Los fallos de Valencia
Un viaje de trabajo a Valencia el fin de semana precedente a San Jos¨¦ me alegr¨®: Levante, sus gentes y sus fiestas siempre me han atra¨ªdo. Recal¨¦ en el hotel m¨¢s estrellado de la ciudad, carente, no obstante, de parking propio. ?se pudo ser el detonante de mi traca particular. A la ma?ana si guiente a la llegada comprob¨¦ con desagradable sorpresa que el maletero de mi veh¨ªculo, estacionado en la esquina contigua al hotel, hab¨ªa sido meticulosamente desvalijado, y el resto de la cabina revuelto sin consideraci¨®n. Al disgusto sigui¨® la consternaci¨®n producida por la persona que atendi¨® mi llamada en la comisar¨ªa m¨¢s cercana -a la que me dirig¨ª telef¨®nicamente para comunicar el hecho y para preguntar c¨®mo y cu¨¢ndo deb¨ªa presentar la oportuna denuncia-, quien se limit¨® a preguntar si el autom¨®vil ten¨ªa matr¨ªcula de Valencia. Al responderle que era de Madrid, mi interlocutor se limit¨® a contestar: "Es l¨®gico". Le suger¨ª autom¨¢ticamente que cambiase el t¨¦rmino "l¨®gico" por el de "habitual", si es que lo es. Del comentario subsiguiente, cuando pregunt¨¦ el mejor momento para acercarme a la comisar¨ªa a formalizar la queja, deduje que el caso era m¨¢s frecuente de lo que yo pudiera suponer, ya que se me aconsej¨® no ir entonces -era mediod¨ªa-, puesto que muchas personas hac¨ªan cola para dejar constancia de haber sufrido el mismo atropello.?L¨®gico, habitual? En cualquiera de los casos vaya una recomendaci¨®n a la autoridad pertinente. Si el caso es habitual, que imponga un control eficaz para la detenci¨®n de los amigos de lo ajeno que convierten las concentraciones multitudinarias en cotos de caza privados, depurando al tiempo el vocabulario de algunos informadores oficiales, para que eviten ese "l¨®gico", que puede alarmar m¨¢s a¨²n a cualquier visitante en la situaci¨®n en la que yo me encontr¨¦. Si no hab¨ªa error en el mensaje y donde escuch¨¦ "l¨®gico" era eso lo que deb¨ªa o¨ªr, la cosa puede ser m¨¢s grave. La ¨²nica ocurrencia desde mi estupor es la idea naif de regalar disuasorias matr¨ªculas "de pega", precedidas por la "V" de Valencia, a todo el que llega a la capital del Turia. Cualquier cosa menos asustar a los cientos de miles de viajeros que se sienten atra¨ªdos por las universalmente reconocidas fiestas del fuego. De no adoptarse medidas, el pr¨®ximo a?o -y eso s¨ª ser¨ªa "l¨®gico"-, a las fallas valencianas, va a ir Rita (Barber¨¢, no: la Cantaora).-
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