El burlador de Belgrado
SI SE trataba de presionar a Milosevic, la reuni¨®n sostenida el martes en Bonn por el Grupo de Contacto ha resultado sumamente decepcionante. Es el l¨ªder serbio quien parece haber forzado a la comunidad internacional, en vez de imponer ¨¦sta sus tesis a Milosevic. Mientras los ministros de EE UU, Rusia, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia estaban reunidos con otros representantes de la zona, la se?al que envi¨® Milosevic no pudo ser m¨¢s preocupante: m¨¢s represi¨®n en Kosovo y la entrada en el Gobierno de Serbia de la extrema derecha. Pero varios de los asistentes a la reuni¨®n de Bonn, especialmente los representantes de Francia y Alemania, prefirieron ignorar estos ominosos avisos del burlador de Belgrado para ver con buenos ojos los supuestos pasos positivos dados en Kosovo por el r¨¦gimen yugoslavo: retirada de la polic¨ªa especial -?qui¨¦n la verifica?- y algunos gestos insuficientes en el terreno educativo dirigidos a la comunidad albanesa. Lo peor es que Milosevic intenta jugar y confundir una vez m¨¢s a una comunidad internacional dispuesta a premiarle si da marcha atr¨¢s en conflictos que ¨¦l mismo provoca. Pese a ser una pieza central para la paz en Bosnia, es imposible confiar en Milosevic, ya que sigue una estrategia pol¨ªtica de pura supervivencia en vez de facilitar de una vez una alternativa pol¨ªtica, econ¨®mica y social. Es justamente la b¨²squeda de esta alternativa democr¨¢tica, respetuosa de los derechos humanos y de las minor¨ªas, el mandato esencial que la OSCE y la UE han dado a Felipe Gonz¨¢lez. Esto, como se?al¨® ayer el ex presidente espa?ol, lo acepta formalmente Belgrado, para cuyo Gobierno tal misi¨®n no constituye ya una injerencia en los asuntos internos yugoslavos. Pero para Milosevic la cuesti¨®n de Kosovo s¨ª es un "asunto interno". El grupo ha hecho serios esfuerzos para pronunciarse en contra de la independencia de la provincia de mayor¨ªa ¨¦tnica albanesa y agitar incluso el se?uelo del reingreso de Yugoslavia en la OSCE. Tratando de evitar su ruptura interna, la decisi¨®n del Grupo de Contacto ha consistido en no decidir: en se?alar que dentro de un mes tal vez resolver¨¢n aplicar las principales sanciones que se decidieron el pasado 9 de marzo. Entretanto, el Consejo de Seguridad de la ONU ha de pronunciarse el pr¨®ximo martes sobre el embargo de armas a Yugoslavia. En su seno pueden resurgir las divisiones que se dieron el martes en Bonn, especialmente por parte de Rusia, que no est¨¢ dispuesta a castigar a su aliado serbio. Tras su fracaso del martes, el Grupo de Contacto ha perdido operatividad a pesar de la parafernalia que le rodea. Frente a la burla de Milosevic, que sabe sacar provecho de las divisiones de las grandes potencias, la comunidad internacional s¨®lo recuperar¨¢ credibilidad y efectividad si la Uni¨®n Europea act¨²a con una estrategia ¨²nica, aportando medios humanos y materiales. Para Yugoslavia y para todos los Balcanes, pues s¨®lo as¨ª se llegar¨¢ a una soluci¨®n estable en Kosovo que no ponga en peligro la reconstrucci¨®n de Bosnia ni genere nuevas tensiones. Ha de hacerlo conjuntamente con Estados Unidos: la clave puede estar en apretar a¨²n m¨¢s las tuercas a la econom¨ªa yugoslava y no caer en las trampas para elefantes que tiende Milosevic. Como se?al¨® la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, "el tiempo no est¨¢ de parte de la moderaci¨®n en Kosovo", donde crecen los s¨ªntomas de preparativos para lo que podr¨ªa ser una cruenta guerra con consecuencias en toda la zona. En tales circunstancias, no se dan las condiciones para que Felipe Gonz¨¢lez inicie su misi¨®n. Pero, a la par que m¨¢s dif¨ªcil, ¨¦sta es cada vez m¨¢s urgente y esencial.
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