"Vivan las primarias"
Cuando finaliz¨® el 34? Congreso del PSOE, nadie prest¨® atenci¨®n a una decisi¨®n que al cabo de pocos meses se convertir¨ªa en referencia indiscutible de la vida pol¨ªtica espa?ola. Probablemente ni nosotros mismos, quienes defendimos y aprobamos ese nuevo m¨¦todo de elecci¨®n de candidatos, ¨¦ramos conscientes de su trascendencia. Una decisi¨®n que nos ha llevado a remover aguas que parec¨ªan serenas, pero no estaban estancadas, y a poner en cuesti¨®n "verdades" que parec¨ªan incuestionables, pero no lo eran tanto. Hemos dado la palabra a mucha gente que quer¨ªa tomarla y devuelto la esperanza a millones de espa?oles. Abrir las puertas de nuestro partido a la sociedad y hacer pol¨ªtica teniendo como referencia la causa com¨²n de la izquierda requer¨ªa estar dispuestos a poner en pr¨¢ctica, en nuestra casa, las medidas para iniciar esa transici¨®n. Y lo hemos hecho con responsabilidad y valent¨ªa, como corresponde a un partido de izquierdas. Tomando la iniciativa y poni¨¦ndonos por delante de esa manifestaci¨®n de ciudadanos progresistas que esperaban que les di¨¦ramos una nueva oportunidad para confiar en nosotros.
Hoy, tras las segundas primarias en dos meses -candidato a lehendakari y a la presidencia del Gobierno-, podemos afirmar que esta nueva forma de relacionarnos dentro del partido y de relacionar a ¨¦ste con la sociedad ha sido sancionada y no tiene afortunadamente vuelta atr¨¢s.
Habr¨¢ quien diga que es precisamente el resultado de estas ¨²ltimas primarias lo que les da especial valor y trascendencia. Yo no comparto esa aseveraci¨®n. Porque es verdad que la demostraci¨®n palpar¨ªa de que esto va en serio se visualiza mejor si, compitiendo, el secretario general no las gana. Pero eso ha sido posible porque tuvimos el valor de poner en marcha un sistema que romp¨ªa con los roles del pasado y daba paso a una nueva cultura en nuestro partido. Tuvimos el valor de arriesgarnos. Y lo hicimos no por la emoci¨®n del riesgo, sino por nuestro compromiso con la renovaci¨®n. Por ese compromiso que adquirimos en el 34? Congreso y que llev¨® a Joaqu¨ªn Almunia a promover la extensi¨®n del sistema de primarias hasta la elecci¨®n a la presidencia del Gobierno. Si no reivindicamos la importancia de lo fundamental, si no situamos esa decisi¨®n en el centro de nuestra alegr¨ªa y de nuestro orgullo, correremos el riesgo de celebrar s¨®lo el resultado en seg¨²n qu¨¦ coyuntura, olvid¨¢ndonos de preservar y aplaudir siempre la decisi¨®n que lo hizo posible.
Habr¨¢ quien piense que esta reflexi¨®n es innecesaria. Pero he visto a lo largo de mi vida a mucha gente que valora y/o defiende las opciones en funci¨®n de los efectos concretos que producen, pero siempre despu¨¦s de que ¨¦stos se han producido y de c¨®mo les afectan personalmente. Si les favorece el resultado, bienvenida sea la decisi¨®n tomada; en caso contrario, revis¨¦mosla. Pues bien, yo defend¨ª el sistema de primarias en el Congreso y lo segu¨ª defendiendo con pasi¨®n despu¨¦s de haber competido -y perdido- por la candidatura a lehendakari. Dije entonces, durante mi campa?a, que los afiliados y afiliadas no tienen m¨¢s atadura que la de su propio juicio y que el acto de elecci¨®n de candidato es una opci¨®n absolutamente libre y personal. Sigo diciendo lo mismo. Nuestra militancia es libre para defender cualquier opci¨®n. Respetable cualquiera que sea.
