El fil¨®n de los Mij¨¢lkov
Nuevos libros y pel¨ªcula de la familia literaria y cinematogr¨¢fica m¨¢s prol¨ªfica de Rusia
Cuando la familia Konchalovski-Mij¨¢Ikov se pone a producir lo hace a conciencia. Por algo es la m¨¢s prol¨ªfica del no muy exuberante panorama cultural ruso. Ahora, su patriarca y los dos hijos son noticia. Sergu¨¦i Mij¨¢lkov, que ma?ana cumple 85 a?os, poeta, autor de la letra del himno nacional sovi¨¦tico y de numerosos libros infantiles, de los que se han vendido centenares de millones de ejemplares, acaba de publicar un libro de memorias: Ot i do (De aqu¨ª para all¨¢). Su hijo mayor, Andr¨¦i Konchalovski, de 61 a?os, que adopt¨® el apellido de su madre y famoso tanto por sus pel¨ªculas rusas (Siberiada) como por las filmadas en el extranjero (Los amantes de Mar¨ªa), ha realizado la serie m¨¢s cara de la historia de la televisi¨®n de EE UU (Odisea) y, al igual que su progenitor, desgrana sus recuerdos en un libro cuyo t¨ªtulo debe mucho a Pushkin: N¨ªzkiye Istini (algo as¨ª como Verdades bajas).En la presentaci¨®n, en el restaurante Planet Hollywood, asegur¨® que ha efectuado "una especie de psicoterapia" al tratar de sus relaciones "con el mundo, los amigos, las autoridades, Dios, la muerte y la humanidad". Conocido tanto por sus filmes como por sus romances con actrices como Shirley McLaine, Konchalovski, casado tres veces, asegura que "desnudarse en p¨²blico puede bordear el exhibicionismo", pero que "cada uno tiene sus propios l¨ªmites", que ¨¦l no ha traspasado. No es probable que lo haga tampoco en su pr¨®ximo libro, Las mentiras que nos ennoblecen, con el que completar¨¢ el pasaje del Cervantes ruso: "M¨¢s que la oscuridad de las verdades bajas preferimos las mentiras que nos ennoblecen".
En cuanto a su hermano menor, Nikita, de 52 a?os, el inolvidable director de Ojos negros y ganador de un ?scar con Quemado por el sol, se ha empe?ado, como presidente de la Uni¨®n de Cineastas Rusos, en salvar el cine de su pa¨ªs, empezando por la restauraci¨®n de las agonizantes salas, en las que s¨®lo los irreductibles aficionados se atreven a desafiar el fr¨ªo y la incomodidad. Adem¨¢s, tiene a punto su ¨²ltima pel¨ªcula: Sibirski TsifluInik (El barbero de Siberia). Hace unas semanas present¨® en el Museo del Cine de Mosc¨² una exposici¨®n, titulada De Siberia a Sevilla, con materiales del filme, que se estrenar¨¢ en julio y, que protagoniza Julia Ormond, en el papel de una norteamericana que se enamora de un cadete ruso, Andr¨¦i. El propio Nikita interpreta un papel y se mete en la piel y en los suntuosos trajes del pen¨²ltimo zar, Alejandro III.
Nikita, dicho sea de paso, empez¨® a hablar espa?ol antes que ruso porque en su casa viv¨ªa una ni?a de la guerra, Juanita. "Cuando mi madre estaba embarazada", afirma, "Juanita dijo que se quedar¨ªa en la casa si nac¨ªa un ni?o. Nac¨ª yo y se qued¨®, hasta que se cas¨® con un emigrante espa?ol". Puede que uno de los dos hermanos, o ambos al alim¨®n, se decidan alg¨²n d¨ªa a llevar al cine la que podr¨ªa ser su pel¨ªcula m¨¢s apasionante: la historia de su propia familia, repleta de grandes personajes que parecen sacados de una novela rom¨¢ntica.
El gui¨®n deber¨ªa, reservar un buen papel para la madre de Nikita y Andr¨¦i, Natalia Konchalovskaia, hija y nieta de grandes pintores. Su abuelo Vasili. Surikov era, y es, una gloria nacional sobre la que la propia Natalia escribi¨® un libro con sus impresiones de infancia. Pero es a¨²n m¨¢s conocida por un poema hist¨®rico, Nuestra antigua capital, en el que se inspir¨® su hijo Andr¨¦i para un espectacular montaje, el pasado septiembre, en la plaza Roja de Mosc¨², dentro de los fastos del 850? aniversario de la fundaci¨®n de la capital.
La hipot¨¦tica pel¨ªcula tendr¨ªa algunos momentos tristes, como la muerte en 1988 de Natalia, una tragedia que marc¨® a sus hijos, de los que fue asesora y, amiga ¨ªntima, pero de la cual pudo reponerse su marido, Sergu¨¦i, que se cas¨® hace un a?o con una f¨ªsica 30 a?os m¨¢s joven. En De aqu¨ª para all¨¢, el patriarca de la familia explica -que no justifica- su colaboraci¨®n, que lleg¨® al entusiasmo, con el r¨¦gimen. sovi¨¦tico. Recibi¨® la Orden de Lenin y la estrella de oro de H¨¦roe del Trabajo Socialista, y fue durante 20 a?os, hasta. 1990, presidente de la Uni¨®n de Escritores. Quienes le conocen bien dicen, sin embargo, que ten¨ªa un talante liberal y que utiliz¨® su influencia para ayudar a muchos hombres de letras perseguidos en el invierno comunista.
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