Le Pen quiere romper el cerco
El FN aspira a salir del aislamiento en los comicios regionales franceses
Como casi siempre que act¨²a el l¨ªder, los vibrantes compases del Coro de los esclavos, el pasaje de Nabucco, la ¨®pera verdiana, entretienen en Niza la espera de varios miles de simpatizantes del Frente Nacional (FN) que ocupan disciplinadamente sus asientos tras haber pasado el riguroso control de los detectores de metales para asistir al mitin de la campa?a para las elecciones regionales y cantonales que se celebran en Francia el pr¨®ximo domingo. Personas de la tercera edad y tambi¨¦n j¨®venes, algunos con la cabeza rapada, pueblan el recinto dispuesto en el centro de la ciudad bajo una gran carpa de circo engalanada seg¨²n el clasicismo habitual.Jean-Marie Le Pen apura la campa?a con la esperanza de que, esta vez s¨ª, podr¨¢ romper el cord¨®n sanitario establecido en tomo a su formaci¨®n, el pacto republicano que obliga a los partidos democr¨¢ticos a no aliarse con la extrema derecha. Sabe que lejos de la c¨²pula dirigente de los partidos, los consejeros regionales y cantonales no ven siempre las cosas de igual manera y flaquean mucho en sus convicciones cuando ven que su reelecci¨®n est¨¢ en peligro. El propio Fran?ois Mandel, ex secretario general del partido gaullista Uni¨®n para la Rep¨²blica (RPR), candidato en dificultades al consejo general de L'Oise, y el antiguo ministro de Interior Charles Pasqua han anunciado p¨²blicamente lo que otros comparten en secreto, que est¨¢n muy dispuesto a aceptar los votos del FN. Aunque la palabra pacto est¨¢ siempre ausente en estas declaraciones, cualquiera que haya asistido a un mitin de Le Pen sabe que el FN no va aupar a sus enemigos de la derecha a cambio de nada.
Las elecciones ofrecen una nueva oportunidad al FN para salir del ostracismo y extender sus redes entre los cargos locales de la derecha democr¨¢tica. Seg¨²n las encuestas, las tres cuartas partes de los franceses creen que el partido de Le Pen supone un peligro real para la democracia, pero tanto en el RPR como en la liberal Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF) existen fuertes corrientes internas que comparten gen¨¦ricamente buena parte de las ideas del FN y reclaman la alianza con la formaci¨®n de Le Pen, que cuenta con el 15% de los votos. Debilitada electoralmente la derecha democr¨¢tica se encuentra ante un panorama comprometido ya que por s¨ª sola no parece capaz de hacer frente a la "izquierda plural". Surgen as¨ª en su seno quienes, como el antiguo ministro y editorialista de Le Figaro Alain Peyrefitte, teorizan sobre lo inevitable de la alianza con el FN, de la ruptura del pacto republicano.
Campa?a callejera
Para conjurar esa tentaci¨®n, para frenar el ascenso de esa mezcolanza de populismo, xenofobia y autoritarismo surgida nuevamente desde el basurero de la historia, para luchar contra el intento de trasladar a los extranjeros la responsabilidad de las dificultades econ¨®micas, numerosos colectivos ciudadanos han promovido a la largo de esta campa?a movilizaciones callejeras de rechazo expreso al FN. Quince mil personas se manifestaron en Toulouse y muchos miles m¨¢s han hecho lo propio coincidiendo con actos electorales de la extrema derecha. El pasado domingo en Marsella, a iniciativa de la Uni¨®n de Estudiantes Jud¨ªos de Francia, los representantes de los partidos se comprometieron a no pactar con el FN, sea cual sea el resultado electoral, y a apoyar al candidato dem¨®crata a la presidencia de los Consejos Regionales mejor situado. El compromiso resulta muy oportuno puesto que el FN ha transmitido su disposici¨®n a apoyar a la alianza RPR-UDF en la regi¨®n de Par¨ªs, si estos le apoyan en su feudo de la Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA). La respuesta real se conocer¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 20 cuando los consejeros electos voten al presidente. "S¨ª, hay que expulsar a todos los inmigrantes clandestinos", declara Stephen Durbel, consejero regional de la PACA, terreno abonado de pied noirs (franceses que tuvieron que abandonar Argelia tras la independencia), de fuerte inmigraci¨®n y paro, la regi¨®n en la que el FN ha convertido a los municipios sat¨¦lites marselleses de Orange, Marignane, Toulon y Vitrolles en sus principales bastiones. "Hay que acabar con el sistema de subvenciones que atrae a los extranjeros a Francia. ?Es normal, no?. Cualquiera de nosotros prefiere ayudar a su hija que a su vecina", a?ade este joven militante que el FN exhibe como ment¨ªs viviente a la acusaci¨®n de racismo.Hijo de martiniqu¨¦s y de vasca de Bayona, Durbel, de 27 a?os, es un protegido de Le Pen porque el l¨ªder ha prologado el libro en el que expresa sus ideas y sus ambiciones pol¨ªticas. "La Martinica es tan francesa como Niza, yo soy franc¨¦s al 100% y me siento bien en mi piel. Ser franc¨¦s es un estado de ¨¢nimo, es estar dispuesto a dar la vida por Francia, tal y como me ense?aron en el Ej¨¦rcito", afirma.
Sostiene que hay que expulsar a todos los inmigrantes, "a los 6 millones", que hay que quitarles los subsidios y dar prioridad a los franceses. "Con tanto musulm¨¢n y tanto negro, ya no se sabe qu¨¦ es este pa¨ªs", observa. "La derecha y la izquierda es lo mismo, todo est¨¢ podrido", sentencia. La mujer que se encuentra unas filas m¨¢s atr¨¢s resulta ser nieta de espa?oles. Tambi¨¦n ella cree que Le Pen: "Es el ¨²nico pol¨ªtico que trabaja para Francia y no para ¨¦l mismo".
Muy teatral, Le Pen encadena an¨¦cdotas sucesivas entre el aplauso y regocijo general. "?Por qu¨¦ nos tienen tanto miedo?", se pregunta con aire ingenuo. Ridiculiza a los dirigentes de la derecha democr¨¢tica, los incluye alegremente en el campo de la mafia y se escandaliza de que alguien pueda llegar a creerse las escenas, grabadas por la televisi¨®n, que le muestran iracundo, agrediendo a una diputada socialista. "Fue ella, yo me defend¨ª un poco, no tengo por costumbre tocar a una mujer". "Bueno a?ade malicioso, en plan distendido, "como no sea a una mujer que me guste, claro". El p¨²blico celebra la gracia, pero cuando Le Pen habla del destino truncado de Francia y de los traidores a la patria las miradas se tornan duras. Le Pen reitera impl¨ªcitamente su envenenada oferta: "La derecha se encuentra en una posici¨®n suicida, se deja arrastrar al suicidio pol¨ªtico porque la izquierda le proh¨ªbe aliarse con el FN".
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