Por eso s¨¦ que hoy, tras haber depositado nuestro voto el d¨ªa 24, todos los socialistas queremos seguir gritando: "Vivan las primarias". Todos, sin distinci¨®n alguna entre los que depositamos nuestro voto, como es mi caso, entre los 90.127 que apoyaron a Joaqu¨ªn Almunia y los 111.296 que quisieron a Jos¨¦ Borrell. Y es que los socialistas hemos hecho un ejercicio de libertad y democracia que nos llena de orgullo. Fuimos a la urna a responder a una sencilla, pero trascendental, pregunta: ?Qui¨¦n quieres que sea el candidato a la presidencia del Gobierno? Y hemos contestado.
Nadie debe ahora buscar respuestas a cuestiones no planteadas. Si as¨ª se hiciera, desde cualquier perspectiva, se estar¨ªa traicionando la voluntad de los afiliados. Cuando hace unos meses compet¨ª con Nicol¨¢s Redondo por la candidatura a lehendakari, me esforc¨¦ por dejar clara esta misma tesis. Sirve para todas las ocasiones y en cualquiera de las coyunturas: tanto si se gana como si se pierde. Por otra parte, no debi¨¦ramos olvidar que no hay votos de calidad en las primarias. ?sa es la grandeza de la democracia. Todos los que fuimos a la urna ejercimos nuestra voluntad con id¨¦ntica ilusi¨®n, orgullo y libertad. A todos nos movi¨® un ¨²nico deseo: encontrar el mejor candidato para ganar las pr¨®ximas elecciones. Y el hecho de que uno obtuviera 90.127 votos y otro 111.296 demuestra que, a juicio de nuestra militancia, ten¨ªamos dos excelentes candidatos. Hoy queda claro que Borrell es el primer mejor candidato, el de todos. Y Almunia es el segundo mejor candidato y sigue siendo nuestro secretario general.
Hay otra reflexi¨®n que quiero hacer. Nuestros adversarios pol¨ªticos y medi¨¢ticos se empe?ar¨¢n en acentuar no se sabe qu¨¦ derrota al explicar el triunfo de Borrell. Ya hemos le¨ªdo y o¨ªdo c¨®mo se simplifica y adjetiva despectivamente a los m¨¢s de 90.000 militantes -la inmensa mayor¨ªa an¨®nimos y sencillos afiliados- que votamos a Almunia. No espero nada de los enemigos del PSOE; pero me preocupar¨ªa que los socialistas todos no fu¨¦ramos capaces de dar una respuesta pronta y contundente, poniendo en valor nuestras propias decisiones y la fuerza de todos los votos. Es verdad que ya lo dijo Borrell en la noche electoral: "No hay votos contra nadie". Yo abundar¨ªa en esa idea: todos los votos son a favor y juntos suman el 100% del partido. Todos los votos son en positivo: a favor del respeto a nuestras bases y a su libre opci¨®n, de la participaci¨®n, de la izquierda, del partido.
Como dec¨ªa, los socialistas hemos iniciado un ilusionante proceso. Al dar la voz a nuestros militantes, hemos abierto una puerta a la participaci¨®n que nos llevar¨¢ dentro de nada a invitar a los simpatizantes a compartir la responsabilidad de elegir los candidatos que mejor representen las mayor¨ªas de progreso en las distintas instancias de la vida p¨²blica. La sociedad entera nos mira y se ilusiona con nosotros. Somos un gran partido y hemos contra¨ªdo una importante responsabilidad. Dentro de casa y en el conjunto de la ciudadan¨ªa.
No es sencilla la tarea que tenemos por delante. De un plumazo -de 201.423 plumazos- hemos revolucionado la vida interna del partido. Sin haber debatido sobre la bicefalia, sin haber tomado la decisi¨®n de cambiar la estructura, hemos desembocado en la pr¨¢ctica en un modelo bic¨¦falo. Lo que se apuntaba como una posibilidad te¨®rica, al poner en marcha las primarias, se ha convertido en realidad y la bicefalia, a nivel federal al menos, es hoy un hecho. En nuestro 34? Congreso no tomamos esta decisi¨®n, ni la contraria. Pero abrimos la puerta a que el secretario general pudiera coincidir o no con el cargo de m¨¢xima responsabilidad institucional en su ¨¢mbito de actuaci¨®n. Tampoco establecimos la incompatibilidad entre ambos. As¨ª, de momento, unas veces coincidir¨¢ -caso vasco- y otras no.
