El jazzista Ben Sidran cree que ?el blues y el flamenco vienen del sufrimiento y el amor?
El pianista, productor, editor de discos y escritor act¨²a tres d¨ªas en Madrid
Exuberancia, integridad y sensibilidad son tres sustantivos que le van bien a Ben Sidran, un tipo renacentista, con tantos intereses y oficios que resulta imposible encasillarlo. Doctor en Filosof¨ªa y Artes, Sidran ha hecho del jazz su principal ocupaci¨®n, su forma de vida, de varias vidas. Y es dif¨ªcil decir si destaca m¨¢s como pianista y cantante (todo un rey del swing y la sofisticaci¨®n), productor de discos o documentales (de Van Morrison a Diana Ross), como presidente del sello Go Jazz o como escritor y music¨®logo. Sidran llega hoy a Madrid para ense?ar algunas de esas facetas: un libro de entrevistas con 40 estrellas del blues y el jazz; su ¨²ltimo disco, el 21; y tres conciertos en la Sala Clamores.
El libro, Talking jazz, que se presenta en versi¨®n inglesa porque a¨²n no ha sido traducido, recoge una selecci¨®n de conversaciones procedentes en su mayor¨ªa del programa de radio Sidran on record, que ¨¦l mismo dirigi¨® y present¨® entre 1985 y 1990. Seg¨²n cuenta Sidran por tel¨¦fono desde Wisconsin, ?el objetivo era desmitificar a las celebridades de la m¨²sica americana. Era el ¨²nico programa de la radio p¨²blica nacional dedicado al jazz y, por suerte, los artistas vieron una oportunidad de contar sus vivencias en persona, de viva voz, m¨¢s que de promocionarse?. Desde la convicci¨®n de que cuenta m¨¢s el hombre que el artista, Sidran busc¨® ?el verdadero esp¨ªritu del blues y del jazz? y elabor¨® un emocionante cat¨¢logo de secretos, influencias y verdades de la m¨²sica negra norteamericana. Sidran logr¨® incluso que gente con fama de hablar poco, como Miles Davies, se lanzara a teorizar sobre los paralelismos entre el arte y la m¨²sica, a contar intimidades o a permitirse un toque de nostalgia, a?orando ?los viejos, buenos tiempos de la pobreza feliz?.
Otros, como Dizzy Gillespie, se ponen menos serios. ?Cuando le pregunt¨¦ el secreto para soportar giras por el mundo, me dijo: "Nunca aprendas a hacer maletas?. El bater¨ªa Max Roach cuenta que una de sus mayores influencias fue el metro de Nueva York. ?El ruido del tren me inspir¨® mucho?. Y el gran Art Blakey, al explicar de d¨®nde sacaba tantos y tan buenos m¨²sicos j¨®venes, dice simplemente: ?Los elijo por lo buenas personas que son?.
Sidran aprendi¨® mucho de todos esos monstruos sagrados. ?Es muy significativo que m¨²sicos tan geniales prefieran hablar de la vida que de la m¨²sica. Como los flamencos, saben que lo importante es vivir el viaje que lleva a encontrar su propia voz. El flamenco y el blues, y el derivado de ¨¦ste, el jazz, tienen muchos parecidos, y eso se nota en lo natural que resulta su fusi¨®n. Yo creo que los dos tienen una nota extra: el sufrimiento y el amor. Necesitan humo, alcohol y confianza para sonar sinceros y llegar al coraz¨®n. Y requieren m¨²sicos y p¨²blicos un poco especiales, capaces de sentir verdadera emoci¨®n?.
Ese tipo de artistas, cree Sidran, se sienten guardianes de un arte ancestral que no les pertenece por estudios o capacidad sino por intuici¨®n y genes: ?Saben que el estilo y la calidad dependen mucho m¨¢s de la forma de vivir y relacionarse que de la capacidad t¨¦cnica?.
Su larga experiencia como compositor y productor -ha trabajado para compa?¨ªas como Motown, Blue Note o su propio sello, Go Jazz, con artistas como Van Morrison, Mose Allison, Diana Ross, Georgie Fame o Steve Miller- ha ense?ado a Sidran que para los m¨²sicos de sentimiento es fundamental alejarse de la fama y el dinero, no abusar del marketing y la tecnolog¨ªa. ?Todas esas cosas artificiales desv¨ªan el rumbo de la naturalidad. Y los que tratan de frente las ra¨ªces saben que con eso no se puede jugar. Hay que hacer un pacto con el diablo tecnol¨®gico, tan seductor, y con la fama, porque te alejan de la gente y te hacen perder el contacto con la realidad, y eso supone que si no puedes escribir una canci¨®n, o escribes algo muy malo, no tienes a un amigo cerca que te diga en qu¨¦ est¨¢s fallando?.
Sidran sabe que ?en m¨²sica, todas las veces es la primera vez?, y por eso trata siempre ?de dar al artista la confianza de que le entiendes, de que conoces su verdadera voz?, lo cual es f¨¢cil con cierta gente, como Van Morrison. ?Siempre est¨¢ buscando la fiesta de una manera infantil, el recuerdo del d¨ªa en que se enamor¨® de la m¨²sica?.
El club de la esquina
Sidran tambi¨¦n busc¨® esa fiesta al plantearse su nuevo disco, Live at the Celebrity Lounge (editado en Espa?a por Enfasis) , que grab¨® rodeado de amigos en Madison, la ciudad donde vive desde 1971. ?Para garantizar la qu¨ªmica y la frescura hay que volver al club de la esquina, asumir que somos seres imperfectos y compartir los fallos con el p¨²blico como si estuvieras en el sal¨®n de tu casa?. ?Porque un m¨²sico de blues y de flamenco es lo que es por la forma de recuperarse de sus errores, de sus peque?os fracasos moment¨¢neos. Eso es el genio?. En Madrid, Sidran actuar¨¢ (ma?ana, el viernes y el s¨¢bado) con un terceto formado por dos espa?oles -un saxo y un contrabajo- y su hijo Leo, de 21 a?os, su ?bater¨ªa preferido? que lleva un a?o estudiando filolog¨ªa y guitarra en Sevilla. Sidran est¨¢ deseando ?ver si traen alguna armon¨ªa flamenca, por ejemplo, y sigo aprendiendo y ri¨¦ndome. Eso es lo ¨²nico que importa?.
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