Barrera: ?El cambio de los toros ha roto mis planes?

?Una nueva forma de pedir la oreja? ?Una epidemia de otitis? El reloj marcaba las nueve menos cuarto y surgi¨® el fen¨®meno. A la voz de ?empieza?, los tendidos empezaron a hurgarse en la trompa de Eustaquio. Cosas del transistor. Abajo, en la arena, Joselito se aprestaba a matar a su segundo toro y, enseguida, surgi¨® la divisi¨®n de opiniones: Unos se dirig¨ªan a la salida, otros, aqu¨ª el fen¨®meno, se tapaban el o¨ªdo.Tambi¨¦n los hubo, y muchos, que se quedaron... y sin radio. Todo sea dicho. ?La verdad es que desde la arena se aprecia bastante bien la desbandada. Es simp¨¢tico?, dice Vicente Barrera a la vez que confiesa resignado que ¨¦l se llev¨® la peor parte. ?En todos los sentidos, m¨ªo fue el lote menos lucido y m¨ªo tambi¨¦n el ¨²ltimo de la tarde?, afirma. En efecto, el sexto astado cometi¨® la imprudencia de invadir la arena en flagrante fuera de juego.

?L¨¢stima de espada?

Joselito, por su parte, ni darse cuenta: ?No he ca¨ªdo. Algo raro he notado nada m¨¢s matar al segundo. Pero no asimilaba que fuera por el f¨²tbol?. Ya puestos, el diestro madrile?o se detiene en este toro: ?Me he encontrado bien. Me he sentido a gusto. Por la derecha, el toro ha ido bien y, por la izquierda, no ha podido ser. Entraba rebrincado. En cualquier caso, l¨¢stima de espada?.Sobre el primero, Joselito apenas se esfuerza: ?El caso es que se mov¨ªa, pero cabeceaba... Adem¨¢s, y era de Baltasar Ib¨¢n, la gente ha estado en contra desde el principio?. Del cambio del encierro, ni inmutarse: ?Me he enterado a la salida del hotel. La verdad, no es una cosa que suela preocuparme?.

Todo lo contrario en el caso de Barrera. ?La verdad es que estoy disgustado. Uno viene a Madrid con la idea de lidiar una ganader¨ªa especial. Para bien o para mal, los de Ib¨¢n son diferentes. Y nada. Adem¨¢s, el p¨²blico, tal vez debido al cambio, ha estado irritado desde el primer momento. Todo estaba en contra?, declara el valenciano y ¨²nico de la terna que no lidi¨® ninguno de los toros anunciados.

?El primero se movi¨® un poco m¨¢s. El segundo se ha echado y poco o nada se pod¨ªa hacer. En general, si los toros no valen no se puede pedir gran cosa. Yo creo que he estado firme desde el principio?, concluye Barrera. Antes de que se descartara el encierro en el cartel, el diestro declar¨® necesitar dar ?un aldabonazo en su carrera?. En Madrid, una plaza que se le resiste al triunfo, y frente a una ganader¨ªa poco comercial eran los elementos designados para cumplir su objetivo. ?Me queda la del 28 (la Corrida de la Prensa)?, dice en un intento de sacudirse el mal disimulado disgusto. Ese d¨ªa los toros, de seis ganader¨ªas, son elegidos por los matadores (el valenciano, Manuel Caballero y Jos¨¦ Tom¨¢s) y -es importante- no hay f¨²tbol.