?Lo que m¨¢s miedo me da es no ser entendido?
Alto y flaco, ?cansado, pero tratando de sobrevivir a Cannes, que es como un bar lleno de copas gratis en el que no te dejan coger ninguna?, William Hurt ha venido para promocionar su ¨²ltima pel¨ªcula, Dark City , y saluda con un apret¨®n de manos digno de un estibador. Firme, quiz¨¢ demasiado seguro para un actor como ¨¦l, para un hombre como ¨¦l que durante la media hora de entrevista no deja de mostrar sus inseguridades, sus paranoias, su manera de vivir y de entender su profesi¨®n. ?Esto es negocio, negocio, negocio. Y a veces eso es muy desesperanzador, porque te preguntas si lo que haces tiene finalmente algo que ver con la interpretaci¨®n, con el arte. Si te dejas llevar y te pones estupendo, si piensas que eres un fen¨®meno, una estrella, puedes ir aguantando, pero al final te das cuenta de que est¨¢s fingiendo?.?Estuve 12 a?os as¨ª, enga?¨¢ndome a m¨ª mismo, pero una noche, cuando hac¨ªa una obra de teatro en Broadway, me dije "nunca m¨¢s". Sal¨ª a escena y me qued¨¦ callado. El otro actor pas¨® un rato horrible, pero a m¨ª me dio igual. Estaba all¨ª quieto, pensando, diciendo "no voy a abrir la boca hasta que no lo sienta de verdad, hasta que no sea yo mismo". S¨®lo trataba de poner otra vez los pies en la tierra, de sentir que llevaba calcetines, que pod¨ªan oler mal. Se trataba de volver a las bases del oficio de actuar, de recuperar lo m¨¢s simple, como si hiciera un d¨ªa muy ventoso y tuviera que agarrarme para no caerme?.
Antes de eso, Hurt hab¨ªa sido ya una gran estrella. Hoy lo es todav¨ªa, pero ha pasado rachas miserables. Un Oscar por El beso de la mujer ara?a. Mucho alcohol, flashes y depresiones, entrevistas y mucha soledad han marcado una carrera llena de ¨¦xitos y admiraci¨®n, pero basada en la sobriedad, en una contenci¨®n introspectiva e ir¨®nica que lo hac¨ªa diferente de todos los dem¨¢s actores.
?Todo este rollo que estoy soltando est¨¢ muy bien, s¨ª, pero mucha gente lo leer¨¢ y dir¨¢ "bah, es una estrella de cine, ?qui¨¦n se lo cree?", y ¨¦se es el gran miedo que tengo: no ser cre¨ªdo, no ser entendido, ser malinterpretado, porque en este juego cuenta mucho la imaginaci¨®n del que te ve y te oye y la ayuda de los que te rodean en el escenario o en el estudio. Hay muchos directores que te contratan y luego se olvidan de ti; creen que esto es aprenderse las l¨ªneas, salir y escupirlas como un mu?eco. Y actuar es precisamente lo contrario. Hay que ver la escena, olvidarse del texto, concentrarse en respirar y agarrarse al suelo. Toda experiencia art¨ªstica requiere jugar con uno mismo, discutir , poner delante tuyo lo que eres, lo que sientes, tu humanidad y, con todo eso, tratar de quitarte el miedo que te produce la vida, la inseguridad que nos da toda la basura que nos rodea, confiando en que tus compa?eros van a permitir que todo eso salga, que la oscuridad del no saber nada se convierta en un poco de luz. Eso es crear, y todo lo dem¨¢s es mentira. Y, cuando eso te sucede, entonces sientes que ha sido muy dif¨ªcil, casi un milagro, pero a la vez sabes que ha sido necesario, sencillo y limpio?.
?Fueron entonces esos 12 a?os una p¨¦rdida de tiempo? ?No, en absoluto, todo lo contrario. Cuando uno est¨¢ buscando algo, todo le sirve. Creces, coges informaci¨®n, te formas, vives. Eso no es oscuridad, sino investigaci¨®n, y cuando buscas algo, acabas encontr¨¢ndolo?.
William Hurt es un tipo tan cre¨ªble con c¨¢mara como sin ella. Parece sincero, sensible, es un seductor total. Nada que ver con ese tipo hier¨¢tico e inexpresivo que tan bien ha caracterizado algunas veces. Pero ?c¨®mo no recordar que Hurt no est¨¢ aqu¨ª para hacer terapia de grupo, sino para promocionar su pel¨ªcula, Dark City ? . Aunque no habla del filme si no le preguntas directamente, cuando alguien lo hace, aplica inmediatamente su discurso a la historia que cuenta Alex Proyas. Y enseguida te hace sentir horriblemente por poder pensar mal de ¨¦l. ?Respeto a los actores inteligentes que tienen una gran t¨¦cnica y a la vez necesitan estar rodeados de un ambiente de guarrer¨ªa. Esos que dicen "s¨¦ lo que tengo que sentir en este momento, lo estoy haciendo bien, digo mis l¨ªneas y me voy" (los imita, burl¨®n). Pero a m¨ª me da igual triunfar que no, mi ¨²nica obligaci¨®n en este oficio es sentir lo que hago, vivir el momento, sentirme yo mismo en cualquier situaci¨®n. La fama no es importante para el coraz¨®n, es s¨®lo un estorbo, un adorno que te hace ver las cosas distorsionadas. La verdad de lo que uno es como actor es la suma de muchos espejos y miradas. Depende sobre todo del que recibe el mensaje. Pero la vida es igual. Meterse en los zapatos de otro y rendirse a la imagen de ese otro. El mundo est¨¢ lleno de fabricantes de verdades, y el cine es una gran herramienta para eso. Los actores somos parte de esa herramienta. Y por eso es terror¨ªfico pensar que est¨¢s diciendo algo humano y sincero y que la gente lo considere una frase est¨¢ndar m¨¢s de una celebridad m¨¢s. Esa iron¨ªa incre¨ªble me da p¨¢nico. Se parece a un cuchillo exquisito que te hace un corte por debajo de las u?as?. Y entonces sonr¨ªe, resopla y estrecha la mano todav¨ªa con m¨¢s fuerza que al principio, y en el aut¨®grafo pone la palabra peace.
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