La Real pierde su opci¨®n

El f¨²tbol puede rozar la abstracci¨®n como al retrato fotogr¨¢fico, y en ambos casos resultar tan art¨ªstico o insufrible en virtud del manejo del pincel. A la Real Sociedad le temblaba la mano y costaba trabajo saber qu¨¦ pintaba sobre el terreno de Anoeta, por m¨¢s que la imaginaci¨®n de De Pedro y el remate de Kovacevic apa?aran un dise?o comprensible. El Deportivo resultaba m¨¢s lineal, combinando l¨ªneas rectas y borrones al cincuenta por ciento, pero con un gol en el talego que reduc¨ªa la m¨¢xima expresi¨®n del f¨²tbol a su aspecto m¨¢s escueto: un remate que es un centro, un portero que se sit¨²a dentro de la porter¨ªa y un defensor que desv¨ªa el bal¨®n a su red. Un circunstancia demasiado subvencinada como para quedar impune: La Real obtuvo el empate tras un posible penalti a Kovacevic, una mano clamorosa subsiguiente del jugador realista, un disparo de Imaz al poste que golpea en la espalda de Songo'o y cae a los pies de Cvitanovic. El partido era la expresi¨®n de dos equipos accidentados, s¨®lo distinguido por la calidad de los objetivos de ambos colectivos. Uno por Europa, otro por s¨ª mismo. Curiosamente, cada uno se amold¨® mejor a la adversidad que a la complicidad de la situaci¨®n. El gol de Armando interrumpi¨® las buenas intenciones del Deportivo, que hasta entonces hab¨ªa tirado de manual, acotando el campo y manejando el bal¨®n como en otros tiempos.

El Deportivo hab¨ªa reculado lo suficiente para complicarse la existencia en una retahila de p¨¦rdidas de bal¨®n en las zonas calientes del terreno que devolvieron a la Real al partido, gracias a la responsabilidad de De Pedro y la movilidad de Kovacevic.

El gol premi¨® la fe realista. Minutos antes, Naybet pudo haber sentenciado el encuentro con una vaselina abortada por Alberto. El Deportivo resulta demasiado complejo para considerarlo un equipo: salvo la aplicaci¨®n de Bonissel, Escaloni y Mauro Silva, el resto maniobraba a su aire con lev¨ªsimos destellos personales y un cierto desorden. Djalminha, el factor diferencial, no estaba en ninguna parte salvo en la tablilla de la alineaci¨®n: fuera de lugar, fuera del partido.

El gol del empate devolvi¨® el encuentro a su invalidez inaugural. Una disputa f¨ªsica, a veces emocional, a veces plana que iguala a contendientes con distintos horizontes.

La Real desaprovech¨® la ocasi¨®n de ser tercero en un momento propicio y ante un calendario favorable. Quiz¨¢ dej¨® pasar la ¨²ltima oportunidad para asomarse a la Liga de Campeones y condicion¨® su presencia europea ante un rival que lejos de ser un conjunto reivindic¨® nada m¨¢s que su condici¨®n individual. La espesura le pudo a la Real. Es el problema de reducir el centro del campo a la aplicaci¨®n f¨ªsica.