Progreso
Un caballero no puede llevar un tel¨¦fono de bolsillo: se r¨ªen de m¨ª. No soy un caballero, soy "uno". Un hombre. Como Clinton llevando la mano de las becarias a la henchida bragueta presidencial; como el escolar de 14 a?os que ha embarazado por segunda vez a la maestra que fue a la c¨¢rcel por ¨¦l; como el que enamor¨® por Intemet a una colegiala y le condenan a 20 a?os. Hay que asumirlo todo y ser lo que se es: un hombre, mas all¨¢ de la nueva moral, dentro del error. Un hombre no es s¨®lo alguien que no es una mujer. La condici¨®n natural tardar¨¢ siglos en estar vencida. Cuando ya no haya tel¨¦fonos de bolsillo: tienen algo, en su forma y su peso, de periclitados. Como la ingle de Clinton. Se r¨ªen de m¨ª: por el beso a la tecnolog¨ªa. Tampoco, dicen, eso es bueno: no se debe ser hombre, no se debe ser tecnol¨®gico. Hay que tener una elegancia antigua. Lo tengo: pero no llamo, no me llaman. No he dicho a nadie mi n¨²mero. No tengo a qui¨¦n decir algo, cuando ando por la calle. Lo llevo, a lo mejor, para pedir socorro. 0 sea, para el mon¨®logo.No lo llevo por esnobismo, sino por admiraci¨®n: estas extensiones que el ser humano crea son nuestra evoluci¨®n. La figura humana es la misma que ahora que cuando nac¨ª; pero el ser actual es otro, y vuela, navega, habla a distancia, mira los astros, fija su memoria y sus pensamientos y las im¨¢genes; ve el mundo, ve el dolor y el placer. Mejor hombre que en el Renacimiento, por favor. Aunque tenga que escuchar alguna risa sard¨®nica:-Luego t¨² ves la televisi¨®n... Ah, pero t¨² escribes con ordenador... Conque te conectas a Internet...". Hay una especie de t¨ªr¨®n el¨¢stico hacia el pasado: como si para ser un caballero hubiera que montar a caballo; para hablar a distancia, dar gritos; para escribir, correr tras una gallina, arrancarle una pluma, afilarla con un -claro-cortaplumas, mezclar unos polvillos para hacer tinta y escarbar en el pergamino. Quiz¨¢ exhiba una raz¨®n el progresista que detesta el progreso: la t¨¦cnica encarece la vida, agranda las distancias entre civilizaciones, reduce el trabajo humano, distancia las clases sociales. A Marx se lo dijeron cuando las m¨¢quinas de vapor empezaban a resoplar: "No hay que destruir los telares mec¨¢nicos" dijo, "hay que apoderarse de ellos". Lo que a m¨ª s¨ª me da un poco de risa es cuando oigo decir, por televisi¨®n o en los libros o por el tel¨¦fono de bolsillo, que Marx se ha quedado antiguo. A los cien a?os del Manifiesto, camina jovial y entero.Como John Walker.
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