Algo cay¨® en Palomares
Hace 32 a?os, cuando el Madrid gan¨® su ultima Copa de Europa, ya hab¨ªan triunfado Santana y El Cordob¨¦s, y se aprobaba la Ley de Prensa de Fraga
El 11 de mayo de 1966 el Madrid ganaba su sexta Copa de Europa. A¨²n era la Espa?a profunda de Franco. Un a?o antes, El Cordob¨¦s hab¨ªa toreado 111 corridas y alcanzado definitivamente la categor¨ªa de mito en la tauromaquia. El maletilla y espont¨¢neo por excelencia tocaba techo. En el deporte, Manolo Santana tambi¨¦n hab¨ªa pasado a la gloria absoluta al vencer en Wimbledon. De recogepelotas a estrella a imitar.En la Espa?a de entonces las individualidades eran m¨¢s individuales que nunca. No pasaban tantas cosas, o s¨®lo las que el r¨¦gimen quer¨ªa que pasaran, pero parec¨ªan monumentos al personaje. Como El Lute, perdonado de la pena de muerte apenas un a?o antes de que Bruselas viviera la ¨²ltima gran gloria futbol¨ªstica del Madrid. En baloncesto, en cambio, era casi interminable. El equipo blanco tambi¨¦n hab¨ªa ganado la Copa de Europa tras uno de sus tradicionales choques con el TSSKA de Mosc¨² en el viejo front¨®n de Fiesta Alegre, escenario impensable ahora, con pared en un lateral incluida. En contraste con tensiones dram¨¢ticas como las de El Lute, acababan de venir a Espa?a los Beatles, que iban a suponer toda una bocanada de aire fresco para la m¨²sica espa?ola. Con su visita se abrir¨ªan caminos para grupos emblem¨¢ticos como Los Brincos, por ejemplo.
Un a?o especial
Sin embargo, 1966 iba a ser un a?o muy especial. Para empezar, el 17 de enero se produc¨ªa uno de los hechos m¨¢s conocidos de la historia reciente espa?ola. Un bombardero estadounidense B-52 se estrell¨® en el mar, frente a la costa norte de la provincia de Almer¨ªa, delante del pueblo de Palomares. El avi¨®n se dispon¨ªa a repostar con otro nodriza CK-135 y murieron siete de los 11 tripulantes. Los restos del aparato quedaron extendidos en un radio de 10 kil¨®metros. El avi¨®n llevaba cuatro bombas de hidr¨®geno, tres de la cuales cayeron en tierra y una en el mar. Nadie conoci¨® con exactitud en ese momento la enorme gravedad del suceso, pero el despliegue del propio ej¨¦rcito americano fue espectacular. Una de las bombas de tierra tuvo un escape radiactivo y la zona qued¨® como un desierto tras los trabajos de b¨²squeda y de seguridad.
Ante la magnitud del hecho, ya imposible de ocultar, el propio ministro de Informaci¨®n y Turismo, Manuel Fraga, con el embajador de Estados Unidos, Angier Biddle, se ba?¨® en la playa de Palomares el 7 de marzo. Trataba as¨ª de acallar las protestas y justificar que no deb¨ªa existir temor alguno sobre cualquier tipo de contaminaci¨®n. La bomba ca¨ªda en el agua no fue recuperada hasta un mes despu¨¦s y la dudas sobre sus efectos siguieron mucho tiempo. Faltaban a¨²n casi 10 a?os para que Franco muriera. No eran tiempos para aclarar dudas. Hasta pasados 20 a?os no se conocieron resultados m¨¦dicos, aunque los vecinos de Palomares vieron sus cosechas perdidas y c¨®mo los americanos se llevaban toneladas de arena de sus playas para analizarlas. Un misterio.
S¨®lo una semana despu¨¦s de su ba?o, el 15 de marzo, las Cortes aprobaron la Ley de Prensa e Imprenta propuesta por Fraga. Tra¨ªa un poco m¨¢s de libertad que las normas de propaganda franquista de 1938, pero a¨²n era limitada. Su art¨ªculo 2, en cualquier caso, pon¨ªa freno al menor intento de extralimitarse, incluso si se superaba la v¨ªa judicial.
