"He vivido una caza de brujas que espero que no afecte a mi carrera"
, Ha pasado un calvario de 26 meses y ahora tiene enormes ganas de hablar. "Esta boca no va a estar calladita", se?ala este cantante y actor tras ser absuelto hace unos d¨ªas de un presunto delito de corrupci¨®n de menores en el llamado caso Arny, de Sevilla. El subconsciente traiciona a Javier Gurruchaga cuando afirma que "la venganza es un plato que se sirve cruel" para corregir enseguida y exclamar: "Bueno, se sirve fr¨ªo, pero tambi¨¦n cruel". Indignado con los sectores de la prensa que califica de "amarillos, escandalosos y patrocinadores de una aut¨¦ntica literatura de terror", Gurruchaga declara: "He vivido una caza de brujas que espero que no afecte a mi carrera".El cantante cita, una y otra vez, pel¨ªculas como Falso culpable, de Alfred Hitchcock, la famosa historia de un inocente m¨²sico de jazz interpretado por Henry Fonda y que se ve implicado en un asesinato. La he visto en varias ocasiones duante los ¨²ltimos meses, tambi¨¦n he le¨ªdo biograf¨ªas de actores norteamericanos que fueron linchados porque lleg¨® un momento en que cre¨ªa ser Jack el destripador o el vampiro de D¨¹sseldorf. Pero mi mejor terapia, lo que me recomendaron los amigos, fue seguir trabajando. Mi mayor preocupaci¨®n era c¨®mo pod¨ªa afectar todo el proceso y el juicio del caso Arny a mi carrera profesional. Porque yo vivo del favor de un p¨²blico que afortunadamente no he perdido, pese a las falsas imputaciones y a una especie de juicio popular y paralelo que hemos padecido los implicados en el caso Arny". Ahora ya tiene el ansiado "papelito", como define Gurruchaga a la absoluci¨®n en el juicio y por eso el cantante reclama "respeto absoluto a esa sentencia". "Espero que el tipo de prensa o de televisi¨®n que me linch¨® durante el proceso, difunda ahora mi absoluc¨ª¨®n con la misma vehemencia con la que trataron mi inculpaci¨®n. La verdad es que nunca pens¨¦ que algunos medios de comunicaci¨®n llegaran a ser tan sanguinarios".
Este artista vasco, nacido en San Sebasti¨¢n en 1958 y que reside en Madrid desde hace 20 a?os y que siempre ha jugado a ser un iconoclasta y un provocador, pide que la prensa adopte un c¨®digo deontol¨®gico para evitar, abusos en el tratamiento de te mas de la vida privada. "El caso de Lady Di", comenta, "refrenda esta tesis de los que pedimos respeto hacia nuestra vida privada. Mucha gente se cree due?a y se?ora de otras vidas s¨®lo por el simple hecho de que las viven personas p¨²blicas. Yo nunca he negociado con mi vida privada. Por eso no he podido entender la absoluta indefensi¨®n que sufr¨ª, una situaci¨®n que apenas pude soportar con el trabajo y con el silencio".
Ha recorrido los escenarios de todo el pa¨ªs con su musical de Quo vadis?, ha encarnado a un presentador de televisi¨®n en la pel¨ªcula Siempre hay un camino a derecha, y en la actualidad est¨¢ embarcado en editar precisamente la banda sonora de aquel espect¨¢culo. Con el Imagine de John Lenon como bandera, Gurruchaga convoc¨® hace unos d¨ªas una rueda de prensa y despu¨¦s actu¨® en la apertura del congreso de Nueva Izquierda. El suplicio de aguardar durante m¨¢s de dos a?os un juicio y una absoluci¨®n me han permitido delimitar con una precisi¨®n meridiana qui¨¦nes son sus amigos de verdad y qui¨¦nes s¨®lo se acercan a los personajes famosos cuando est¨¢n en la cresta de la ola para abandonarlos como colillas en cuanto las cosas se tuercen. "He sufrido muchos silencios a mi alrededor, he observado muchas miradas que cambiaban el gesto y con frecuencia me he sentido bajo sospecha por parte de gentes que consideraba amigos. Era inocen te y ten¨ªa la conciencia muy tranquila, pero lo cierto es que los momentos l¨ªmite sirven para medir la aut¨¦ntica val¨ªa de las personas".
