, utilizar sus walkies-talkies poco menos que como pistolas, o permanecer todo el d¨ªa sentados en la barra del bar de la cafeter¨ªa del cuartel general, la Casa Canal. Todo ello ha ca¨ªdo como una tempestad sobre la peque?a comunidad lationamericana, que se ha encerrado en un pacto de silencio. El ¨²nico en hablar ha sido el comandante Carlos Salazar, quien ha asegurado lac¨®nicamente que se trata de una informaci¨®n err¨®nea, de "un malentendido". La aburrida vida de enclaustramiento endog¨¢mico se interrumpe s¨®lo una vez al mes, cuando se les otorga por riguroso turno rotatorio unas cortas vacaciones de fin de semana, quejes permite volar hacia Chipre o Bahrein, de donde van y vuelven colectivamente en un avi¨®n de Naciones Unidas. Despu¨¦s, el regreso se hace mucho m¨¢s duro, siempre con los ojos puestos en el calendario y con la esperanza de que llegue el fin del sexto mes y con ¨¦l su relevo. "Los recuerdos de nuestra estancia en Bagdad suelen ser siempre los mismos; prendas de cuero o vajillas, que adquirimos en las casas de antig¨¹edades o en esas tiendas de subastas en la que los iraqu¨ªes acostumbran a empe?ar sus ¨²ltimas joyas familiares", asegura uno de esos hombres de la ONU, tratando de desmentir los rumores de supuestos contrabandos.
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