UGT y CC OO no har¨¢n "casus belli" de la aplicaci¨®n de la ley del catal¨¢n al funcionariado
Los sindicatos mayoritarios se han tomado con m¨¢s calma que los pol¨ªticos los decretos que aplican la ley del catal¨¢n, especialmente el que se refiere a los funcionarios catalanes, tanto de la Generalitat como de los ayuntamientos. Ni CC. OO. ni UGT har¨¢n del mencionado decreto una bandera contra CiU. Un portavoz de UGT de la Administraci¨®n p¨²blica dijo ayer que, de hecho, la exigencia del nivel C para funcionarios de cierto nivel y del A para los subalternos se viene aplicando sin mayores problemas desde el acuerdo de normalizaci¨®n de 1991.
M¨¢s cr¨ªtico se mostr¨® un portavoz de funci¨®n p¨²blica de CC. OO. que dijo que esperaba de la Generalitat una aplicaci¨®n pactada y paulatina de su proyecto, que tambi¨¦n afectar¨¢ a los trabajadores de la Administraci¨®n local. El portavoz de CC. OO. puso como ejemplo los acuerdos a los que se ha llegado en ayuntamientos como el de Sabadell, que han tenido como base el pacto con los sindicatos. "La exigencia de la Generalitat comporta que existan medios para hacer aplicable la ley", a?adi¨®. De hecho, el decreto de aplicaci¨®n sobre la funci¨®n p¨²blica supone cierta rebaja del nivel de catal¨¢n que se exig¨ªa en determinadas categor¨ªas funcionariales. Los niveles de conocimiento del catal¨¢n son A, B, C y D, de menor a mayor. El D s¨®lo se exige a los especialistas fil¨®logos y el C, considerado excesivo por muchos profesionales -pues supone un conocimiento exhaustivo de la gram¨¢tica-, ser¨¢ el que se exigir¨¢ a la mayor¨ªa. El A quedar¨¢ para el personal subalterno. Sorpresa en el cine En cuanto a la industria cinematogr¨¢fica, a¨²n no se ha repuesto de la sorpresa recibida el domingo, cuando conoci¨® a trav¨¦s de la prensa que el Departamento de Cultura preparaba un decreto que obligar¨ªa a doblar al catal¨¢n hasta la mitad de las copias de las pel¨ªculas m¨¢s taquilleras. "Est¨¢bamos convencidos de que un asunto tan complejo iba a consensuarse con el sector o, al menos, a debatirse antes de elaborar decretos", afirm¨® ayer un alto responsable del gremio de exhibidores cinematogr¨¢ficos. Sin embargo, el susto inicial ha dado paso a un ambiente de expectaci¨®n, ya que desde la esfera pol¨ªtica llegan al sector mensajes tranquilizadores. Productores, distribuidores y exhibidores se han apresurado a contactar con el Departamento de Cultura, donde se les ha asegurado que todo se negociar¨¢. "Creemos que la fuerte reacci¨®n de los medios de comunicaci¨®n ha contribuido a sosegar los ¨¢nimos en la Generalitat, porque han constatado que el asunto es delicado y complejo", dijo ayer una fuente de la industria catalana del cine. "No se puede hacer el mismo decreto para todos, porque en ciudades como Figueres podr¨ªamos exhibir todas las pel¨ªculas en catal¨¢n y no pasar¨ªa nada, y si lo hacemos en otras localidades, la gente no ir¨¢ al cine. La realidad sociocultural y ling¨¹¨ªstica catalana no es homog¨¦nea, y ¨¦se es un hecho que la Generalitat tiene que asumir", dijo un portavoz de Pere Bala?¨¢, uno de los principales exhibidores de Catalu?a. Aunque el doblaje o la subtitulaci¨®n al catal¨¢n supondr¨¢n un coste adicional para los distribuidores, ¨¦stos reconocen que "no es imposible hacerlo". "M¨¢s importante que decidir qu¨¦ pel¨ªculas extranjeras deben doblarse obligatoriamente al catal¨¢n, si deben ser las que se exhiban en m¨¢s de 18 salas o las que se exhiban en 12, es la flexibilidad. Si nos imponen unas cuotas, que sean globales y que nosotros podamos decidir los porcentajes de catal¨¢n y castellano en tal sitio o en tal otro", dijeron en una empresa exhibidora. Entre los distribuidores existe cierto temor a que las cuotas, que afectar¨¢n b¨¢sicamente a la producci¨®n de origen estadounidense (el 68% de las pel¨ªculas exhibidas en 1997 en Catalu?a), sean aprovechadas por las multinacionales para reforzar su hegemon¨ªa: "Pueden decirnos que nos quedemos nosotros con la distribuci¨®n en catal¨¢n y ellos con la castellana, y arrinconarnos todav¨ªa m¨¢s". En otros ¨¢mbitos del sector se considera que, consensuada o no, la aplicaci¨®n de la ley del catal¨¢n contribuir¨¢ a hacer a¨²n m¨¢s fr¨¢gil la industria catalana. "No habr¨¢ cine catal¨¢n mientras no exista una pol¨ªtica industrial, en lugar de una pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica", coment¨® el productor F¨¨lix Riera. "Habr¨ªa que bajar del esencialismo a la realidad, y la realidad catalana es biling¨¹e", a?adi¨®.
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