Escritoras invisibles
Gracias al afortunado art¨ªculo de Eduardo Haro Tecglen, he podido enterarme del fallecimiento de la escritora Christiane Rochefort.Tuve ocasi¨®n de conocerla cuando hace unos 15 a?os vino a Barcelona, creo que invitada por el Instituto Franc¨¦s para dar una conferencia. El p¨²blico abarrotaba el sal¨®n de actos. Escritoras y feministas de entonces ador¨¢bamos a la autora de t¨ªtulos que pasaron a convertirse en frases inmortales como El reposo del guerrero, Las ni?as primero, Los hijos del siglo, Es extra?o escribir (ensayo este ¨²ltimo que recomiendo a cualquier aprendiza de escritora y, sobre todo, de escritor). Tiene raz¨®n Haro Tecglen al se?alar que sus libros apenas se han publicado en Espa?a. Los que yo tengo vienen de Hispanoam¨¦rica.
La Rochefort tuvo una vida aparentemente discreta. Viv¨ªa en perfecta uni¨®n con las palabras. De ah¨ª el silencio de los medios antes y despu¨¦s de su muerte. Ella sol¨ªa decir: ?La escritura es un ejercicio f¨ªsico?. Como tantas otras de las grandes, vivi¨® para la literatura. Refiri¨¦ndose al ritmo del texto literario, tambi¨¦n dec¨ªa: ?El ritmo es el contacto f¨ªsico. Es una relaci¨®n ¨ªntima?. Y a prop¨®sito de las palabras, la Rochefort ha escrito: ?Es in¨²til romperse la cabeza para fabricarlas, no se las encuentra pensando, se las encuentra encontr¨¢ndolas?. En esta ¨¦poca de liviana rebeld¨ªa y textos comercial o pol¨ªticamente correctos, creo no escandalizar a nadie al reproducir otro de sus gritos: ?La ¨²nica relaci¨®n verdadera con la literatura es hacerla y leerla, dos formas equivalentes de hacer el amor con?.
Christiane Rochefort ha pasado a convertirse en otra escritora invisible. Mi amiga, la escritora turca Emine Sevgi Ozdamar, autora de la espl¨¦ndida novela La vida es un caravasar, public¨® en este peri¨®dico un art¨ªculo titulado La escritora invisible. Un poco antes, yo misma me di a la prensa otro art¨ªculo breve con este mismo t¨ªtulo. Y hoy, el destino, que no la casualidad (el azar siempre es dudoso), me ha tra¨ªdo estas l¨ªneas de la poeta Olvido Garc¨ªa Vald¨¦s escritas a prop¨®sito de la invisibilidad de las autoras: ?Se puede reconocer el valor intr¨ªnseco de obras hechas por mujeres, a la misma altura de las de varones contempor¨¢neos suyos, pienso, por ejemplo, en Rosa Chacel, en Rosal¨ªa de Castro, en Virgina Woolf, y, sin embargo, es curioso c¨®mo, desde una perspectiva del poder literario, van pasando a un brumoso segundo t¨¦rmino o sencillamente se diluyen?.
En ciencia llaman a esta coincidencia de resultados ?descubrimiento m¨²ltiple?. Seguramente, obedecer¨¢ tambi¨¦n a un rigor cient¨ªfico y solidario el inter¨¦s manifestado por los poderes f¨¢cticos en contrarrestar o compensar el habitual silencio o la invisibilidad de las escritoras con la preocupaci¨®n repentina de hablar extensamente sobre ellas junt¨¢ndonos a todas como reses. Todas a la vez. Las escritoras a un lado, como si fu¨¦ramos v¨ªctimas de alguna enfermedad irremediable y contagiosa. Un caso perdido para la literatura.
La Rochefort sigue viva. En literatura, la mujer contin¨²a siendo el reposo del guerrero.-
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