Revoluciones
Cl¨ªmax; en la t¨¦cnica teatral, un punto alt¨ªsimo de la obra que surge al final del tercer acto, cuando parece todo terminado. Lo citaba Gald¨®s hace 100 a?os: lo usaba Jardiel hace 50. Los maestros de Bruselas levantaron el cl¨ªmax el s¨¢bado cuando se sublev¨® el tema de la direcci¨®n del banco entre alemanes y franceses: los cr¨ªticos sab¨ªamos que la obra terminar¨ªa bien. Sin embargo, algo ense?a esa pelea: no somos tan ¨²nicos, no tan europeos de una sola clase, cuando tanto importa la nacionalidad de quien nos administre. Quiz¨¢ no convenga decirlo. Importa que somos europeos: sobre todo, nosotros, los espa?oles, que parec¨ªamos dudar. Aznar lanz¨® su proclama explicando que muchos deseaban el fracaso de Espa?a. ?Ese chico parece tonto?, me dec¨ªa un viejo madrile?o, de los que saben c¨®mo puede ser la salvaje tonter¨ªa de declarar no espa?oles, o antiespa?oles, a los que no quieren a un gobernante. En realidad, el tipo se estaba apropiando de un esfuerzo ¨ªmprobo de Felipe Gonz¨¢lez que a m¨ª me pareci¨® equivocado, porque sacrific¨® muchas cosas espa?olas para llegar a este resultado, que creo que es insuficiente. Nunca me alucin¨® ser europeo: desde que nac¨ª sab¨ªa que lo era; desde que estudi¨¦ que hab¨ªamos fallado en el renacimiento, la reforma y la revoluci¨®n, y cre¨ª que deb¨ªamos recuperar lo perdido. Pero no me sali¨® bien.El domingo, los europeo-espa?oles pasaban a manotazos las p¨¢ginas de los peri¨®dicos, que se pasaron en la informaci¨®n de lo consabido. Son p¨¢ginas preparadas mucho tiempo antes. Ya hab¨ªan saltado las pesadas radios, las interminables televisiones. El espa?ol-europeo est¨¢ contento, como yo, de este progreso que significa una sola moneda. Pero hay que saber siempre c¨®mo la vamos a ganar, qu¨¦ fisco nos la puede quitar, qu¨¦ precios se la llevar¨¢n. Si ganaremos lo que los otros, si podremos ir a trabajar a sus pa¨ªses, usar aqu¨ª sus productos. Hasta ahora, lo que se sabe es que los grandes adoptan una sola moneda y se la mandan usar a los dem¨¢s. La Europa del libre mercado.
(Ah, los peri¨®dicos soltaban tambi¨¦n su chorro de conmemoraciones del Mayo del 68. Par¨ªs, Praga, M¨¦xico: el mundo. Hay matices: aquel internacionalismo ¨¢crata, era una revoluci¨®n; este internacionalismo liberal, capitalista, es una contrarrevoluci¨®n).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.