La filmaci¨®n de una muerte real en la cadena BBC divide a los brit¨¢nicos
El cuerpo humano, la nueva serie sobre biolog¨ªa que a BBC emitir¨¢ en mayo pr¨®ximo, enfrenta a la sociedad brit¨¢nica incluso antes de su pase oficial. resentada como una producci¨®n cient¨ªfica que recorre las edades del hombre a trav¨¦s de la evoluci¨®n de su "soporte f¨ªsico" la ¨²ltima de sus etapas, la muerte, es la causante de la pol¨¦mica. El fallecimiento de un enfermo terminal de c¨¢ncer es mostrado desde su hogar en una comunidad rural.
Tanto el paciente como su familia accedieron a la filmaci¨®n. Sin embargo, cruzar la ¨²ltima barrera televisiva y presentar un ¨®bito real, no ficticio, ha probado ser mucho m¨¢s desconcertante de lo previsto por la propia televisi¨®n p¨²blica brit¨¢nica, a tenor de la pol¨¦mica creada.El principal defensor del programa y de las conflictivas im¨¢genes finales es el doctor Robert Winston, uno de los mayores expertos del Reino Unido en fertilidad. Como cient¨ªfico, su val¨ªa est¨¢ fuera de toda duda. En su papel de presentador, la autoridad moral ganada con su trabajo en el Robert Winston. hospital londinense de Hammersinith est¨¢ poni¨¦ndose a prueba estos d¨ªas.
Despu¨¦s de que dos rotativos, Daily Mail y Evening Standard, criticaran con ardor la filmaci¨®n, Robert Winston ha aireado su opini¨®n.
"La medicina ha avanzado mucho en el tratamiento de heridas y enfermedades, pero el mayor cambio en la vida del hombre sigue siendo la muerte. Evitar mostrarla y no tratar de comprenderla, con todo su misterio y el miedo que infunde, ser¨ªa como despreciar uno de los momentos esenciales de nuestra existencia", ha dicho desde las p¨¢ginas del matutino The Times.
Famoso por tomar decisiones controvertidas, como ayudar a una enferma de sida a concebir un hijo, lo que le trajo no pocos problemas incluso con su propio equipo, o apoyar la fecundaci¨®n artificial de lesbianas, Winston cuenta c¨®mo Paul (un nombre ficticio) accedi¨® a que la televisi¨®n filmara su ¨²ltimo suspiro. Ten¨ªa un c¨¢ncer inoperable de est¨®mago," y Chris Spencer, el productor, ha conseguido un programa conmovedor y hermoso".
Lord Winston no ignora que romper ciertos tab¨²s en televisi¨®n y en horas de m¨¢xima audiencia conlleva ciertos riesgos. El final de una vida que se intenta mostrar con respeto puede transformarse en una imagen sensacionalista e incluso insoportable para muchos. "La propia televisi¨®n sirve violencia y otros horrores a diario. Pero cuando la muerte es presentada de forma sensible y constructiva la reacci¨®n, parad¨®jica por cierto, es de ansiedad", se lamenta.
Para contrarrestar dicho estado, el programa incluye la visita realizada por un vecino y su hija de 10 a?os al moribundo. La peque?a le pone unas flores silvestres en la mano y canta una canci¨®n popular irlandesa junto a su padre. El enfermo terminal recupera la sonrisa por un momento. "La ni?a no est¨¢ angustiada y ah¨ª radica la mayor lecci¨®n. Escondemos tanto la muerte que todo lo que la rodea nos parece luego exhibicionismo", concluye el presentador.
Un viaje ¨ªntimo
Desde su columna en The Independent, Suzanne Moore recuerda tambi¨¦n lo habituados que estamos a la muerte en series m¨¦dicas y polic¨ªacas. En el fondo, hay un elemento hip¨®crita en las cr¨ªticas, viene a decir. "Est¨¢ muy pr¨®xima a¨²n la excitaci¨®n general por las supuestas fotos de una princesa agonizante", recuerda. Moore rememora la muerte de su propia madre en una residencia para pacientes desahuciados. "El comportamiento del personal lo convirti¨® en el final de un viaje ¨ªntimo y no en la derrota de la medicina".La columnista reconoce que no sabe si ver¨¢ el programa, pero quiere tener derecho a elegir. "Ocultar la muerte no lograr¨¢ conjurarla". En cuanto a la propia televisi¨®n BBC, mantiene por ahora la programaci¨®n prevista. Para demostrar que considera la serie como una, m¨¢s, los responsables de la cadena p¨²blica acaban de presentarla dentro del conjunto de sus ofertas para la temporada primavera-verano.
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