La Rep¨²blica de Irlanda acude masivamente a votar "s¨ª" al cambio constitucional
La presidenta de Irlanda, Mary McAleese, cumpli¨® con la tradici¨®n al depositar su voto en la urna de la mesa electoral que corresponde a su residencia oficial de Phoenix Park, en Dubl¨ªn. La jornada prosigui¨® con calma y con una notable participaci¨®n del electorado que ayer apost¨® por la paz, estabilidad y prosperidad para toda la isla Esmeralda. El s¨ª al refer¨¦ndum est¨¢ ampliamente garantizado en los 41 distritos electorales y tan s¨®lo queda por resolver hoy la inc¨®gnita sobre el porcentaje de votos exacto.
Impecablemente maquillada y luciendo un traje de chaqueta azul cielo, McAleese, pos¨® junto a su marido, Martin, para el batall¨®n de c¨¢maras fotogr¨¢ficas y de televisi¨®n que registr¨® un acto que, en esta ocasi¨®n, nada tuvo de rutinario. Norirlandesa de nacimiento, esta distinguida abogada y diplomada en lengua espa?ola dicidi¨® por propia voluntad votar en el pa¨ªs que el pasado oto?o la alz¨® hasta la presidencia en unas elecciones que ella misma no pudo participar directamente. Igualmente podr¨ªa haber ejercitado su derecho c¨ªvico en Belfast, donde todav¨ªa mantiene su domicilio privado. Pero su deber le llev¨® ayer a sentar ejemplo entre los ciudadanos del Sur.La casualidad tambi¨¦n contribuy¨®: el registro del refer¨¦ndum para ratificar el Acuerdo de Viernes Santo se clausur¨® apenas unas semanas despu¨¦s de que la primera norirlandesa fuera elegida presidenta de la Rep¨²blica.
A media jornada, las perspectivas de victoria del s¨ª eran inmejorables. No porque se dudara del apoyo del electorado irland¨¦s a la propuesta constitucional, sino porque, de acuerdo con las indicaciones oficiales, la participaci¨®n estaba siendo muy elevada. D¨ªas atr¨¢s, con unas temperaturas altas, unos cielos despejados y la seguridad de que Irlanda votar¨ªa s¨ª, se temi¨® por una posible apat¨ªa ciudadana a la hora de votar. La llegada en masa a las urnas demuestra que los irlandeses apuestan por el futuro.
?Estamos hartos y cansados del conflicto. La violencia rara vez llama a nuestras puertas, pero la vemos por televisi¨®n y leemos sus consecuencias en la prensa. Como dice el primer ministro, Bertie Ahern, ?basta ya de que se mate en nuestro nombre! Estoy seguro que much¨ªsima gente se molestar¨¢ en votar?, se?al¨® por la ma?ana Peter Ward, un profesional dublin¨¦s. Su compa?era, la abogada Cliodhna O" Hara, tambi¨¦n rellen¨® con dos cruces las casillas del s¨ª en las papeletas -Irlanda ratific¨® simult¨¢neamente el Tratado de Amsterdam y el Acuerdo de Stormont- porque, defendi¨®, ?es un voto por la paz?.
Los irlandeses no se dejan embaucar facilmente. Saben que habr¨¢ muchos obst¨¢culos en la puesta en pr¨¢ctica del Acuerdo y, principalmente, en creaci¨®n y buen funcionamiento del consejo ministerial interfronterizo, un organismo que por primera vez otorga voz y poder ejecutivo al Gobierno de Irlanda en algunas materias hasta ahora exclusivas del Norte. ?No conf¨ªo en los unionistas, como Ian Paisley y el resto de diputados que se oponen al proceso y amenazan con desestabilizar las instituciones. Su concepto de la mayor¨ªa es muy peculiar. Lo aceptan cuando afianza sus intereses, pero cuando va en contra de sus objetivos, como podr¨ªa suceder en este caso, no quieren acatarlo. Dicen que una mayor¨ªa en el Norte por debajo del 70% no es suficiente para los unionistas. No me parece justo su postura?, dice Ward.
O"Hara es m¨¢s expl¨ªcita: ?Los pr¨®ximos meses ser¨¢n muy duros en Irlanda del Norte, porque cuanto m¨¢s sustancial sea el s¨ª , m¨¢s pelear¨¢n los unionistas radicales. En general, no me gustan nada los unionistas. Su visi¨®n es negativa, llena de odios y desfasada. Se sienten acorralados por la din¨¢mica de la historia y sus acciones denotan desesperaci¨®n?.
El Sur debe aportar su granito y, como defiende Marian Nolan, propietaria de una agencia de viajes. ?No es una soluci¨®n instant¨¢nea, pero es una apuesta por el futuro. Un grito de esperanza de que un d¨ªa nos perdonaremos los unos a los otros y podremos vivir en paz?, dice la empresaria. Y retomado un dicho espa?ol, lanza un mensaje a republicanos y unionistas: ??Vive y deja vivir!?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.