Fiesta colectiva

Tom Bombadil Roxy Club. Valencia, 2 de mayo de 1998.Ha pasado poco m¨¢s de un a?o desde la aparici¨®n del segundo trabajo discogr¨¢fico, El camino pedregoso (brillante met¨¢fora que define a la perfecci¨®n una trayectoria art¨ªstica sembrada de baches, pero afrontada con notable entusiasmo), del septeto castellonense Tom Bombadil. Una nimiedad si se tiene en cuenta que la formaci¨®n ha cumplido ya una d¨¦cada de existencia y en todo este tiempo s¨®lo ha conseguido editar dos ¨¢lbumes autofinanciados, alimentar su curr¨ªculo con alguna menci¨®n meramente honor¨ªfica (el programa de Radio 3 Disc¨®polis escogi¨® El camino pedregoso como mejor disco de folk-rock nacional del pasado a?o) y garantizarse el respaldo de ese sector de la audiencia que se conforma con una buena dosis de ritmo convenientemente aderezada con unos textos que, como dir¨ªa Pablo Milan¨¦s, comprometan el pensar, aunque, eso s¨ª, sin descuidar la iron¨ªa m¨¢s o menos sutil y el sentido del humor. Una f¨®rmula poco novedosa, pero todav¨ªa efectiva, que Tom Bombadil cultiva a la perfecci¨®n (s¨®lo abr¨ªa que exigir a los m¨²sicos, y en especial al cantante, mayor dinamismo sobre el escenario) y en la que la participaci¨®n del p¨²blico (hasta el vocalista se sorprendi¨® al descubrir lo bien aprendida que se tra¨ªan los presentes la lecci¨®n) resulta indispensable si en vez de actuaci¨®n prefiere hablarse, como debe ser el caso, de fiesta colectiva. Con los populares Celtas Cortos en fuera de juego moment¨¢neo, Tom Bombadil s¨®lo necesitar¨ªan un poco de suerte, el apoyo de una discogr¨¢fica avispada dispuesta a invertir en promoci¨®n y, quiz¨¢, una mayor predisposici¨®n a salpicar sus polcas y melod¨ªas tradicionales celtas con otros g¨¦neros musicales (rock, ska o ritmos latinos) para conquistar nuevos territorios fuera del ¨¢mbito de la Comunidad Valenciana. Habilidad instrumental y canciones ingeniosas (El se?or de las bolsas, Moscatel boys o La bicicleta) no les faltan.