Fraga no s¨®lo hacia leyes, sino que tambi¨¦n inauguraba paradores, mientras las manifestaciones de estudiantes y hasta de curas, se suced¨ªan. Y en las elecciones sindicales de octubre, las entonces ilegales Comisiones Obreras consegu¨ªan entrar de forma encubierta en el sindicalismo vertical.
El 14 de diciembre, con cerca del 90% de los votos emitidos, los espa?oles dec¨ªan s¨ª a la Ley Org¨¢nica del Estado, es decir, a Franco, que la hab¨ªa presentado el 11 de noviembre en las Cortes. Tras un discurso de una hora de duraci¨®n fue aprobada en su parlamento por aclamaci¨®n. El refer¨¦ndum popular fue precedido de una propaganda digna de la ¨¦poca. Apenas referencias al contenido de la ley y un aluvi¨®n, en cambio, de alabanzas a su inspirador y garante, como si una vez m¨¢s la salvaci¨®n de la patria pasara por refrendar sus designios. Fundamentalmente, se estructuraba Espa?a como un reino, con la aparici¨®n de la figura del futuro rey, y se deslindaba la jefatura del Estado de la del gobierno. Pero a¨²n deber¨ªan pasar siete a?os hasta el nombramiento del almirante Carrero Blanco como primer jefe de gobierno.
En el mundo, mientras tanto, se inventaba el cassette, el magnet¨®fono de bolsillo, y mor¨ªa Walt Disney. En China, Mao Zedong consegu¨ªa imponer su revoluci¨®n cultural. Nacida en una sesi¨®n plenaria del Partido Comunista Chino, en agosto de 1965, se institucionalizaba despu¨¦s de manifestaciones populares masivas, especialmente representadas por universitarios. Mao se confirmaba como el ¨²nico capaz de liderar el pa¨ªs tras conseguir como principal objetivo el sometimiento de todas las funciones del Estado al control del pueblo. China romp¨ªa de paso con la URSS, aparte de olvidar definitivamente en aquel momento cualquier rastro de capitalismo.
Abre el Calder¨®n
En Madrid, mientras tanto, donde se observaba el panorama chino entre la lejan¨ªa y en gran medida el horror, la capital viv¨ªa cambios modestamente capitalistas. Lo que se pod¨ªa en el desarrollo. Por ejemplo, s¨®lo quedaban 160 tranv¨ªas, pues se agilizaba su sustituci¨®n por autobuses. En 1966 se aprob¨® la adquisici¨®n de 400 para los siguientes dos a?os y por las calles empezaron a circular los primeros articulados, de 16 metros de largo. El Ayuntamiento, adem¨¢s, tom¨® otra discutible decisi¨®n: acabar con el emblem¨¢tico templete de la Red de San Luis por cuyo ascensor sub¨ªan o bajaban diariamente unas 18.000 personas.El mismo d¨ªa 11 de mayo en que el Madrid ganaba la sexta Copa de Europa se matriculaba en la capital el coche n¨²mero 500.000. Hasta el fin del a?o a¨²n morir¨ªa el genial actor Jos¨¦ Isbert y se cortaba la coleta el torero Antonio Bienvenida. El Atl¨¦tico de Madrid inauguraba el 2 de octubre su nuevo campo, junto al Manzanares, abandonando el antiguo Metropolitano, al final de la calle de Reina Victoria. En el que se llamar¨ªa Vicente Calder¨®n, en honor al presidente que pilot¨® el cambio, los rojiblancos jugaron frente al Valencia de los Pesudo, Tatono, Paquito, Claramunt, Waldo o Ansola, con un once tambi¨¦n con nombres hist¨®ricos: Rodri; Rivilla, Griffa, Colo; Glar¨ªa, Iglesias; Cardona, Luis, Mendoza, Adelardo y Collar. El partido termin¨® con empate a un tanto, pero el resultado fue lo de menos. El Atl¨¦tico quer¨ªa olvidar una larga etapa a la sombra del eterno rival. Lo curioso es que ¨¦ste tambi¨¦n iba a empezar otra larga traves¨ªa sin gloria en la Copa de Europa.
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