AN?LISIS Caer en la tentaci¨®n
M¨¢s all¨¢ de las consencuencias que provocar¨¢ en el PSOE la victoria de Jos¨¦ Borrell en las primarias, los seguidores en la Comunidad Valenciana del ex ministro de Obras P¨²blicas corren el riesgo de, si se me permite la expresi¨®n, confundir el culo con las t¨¦mporas. Por una no tan extra?a perversi¨®n, las diferentes "familias" del socialismo valenciano interpretaron la elecci¨®n del candidato a la presidencia del Gobierno como una suerte de comicios "internos" en los que se med¨ªa la correlaci¨®n de fuerzas entre los seguidores del actual secretario del PSPV, Joan Romero, y del responsable de organizaci¨®n del PSOE, Cipri¨¤ Ciscar, al que resignadamente acompa?aban los restos del naufragio lermista. Por razones meramente instrumentales, que no ideol¨®gicas, los aparatos fraccionales de unos y otros se lanzaron a la pelea con el objetivo de demostrar al adversario cu¨¢l de los dos contaba con mayor respaldo en la organizaci¨®n de los socialistas valencianos. Traducido al rom¨¢n paladino -bastante simplista, pero no por ello menos cierto-, lo que se pretend¨ªa desde las plataformas de apoyo a ambos candidatos no era tanto elegir entre Almunia o Borrell, como entre Ciscar o Romero. Pues bien, el resultado, en esa din¨¢mica establecida por todos, es que Romero ha ganado por goleada a Ciscar. ?Pero es ¨¦sa la realidad? La victoria de Jos¨¦ Borrell sobre Joaqu¨ªn Almunia ha demostrado muchas cosas. Sobre todo una: los militantes socialistas, acertada o equivocadamente, han apostado por quien creen que es el mejor candidato para batir a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en las urnas. Ahora bien, extrapolar esa voluntad, claramente mayoritaria en el PSPV, al rifirrafe dom¨¦stico puede resultar un error may¨²sculo. Es verdad que Joan Romero y los suyos han apoyado al ex ministro de Obras P¨²blicas; como lo es que Ciscar y sus seguidores, m¨¢s el lermismo n¨¢ufrago, han optado por el secretario general del PSOE. Pero de ah¨ª a concluir que todos los votos a Borrell son votos a Joan Romero, media un abismo. El mismo que existe entre quienes creen que Felipe Gonz¨¢lez ya es historia y los que piensan que a¨²n le queda una larga vida pol¨ªtica. La interpretaci¨®n de los hechos, en ocasiones -y ¨¦sta es una de ellas-, es m¨¢s elemental. Los militantes socialistas valencianos, como en el resto de Espa?a, han decidido pasar de las recomendaciones de los aparatos de Romero y de Ciscar. Sencillamente han expresado sus preferencias por Borrell como alternativa a Aznar. Y punto. Cualquier otra lectura responde m¨¢s a los deseos que a la realidad. Si el romerismo, o lo que sea, cae en la tentaci¨®n, bien puede acabar en el infierno. Ellos mismos. Y una cosa m¨¢s: los militantes del PSOE han pasado p¨¢gina respecto de su pasado inmediato; ?en la Comunidad Valenciana qui¨¦n ser¨¢ capaz de cambiar la hoja?
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