Tiene sinceras palabras de gratitud y de elogio para Cristina Almeida, su abogada, o para compa?eros de profesi¨®n como la desaparecida Pilar Mir¨®, los cineastas Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez e Imanol Uribe, o los cantantes Joaqu¨ªn Sabina, Ana Bel¨¦n y V¨ªctor Manuel, as¨ª como para los miembros de su productora y del equipo t¨¦cnico de su espect¨¢culo. "Pilar Mir¨® siempre estuvo de mi parte y me aconsej¨® que guardara un silencio total. Ella padeci¨® tambi¨¦n un linchamiento y sab¨ªa de lo que hablaba. Ahora bien, lo que me provoc¨® una indignaci¨®n total fue el funeral de Pilar, una gran lecci¨®n de hipocres¨ªa, al que acudieron muchos de los que la hab¨ªan intentado machacar". No cabe duda de que Javier Gurruchaga, a la altura de sus 40 a?os, se ha convertido en un corredor de fondo que ha aguantado "el tir¨®n de bolso del caso Arny" refugi¨¢ndose en su trabajo y en la m¨²sica de sus venerados mitos como John Lenon, Elvis Presley, los Rolling o int¨¦rpretes de jazz -otra de sus grandes pasiones- como Aretha Franklin u Otis Redding. Nunca se ha planteado marcharse de Espa?a, un pa¨ªs que tacha de fasc¨ªnante, pero tambi¨¦n de contradictorio. "Aqu¨ª tambi¨¦n somos muy puritanos, aunque no lo parezca porque el sello religioso nos ha marcado mucho. Es un pa¨ªs de contrastes totales, de juegos de colores diversos y, si alguien lo duda, ah¨ª est¨¢n las obras de Goya o de Valle-Incl¨¢n".
Con un punto de preocupaci¨®n por las repercusiones del caso Arny, Gurruchaga se dispone a grabar las canciones de Quo vadis? y a iniciar otra gira con este espect¨¢culo que triunf¨® el verano pasado en los festivales de M¨¦rida y de Sagunto. Con una docena de discos a las espaldas e innumerables conciertos y representaciones con la Orquesta Mondrag¨®n desde hace dos d¨¦cadas, Gurruchaga es consciente ahora de que su permanente actitud de francotirador se le ha podido volver en contra como un bumer¨¢n. Este cantante, de aspecto rechoncho y unos grandes ojos que lo escrutan todo, fue de los primeros que se subi¨® a un escenario vestido de novia, por ejemplo, y movi¨¦ndose de un modo el¨¦ctrico al estilo de Lou Reed. "Est¨¢ claro", apostilla, ."que cuando le tocas las narices a mucha gente, llega un momento en que te pasan factura. No hay m¨¢s que ver el ajuste de cuentas que muchos ayuntamientos del PP han aplicado a algunos artistas".
Es imposible encasillar a Javier Gurruchaga en una actividad art¨ªstica o en un perfil sociol¨®gico. Con apenas 20 a?os, escuch¨® un concierto de los Rolling Stones en Madrid y decidi¨® que dejaba el banco donde estaba empleado para dedicarse a la m¨²sica. "Quer¨ªa ser como Mick Jagger". As¨ª que mont¨¦ la Orquesta Mondrag¨®n y hasta hoy", a?ade. Junto a los m¨²sicos que venera, repartidos entre el rock y el jazz, los nombres de Federico Fellini y de los Hermanos Marx est¨¢n constantemente en boca de este showman, que ha transitado las m¨¢s diversas variantes del espect¨¢culo. "Me gustan cosas muy distintas y disfruto igual en un concierto de rock, con todo su ambiente de circo, que en los ambientes ¨ªntimos de un local de jazz. Todo es compatible".
Babelia
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