"Que no tienen casta"
Los toros no ten¨ªan casta. Si, como aseguran los taurinos y la mayor¨ªa de los aficionados de hotel, los toros se caen porque no tienen casta, los de Ferm¨ªn Boh¨®rquez que soltaron en Las Ventas no ten¨ªan casta alguna.Un voluntario -taurino o aficionado de hotel deber¨¢ ser que se acerque a Ferm¨ªn Boh¨®rquez y se lo diga: "Joven, usted de criar toro no tiene ni idea pues los saca sin casta. Usted es boludo".
No es probable que nadie se atreva: Ferm¨ªn Boh¨®rquez, menudo es.
Los taurinos y los aficionados de hotel cotillean mucho por los cen¨¢culos pero en cuanto se les acerca un ganadero se precipitan a darle un abrazo. Uno no es que par¨ªicipe de esa teor¨ªa seg¨²n la cual los toros se caen por falta de casta. Si los toros que se caen no tuvieran casta, cuando sienten la quemaz¨®n del puyazo huir¨ªan, pegando berridos, no acudir¨ªan a los enga?os humilladitos y entregados.
Boh¨®rquez / V¨¢zquez, Moreno, Canales
Toros de Ferm¨ªn Boh¨®rquez (uno devuelto por inv¨¢lido), muy desiguales de presencia y comportamiento, la mayor¨ªa inv¨¢lidos. 4? sobrero de Ortigao Costa, avacado, inv¨¢lido.Javier V¨¢zquez: estocada baja, rueda de peones y descabello (silencio); pinchazo y estocada saliendo derribado (silencio). Jos¨¦ Luis Moreno, que confirm¨® la alternativa: bajonazo descarado y rueda de peones (palmas y protestas cuando saluda); pinchazo, estocada tendida trasera y rueda de peones (oreja con protestas). Canales Rivera: estocada trasera baja y descabello (silencio); estocada corta trasera ca¨ªda (silencio).Plaza de Las Ventas, 5 de abril. M¨¢s de media entrada.
Los toros se caen de caerse. A lo mejor no es por falta de casta sino por falta de verg¨¹enza. A la condici¨®n humana se refiere un servidor. Llevamos a?os viendo c¨®mo los toros se desploman por los ruedos de toda Iberia y nadie ha explicado de forma convincente los motivos; menos a¨²n ha arbitrado el remedio para que no se vuelvan a caer nunca jam¨¢s.
Dec¨ªa el famoso fundador de los AP: "Si a las figuras no les in teresara que se cayeran los toros, no se caer¨ªa ninguno". El fundador de los AP no era Manuel Fraga, de Villalba, sino Antonio P¨¦rez de San Fernando. Los toros que no se caen plantean problemas. Los toros que no se caen, pues son fuertes, obligan a los toreros a dominarlos; y si no saben o carecen de valor para afrontar semejante empresa, les ponen en peligro y les hacen perder los papeles.
Ejemplo de toro que no se cae, con casta naturalmente -un Boh¨®rquez en estado puro- fue el que cedi¨® Javier V¨¢zquez a Jos¨¦ Luis Moreno para la confirmaci¨®n de alternativa. El toro vend¨ªa cara su vida y su embestida y Jos¨¦ Luis Moreno afront¨® el compromiso muy guapamente, intentando embarcarlo mediante enjundiosos muletazos, que ora resultaban hondos, ora al rev¨¦s.
El pundonor de Jos¨¦ Luis Moreno qued¨® patente en esa faena de poder a poder, y si al revolverse codicioso el enterizo toro unas veces rectificaba los terrenos precipitadamente, otras aguantaba valeroso o resolv¨ªa la acometida vaci¨¢ndola en el pase de pecho, forzado al estilo cl¨¢sico.
A los taurinos y los aficionados de hotel seguramente el toro no les gust¨® en absoluto. Las representaciones de ambas especies que impart¨ªan doctrina en el tendido manifestaron sus preferencias por el toro que hizo quinto, cuya sumision ponderaban con entusiasmo. "Es un toro de vacas", se oy¨® decir. De repente la teor¨ªa de que los toros se caen por falta de casta ya no ten¨ªa validez.
Que el toro fuera un inv¨¢lido no les hac¨ªa restar sino a?adir virtudes a su pastue?a condici¨®n. Sosegado y pinturero, Jos¨¦ Luis Moreno lo tore¨® a gusto, puso distancia al citar y construy¨® una faenita moderna, con muletazos largos y enlazados por ambos pitones. Cierto que en casi todos descargaba la suerte, mas esos alivios ratificaban la modernidad de la creaci¨®n art¨ªstica. Mat¨® Moreno de forma defectuosa y hubo escasa petici¨®n de oreja, pero el presidente la concedi¨® y se qued¨® tan ancho. Las Ventas parecia una plaza de pueblo. O quiz¨¢ quien cre¨ªa que estaba en, una plaza de pueblo era el presidente.
Entre el toro con cuajo y el esmirriado, entre el cinque?o cabal y el utrerote crecidito, entre el boyante y el manso declarado, entre el de casta brava y el top¨®n reserv¨®n, se movi¨® la mal presentada corrida de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, que empeor¨® el sobrero; Los m¨¢s deslucidos lotes les correspondieron a Javier V¨¢zquez y a Canales Rivera, que tampoco se esforzaron demasiado en superar las dificultades.
Javier V¨¢zquez estuvo poco templado con su primero y dejaron indeferente al p¨²blico los buenos pases que le dio al sobrero, dada la invalidez del animal. Canales Rivera abrevi¨® en el tercero, que no se ten¨ªa en pie, y al incierto sexto, que recibi¨® con la larga cambiada, lo mulete¨® precavido, si bien dej¨® la muestra de su torer¨ªa en una sensacional trincherilla que, por cierto, desplom¨® al toro. Se ve que no ten¨ªa casta el toro. Es de suponer que Ferm¨ªn Boh¨®rquez tomar¨ªa nota. Y, si no, que vaya alguien y se lo diga.
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