'Auto de fe'
Quien tras la lectura de la cr¨ªtica que el se?or Molinuevo hace del libro de Gregorio Mor¨¢n sobre Ortega y Gasset (Auto de fe, EL PA?S Babelia, 7 de marzo de 1998) se atreva todav¨ªa a leerlo, probablemente se sorprenda al no encontrar nada o casi nada de lo que se denuncia en tal cr¨ªtica.El libro, ciertamente, es un "desfile de nacionalcat¨®licos convictos y confesos", como dice el autor de la rese?a. ?Alguien esperaba encontrar otra cosa en la Espa?a que va del final de la guerra civil hasta 1955? ?No eran falangistas los que all¨ª aparecen como falangistas? ?Los art¨ªculos y libros de un catolicismo m¨¢s o menos ultramontano que se citan no fueron escritos por los autores que all¨ª aparecen? S¨®lo que en este "desfile" los nacionalcat¨®licos no est¨¢n "encabezados por Ortega". No se dice tal cosa en el libro de Mor¨¢n. Precisamente, el texto muestra la aversi¨®n que ese nacionalcatolicismo profes¨® a Ortega (y viceversa) por su irreductible laicismo. Pasma igualmente la afirmaci¨®n de que el libro de Gregorio Mor¨¢n desvirt¨²a "el nacimiento de la democracia en Espa?a". ?Quiere decir J. L. Molinuevo que los La¨ªn Entralgo, J. L. Pinillos, Aranguren, y otros que cita al final de su art¨ªculo, pensaban (y dieron cuenta de ello), a la altura de los a?os que van de 1939 a 1955, en el nacimiento de una democracia en Espa?a que no fuese la "org¨¢nica"?
No puede afirmarse que "tampoco se analizan sus obras (de Ortega)" despu¨¦s de leer el recorrido que en el libro se hace por la obra escrita, las conferencias y cursos del fil¨®sofo en esos a?os. Se ataca a Mor¨¢n por no "entrar en di¨¢logo con los especialistas que han trabajado sobre Ortega"; pero su texto no es -¨¦l mismo nos lo dice en varias ocasiones- una biograf¨ªa (intelectual o completa) de Ortega; pretende retratar al Ortega que tras la guerra civil vuelve a Espa?a en 1945. Adem¨¢s, ?no son especialistas Gray Rockwell, Nelson T. Orringer, Ferrater Mora, Mor¨®n, Rodr¨ªguez Hu¨¦scar, Antonio Elorza, Gonzalo Redondo, Genoveva Garc¨ªa Queipo de Llano ... ?
No es cierto que la imagen que Mor¨¢n tiene de Ortega sea la de "un chulito madrile?o aburrido de Kant"; as¨ª es como en alguna ocasi¨®n Ortega "se describi¨® ante su disc¨ªpulo Juli¨¢n Mar¨ªas" (p¨¢gina 210). Tampoco lo es que se persiga "con especial fijaci¨®n" la sexualidad de Ortega, asunto al que no se dedican m¨¢s de dos p¨¢ginas, tirando por lo alto, de las 524 del libro.
Las "manifiestas contradicciones" de las que habla el autor de la rese?a no aparecen y menos en lo que ata?e a la postura de Ortega con respecto al r¨¦gimen de Franco, y de este r¨¦gimen (y sus intelectuales org¨¢nicos o los que aspiraron a serlo) respecto a ¨¦l. Al contrario, este asunto es central en el libro de Mor¨¢n y su tratamiento clarificador. Tambi¨¦n habla Molinuevo de las "dudas iniciales (de Ortega) sobre reg¨ªmenes autoritarios", pero Mor¨¢n muestra en su libro que esas dudas no existieron, y no precisamente porque Ortega mantuviera una posici¨®n contra la rebeli¨®n militar, ni contra el r¨¦gimen surgido de la guerra civil, ni contra otros autoritarismos de la ¨¦poca.
No s¨¦ a qui¨¦n puede beneficiar el libro de G. Mor¨¢n, aparte de a ¨¦l mismo y a sus lectores. A quienes no beneficia esta rese?a de Molinuevo es a quienes esperamos encontrar en las cr¨ªticas de prensa valoraciones de una obra, s¨ª, pero no tergiversaciones de sus contenidos o lecturas no s¨¦ si apresuradas o producto de la mala fe-
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