Uno de los ni?os de la matanza de Arkansas aprendi¨® a disparar cuando ten¨ªa seis a?os
A. G., de 11 a?os de edad, uno de los dos autores de la matanza en la escuela de Jonesboro, en el Estado norteamericano de Arkansas, es hijo y nieto de propietarios de armas muy aficionados a la caza mayor, y desde su primera infancia acompa?aba a sus mayores en excursiones cineg¨¦ticas y era autorizado a empu?ar pistolas y fusiles. La informaci¨®n, que fue contada con enorme naturalidad por Doug Golden, el abuelo del muchacho, ha reabierto en Estados Unidos el debate sobre la enorme facilidad con la que los ni?os y adolescentes acceden actualmente a las armas.
Los medios de comunicaci¨®n norteamericanos reprodujeron ayer la aterradora imagen, tomada de un v¨ªdeo familiar, de A. G. empu?ando una pistola y apuntando con precisi¨®n a un objeto que no llega a verse. Aunque la fecha de la escena no es conocida, Golden debe tener seis a?os de edad, el periodo en que, seg¨²n su abuelo, comenz¨® a acompa?ar a su padre, empleado de correos, y a ¨¦l mismo en ejercicios de tiro y partidas de caza.Doug Golden declar¨® que el muchacho le ha confesado haber sido la persona que activ¨® la alarma de incendios en la escuela y el autor de "algunos de los disparos" que siguieron a la salida a la calle en tromba de los alumnos y profesores. Lo hizo, seg¨²n la polic¨ªa, en uni¨®n de su amigo M. J., de 13 a?os, que quer¨ªa vengarse en un grupo de alumnas del hecho de haber recibido calabazas de una chica que consideraba su novia.
El pasado fin de semana, A. G. lo pas¨® practicando tiro deportivo con pistola con su padre. En la ma?ana del martes, el d¨ªa de la emboscada sangrienta en la escuela, fue con su amigo M. J. a la casa de su abuelo y, por la parte trasera, los dos chicos penetraron subrepticiamente en el s¨®tano donde ¨¦ste guarda sus armas. All¨ª se apropiaron de tres rifles, cuatro pistolas y cientos de cargadores de munici¨®n.
Luego se fueron a un descampado pr¨®ximo a la casa de M. J., probaron las armas y se quedaron con las tres que consiguieron cargar y disparar. Desde ah¨ª se fueron a su escuela y desencadenaron la emboscada. Seg¨²n el abuelo de A. G., s¨®lo "intentaban asustar a sus compa?eros".
La Asociaci¨®n Nacional del Rifle (NRA), cuya m¨¢xima figura es el actor Charlton Heston, difundi¨® ayer un comunicado lamentando la matanza de la escuela de Arkansas, pero a?adiendo que "no tiene nada que ver con el tema de la legalidad de las armas, sino con un problema de sociedad". La poderosa NRA es el principal lobby a favor del derecho constitucional estadounidense a tener armas y, a trav¨¦s de un personaje de tebeo llamado Eddie Eagle, hace campa?as para hacerlas simp¨¢ticas a los ni?os.
Aceptando las tesis de la NRA y en un nuevo ejemplo del clima dominante en el Estados Unidos profundo, el principal debate de ayer en el Estado de Arkansas no versaba sobre c¨®mo poner coto a la compra y posesi¨®n de armas de fuego, sino sobre la necesidad de cambiar las leyes para que los criminales menores de 14 a?os puedan ser juzgados, condenados y castigados como adultos.
Los desencadenantes de la pol¨¦mica, M. J. y A. G., permanec¨ªan recluidos tras haber sido formalmente acusados de ser los francotiradores que el martes mataron a cuatro alumnas y una profesora en la escuela de Jonesboro.
Los dos chicos, acusados de 5 homicidios y de lesiones a otras 10 personas, comparecer¨¢n ante un tribunal el pr¨®ximo 29 de abril. Pero, de acuerdo con las leyes de Arkansas, no podr¨¢n ser juzgados como adultos. En caso de ser condenados, s¨®lo podr¨¢n ser encarcelados hasta que cumplan los 21 a?os de edad, lo que en la pr¨¢ctica se traducir¨¢ por su puesta en libertad a los 18 a?os. Esa perspectiva escandalizaba ayer a muchos vecinos del Estado de donde es originario Bill Clinton.
Jimmy Jeffres, miembro del Capitolio de Arkansas, record¨® con indignaci¨®n que el a?o pasado propuso, sin ¨¦xito, una ley para que Ios criminales puedan ser juzgados como adultos a partir de los 12 a?os". El gobernador republicano de Arkansas, Mike Huckabee, expres¨® su apoyo a esa idea, al igual que el sheriff del condado donde ocurri¨® la matanza, Tommy Free. "Para aquellos que planean sus asesinatos a sangre fr¨ªa, no importa cual sea su edad, la rehabilitaci¨®n o no debe ser la prioridad", dijo el sheriff. "Cualquiera que planea y ejecuta un acto tan bestial como ¨¦ste no pertenece a la sociedad".
Decenas de ni?os y adolescentes que luc¨ªan lazos blancos y atravesaban un mar de ramos de flores regresaron a sus clases en la escuela de Jonesboro. "La vida sigue", dijo Colby Brooks, de 12 a?os, que como muchos de los chicos y chicas iba acompa?ado por su madre.
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