Todo est¨¢ cambiando. Por eso adquiere un valor trascendental que sepamos gestionar bien la sencilla respuesta de nuestros militantes a la trascendente pregunta que les hicimos. Almunia dijo al d¨ªa siguiente de las elecciones que iba a reflexionar sobre su permanencia en la Secretar¨ªa General. Dijo que quer¨ªa o¨ªr al Comit¨¦ Federal y a los afiliados. Respeto su decisi¨®n. Pero debo decirle que no puede pedirnos una respuesta a algo que no estaba ni impl¨ªcita ni expl¨ªcitamente planteado en la pregunta. Ya hemos respondido a lo que se nos pregunt¨®: queremos que Borrell sea nuestro candidato a la presidencia del Gobierno. Todo eso, pero nada m¨¢s que eso.
Ya s¨¦ que estamos aprendiendo, que todos debemos hacer pedagog¨ªa sobre esta nueva situaci¨®n. S¨®lo as¨ª se explica que insistamos en lo obvio. Pero lo har¨¦. Quiero recordar que en el 34? Congreso decidimos elegir a la direcci¨®n del partido y los candidatos en tiempos y con f¨®rmulas diferentes. As¨ª, la pol¨ªtica del partido y la direcci¨®n encargada de llevarla a cabo se elige en los congresos. A los candidatos, en su tiempo y a trav¨¦s del voto directo de las bases. Decidimos delegar en las bases la responsabilidad de elegir a los candidatos; pero eso no significa en modo alguno que la direcci¨®n haya quedado eximida del resto de sus responsabilidades.
Y esta Comisi¨®n Ejecutiva, de la misma manera que, con su secretario general al frente, ha impulsado una de las resoluciones del ¨²ltimo congreso y extendido el sistema de primarias hasta el m¨¢ximo rango institucional, ha de seguir llevando el tim¨®n del PSOE, cumpliendo con el resto de los mandatos del Congreso y haciendo posible que todos juntos ganemos las pr¨®ximas elecciones generales.
Aqu¨ª no se libra nadie de su responsabilidad. Las bases han asumido la suya con alegr¨ªa y nuestro secretario general deber¨¢ hacer lo propio. Cuando le elegimos en el ¨²ltimo congreso, le encomendamos una dif¨ªcil y singular tarea: ten¨ªa que ocupar el hueco que dejaba libre Felipe Gonz¨¢lez y ten¨ªa que hacerlo asumiendo a la vez el reto de renovar el partido y abrirlo a la sociedad, convirti¨¦ndolo otra vez en la referencia de la mayor¨ªa progresista espa?ola. Almunia ha empezado a recorrer ese camino con firmeza y valent¨ªa. Al convocar las primarias, ha dado el primer gran paso, un paso que ser¨¢ referencia obligada en la historia del socialismo espa?ol. Pero el trabajo no ha hecho sino empezar. Ahora le corresponde gestionar la victoria, la victoria de las primarias. La victoria de este proceso que nos ha devuelto la ilusi¨®n y nos ha dado el candidato para ganar las elecciones. Si no asumi¨¦ramos las consecuencias de nuestras decisiones, no s¨®lo traicionar¨ªamos la voluntad de nuestros afiliados y afiliadas, sino que defraudar¨ªamos a toda esa sociedad a la que queremos representar y servir desde el Gobierno. Y eso s¨ª que no podemos permit¨ªrnoslo.
Por eso s¨¦ que cada cual cumplir¨¢ con su tarea, seguir¨¢ asumiendo su responsabilidad. S¨®lo as¨ª podremos seguir diciendo todos juntos: "Vivan las primarias".
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