?Creer o entender?
El libro de Lao-ts¨¦, conocido como el Tao-Te-Ching empieza con la siguiente afirmaci¨®n: ?el Tao que puede ser expresado con palabras no es el verdadero Tao?. El premio Nobel de f¨ªsica, Steven Weinberg, dice en su ¨²ltimo libro, El sue?o de una teor¨ªa final: ?Describir la mec¨¢nica cu¨¢ntica solamente con palabras da inevitablemente solo una vaga impresi¨®n de lo que realmente es?. Si para Lao-Ts¨¦ las palabras, como manifestaci¨®n de nuestro pensamiento, pueden confundir la naturaleza del Tao, sobre el que no se puede reflexionar; Weinberg nos advierte que los modelos explicativos que van m¨¢s all¨¢ de un cuerpo te¨®rico fundamentado en las matem¨¢ticas pueden alejarnos de la verdadera naturaleza de la mec¨¢nica cu¨¢ntica.Un dif¨ªcil panorama para aquellos que nos dedicamos a la divulgaci¨®n cient¨ªfica, especialmente cuando para llevarla a cabo has de valerte, casi exclusivamente, de las palabras. A esta dificultad hay que a?adirle una segunda: cuando tratas de comunicarle a alguien alguna rareza cu¨¢ntica como, por ejemplo, que una part¨ªcula puede pasar por dos ranuras distintas a la vez, obtienes como respuesta indefectible un ?no lo entiendo?, cuando lo que en realidad quiere decir es ?no me lo creo?.
Hay quien afirma que esta actitud es debida a que todav¨ªa no hemos tenido tiempo para desarrollar una intuici¨®n cu¨¢ntica del mundo que nos rodea. Si la intuici¨®n es algo que depende de los sentidos, habr¨¢ de pasar mucho tiempo antes de que consigamos desarrollar esa intuici¨®n, como pas¨® con Galileo y su ley de ca¨ªda libre de los cuerpos.
Es cierto que en las oscuras sendas del andar cient¨ªfico, desarraigadas de los sentidos y de la intuici¨®n m¨¢s inmediata, la doctrina matem¨¢tica es la ¨²nica linterna que puede proporcionar algo de luz. Pero si para divulgar f¨ªsica cu¨¢ntica, ya de por si dif¨ªcil de digerir, hay que sembrar el camino de f¨®rmulas, no precisamente elementales, salimos de Herodes para entrar en Pilatos. ?Qu¨¦ hacer pues, cuando hasta para los estudiantes de la carrera de f¨ªsicas el encuentro con la mec¨¢nica cu¨¢ntica conlleva una crisis que, en el mejor de los casos, puede durar un par de a?os?
Bohr dijo una vez que si alguien no quedaba confundido por la f¨ªsica cu¨¢ntica es que no la hab¨ªa entendido bien. No queda pues m¨¢s camino que el de la persuasi¨®n, herramienta predilecta de muchos pedagogos y tambi¨¦n de algunos cient¨ªficos que, especialmente en f¨ªsica cu¨¢ntica, se ven obligados con frecuencia a persuadir y a persuadirse para poder interpretar algunos de los sorprendentes resultados que les proporciona la experiencia.
Ante tan fant¨¢sticos resultados experimentales es f¨¢cil y tentador, especialmente fuera de los ¨¢mbitos universitarios, que la persuasi¨®n se convierta en una pura seducci¨®n; y ¨¦sta, cuando se desnuda del razonamiento s¨®lo puede tener como respuesta el simple acto de fe. Cuando el ciudadano de a pie (entre los que me incluyo al escribir este art¨ªculo) lee en la prensa que se ha encontrado agua en la Luna, se lo cree. Primero porque es cre¨ªble, y segundo, porque deposita su confianza en los medios de comunicaci¨®n. Pero cuando lo que lee es que todo lo que existe, incluidos nosotros mismos, tiene naturaleza ondulatoria, como el sonido o las ondas en un estanque, las cosas cambian. Unos pasan p¨¢gina, otros se interesan y quieren saber m¨¢s. Pero tambi¨¦n hay quien est¨¢ dispuesto a ver en ello una especie de revelaci¨®n, una nueva visi¨®n del mundo. En este sentido, recomiendo, a los que se interesan por la antropolog¨ªa cultural, un paseo-nauta por Internet: descubrir¨¢ numerosas sociedades en torno a la metaf¨ªsica cu¨¢ntica, desde los puros fans hasta clubes filos¨®ficos incluyendo comunidades con tendencias religiosas. ?Por qu¨¦ no habr¨ªa de ser as¨ª si, al fin y al cabo, en este mundo de dif¨ªciles matem¨¢ticas y confusas interpretaciones, los que huyen de la ciencia de los mitos, acaban por abocarse casi siempre al mito de las ciencias?
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