Una ola de violencia de paramilitares siembra de cad¨¢veres Colombia
Los despachos del Ministerio del Interior colombiano, del Ministerio de Defensa, y de funcionarios de la provincia del Meta han recibido desde enero cartas con un mensaje de alarma: en Puerto Alvira, los paramilitares planean una masacre. Nadie movi¨® un dedo. El lunes, 21 personas murieron en Mapirip¨¢n y el martes en la noche un horror m¨¢s se sum¨® a esta cadena . En Bol¨ªvar, poblaci¨®n de la provincia de Santander, varios hombres encapuchados llegaron a la casa de un campesino y dispararon contra todos: el padre, la madre de 38 a?os, y sus nueve hijos. Todos murieron.
Cuando termin¨® la matanza en Bol¨ªvar, los asaltantes prendieron fuego a la humilde vivienda. Aunque el Ej¨¦rcito dice que esta atrocidad es producto de venganzas personales, parece en realidad formar parte de una ofensiva en varias regiones de grupos paramilitares contra poblaciones sospechosas de colaborar con la guerrilla. El comandante militar de la zona descart¨® la autor¨ªa de la guerrilla, aunque hay dos frentes de guerra en la zona.La nueva matanza se ha producido cuando ni siquiera ha habido tiempo para reaccionar tras los 21 muertos del lunes en Puerto Alvira . Desde hace a?os en esta zona hacen las veces de autoridad tres frentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El 16 de julio del pasado a?o llegaron a Mapirip¨¢n en vuelos clandestinos los paramilitares. Ven¨ªan de la provincia de C¨®rdoba, en el Caribe, cuna de las Autodefensas de C¨®rdoba y Urab¨¢, el m¨¢s sanguinario de los grupos paramilitares . En esa ocasi¨®n ya hubo al menos 15 muertos y la amenaza clara de llegar hasta Puerto Alvira ?foco de narcoguerrilleros?, como lo llamaban los matones.
Desde entonces, los campesinos, la mayor¨ªa colonos atra¨ªdos por la bonanza de la coca y desterrados por la pobreza del resto del pa¨ªs, empezaron a pedir la presencia de las fuerzas militares para desactivar estos ej¨¦rcitos privados que llegaron a montar retenes para controlar la entrada de alimentos y personas.
Al confirmarse la masacre del lunes, el fiscal general Alfonso G¨®mez M¨¦ndez, dijo que resultaba incre¨ªble que en la zona, con los antecedentes conocidos, no existiera presencia de la fuerza p¨²blica. Y asegur¨® que el Ej¨¦rcito no ha tomado en serio la violencia generada por los paramilitares .
Negligencia de las autoridades
El Defensor del Pueblo, Jos¨¦ Fernando Castro, anunci¨® que pedir¨¢ a la fiscal¨ªa de los funcionarios p¨²blicos que determine si hubo negligencia de las autoridades a las que ¨¦l advirti¨® del peligro.Por su parte las fuerzas de seguridad aseguraron que hacen todo lo posible. El director de la polic¨ªa, general Rosso Jos¨¦ Serrano, declar¨® que es imposible tener agentes en todas las poblaciones del pa¨ªs, y aclar¨® que hay sitios, entre ellos cit¨® a Mapirip¨¢n, donde corre peligro la vida de los polic¨ªas.
Varias organizaciones de derechos humanos reclamaron la responsabilidad del Estado por negligencia. Para Almudena Mazarrasa, la espa?ola delegada de la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, los culpables son las autoridades. ?No solamente el Ej¨¦rcito?, aclar¨®.
?Todos estos hechos hacen parte de un plan de exterminio y expansi¨®n dise?ado por los paramilitares en la zona sur del pa¨ªs. Se trata de una hist¨®rica disputa para obtener el control econ¨®mico, pol¨ªtico y territorial de la zona epicentro del narcotr¨¢fico?, escribi¨® Te¨®filo V¨¢zquez, investigador del CINEP en un an¨¢lisis publicado en el diario El Espectador.
El mi¨¦rcoles, mientras 2.500 personas trataban de salir afanosamente de Puerto Alvira, llevando en maletas y cajas sus pocas pertenencias, empez¨® a llegar el Ej¨¦rcito a esa apartada poblaci¨®n.
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