La Real, en Europa a trompicones
El juego espeso de los de Krauss impidi¨® su victoria ante el Tenerife
![Mikel Ormazabal](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F298aedf5-790e-4a90-98ed-9ad679cdde79.png?auth=35aa7b41467444d7176a3b9b99399cfd1f4b86162b2c1da737f720ae4c5f43e0&width=100&height=100&smart=true)
La Real quiebra en Anoeta pero logra asegurarse al menos la participaci¨®n en la UEFA. Malos tiempos para el santuario donostiarra, con demasiadas inclinaciones a la inhibici¨®n en los momentos decisivos. No as¨ª el Tenerife, que administr¨® el partido a su antojo y estuvo a punto de llevarse la victoria a su capazo. L¨¢stima de conformismo y docilidad, porque el conjunto tinerfe?o se empe?¨® en exceso en manosear el bal¨®n sin rentabilizar su superioridad.Estaba la fiesta preparada en San Sebasti¨¢n para celebrar el asalto europeo y mirar de reojo a la Liga de Campeones, pero se dej¨® al descuido la visita de un adversario muy instruido y experimentado. El resto de marcadores hizo el trabajo que la Real no fue capaz de desarrollar en el campo. El Tenerife pudo convertir la tarde en un banquete si hubiera ahorrado su obsesi¨®n por las p¨¦rdidas de tiempo.
Real Sociedad: Alberto; Fuentes, Loren, Pikabea, Aranzabal; G¨®mez, Mild (De Pedro, m
45), K¨¹hbauer (De Paula, m. 55), Mutiu, Cvitanovic (Aldeondo, m. 59) y Kovacevic.Tenerife: Unzu¨¦; Vierklau, Mata, Llorente, Slovac; Dani, Jokanovic, Emerson, Felipe (Andre Luiz, m. 90); Domingos (Vivar Dorado, m. 85) y Pinilla (Juanele, m. 62). Goles: 1-0. M. 44. Dani centra desde la derecha y Emerson empalma de forma inapelable desde el borde del ¨¢rea peque?a. 1-1. M. 66. De Pedro, de penalti. ?rbitro: Puentes Leira. Amonest¨® a Fuentes, Kovacevic, Mild, Mutiu, Llorente, Felipe y Dani. Expuls¨® a Vierklau (m. 65). 29.131 espectadores en el estadio de Anoeta.
Cuando se produce una incapacidad manifiesta para trenzar tres pases seguidos, la fragilidad de la Real es supina. Y si adem¨¢s Jokanovic y Emerson construyen su casa sin mirar la del vecino, con parsimonia y mucho aplomo, el resultado est¨¢ a la vista: la Real dobla las rodillas y claudica en la batalla. Tan suave y algodonoso era el juego de los visitantes como ¨¢spero y espeso el de los locales. Felipe se encarg¨® de dinamitar los espacios libres, aprovechando la blandura de Mild, que ya no enga?a a nadie. Los rivales saben que un simple soplido en el o¨ªdo es suficiente para que pierda el bal¨®n. Otro tanto le ocurre a K¨¹hbauer, cuya reconocida nulidad defensiva se completa con un periodo de p¨¦rdida de identidad atacante.
Con un centro del campo vol¨¢til, la Real se encomend¨® a la habilidad de De Pedro y la velocidad de Aldeondo y De Paula. El empate lleg¨® as¨ª, fruto de un eslalon suicida de De Paula que Vierklau se encarg¨® de desbaratar cometiendo penalti.
Con el empate y un jugador menos en el campo, el Tenerife se creci¨®. Aprovech¨® para hacer lo que mejor sabe. Tocar, abrir a los espacios hasta desquiciar a su oponente. Los donostiarras flojearon en la parcela central, lo que origin¨® un caos atacante. De Paula se esfum¨® demasiado pronto, Aldeondo no encontr¨® un pase largo en condiciones y Kovacevic estaba en otra esfera.
El cuadro tinerfe?o estuvo diestro con el bal¨®n, aunque se extralimit¨® en esta tarea y renunci¨® a la porter¨ªa. Esper¨® a que la Real arrastrara su figura sobre el c¨¦sped para sentenciar. Domingos tuvo la ocasi¨®n para hacerle un estropicio a la Real cuando estaba jugando con 10 futbolistas, pero Alberto convirti¨® la jugada en un susto.
Semejante panorama s¨®lo pod¨ªa traer recompensas para los donostiarras como consecuencia de un enredo. Estaban muy interesados los de Krauss en enmara?ar el juego para encontrar en medio del l¨ªo alg¨²n premio inmerecido, pero ayer estaban re?idos con el orden y el talento. Un par de arrancadas de Aranzabal y De Pedro, como dos gotas en medio del oc¨¦ano, despertaron la esperanza de un p¨²blico ¨¢vido pero resignado frente a la incapacidad de los suyos.
El partido se le iba a la Real por todos los costados mientras el Tenerife permanec¨ªa insensible. Jug¨® al mismo ritmo cuando ganaba y cuando se igual¨® el marcador. Especul¨® una pizca con el resultado y se preocup¨® por lo dem¨¢s en reducir al m¨¢ximo el tiempo real de juego. Fueron alarmantes los minutos malgastados durante la segunda parte.
La presi¨®n y la carga de responsabilidad atenazaron a los blanquiazules, que est¨¢n pervirtiendo el buen fario que ha tenido Anoeta esta temporada hasta el tramo final. La de ayer era una ocasi¨®n inmejorable para situarse en el segundo lugar en una Liga que han complicado inexplicablemente.
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