Sin muros

JULIO SEOANE Mientras esperamos a que los acontecimientos pol¨ªticos valencianos vayan tomando forma en los pr¨®ximos d¨ªas, mientras observamos cu¨¢l va a ser la valoraci¨®n interminable y el resultado final de esos tres a?os del gobierno popular valenciano, al mismo tiempo que asistimos resignados a los pasos hacia adelante y hacia atr¨¢s de las primarias socialistas, todo ello con una cierta sensaci¨®n de intranquilidad, de que algo est¨¢ cambiando definitivamente a nuestro alrededor, mientras esperamos, repito, bueno ser¨¢ que atendamos tambi¨¦n a otros acontecimientos menos institucionales y m¨¢s virtuales. ?Sab¨ªan ustedes que los computadores, la curiosidad y el di¨¢logo de los ciudadanos acaban de derribar las puertas del Senado? Pues enciendan su computador y conecten con www.senado.es o, mejor todav¨ªa, pidan amablemente a su hijo que lo haga, y ver¨¢n como es cierto lo que digo. A partir de ahora podr¨¢n curiosear el Senado, saber qui¨¦n es qui¨¦n, entrar en la Comisi¨®n de Internet, conocer su actividad o, directamente, colarse en el Foro P¨²blico y opinar, discutir, pedir explicaciones y participar activamente en los temas de inter¨¦s. Ya s¨¦ que no es tan importante como la toma de La Bastilla, pero hay que reconocer que tambi¨¦n aqu¨ª se derriban unos muros, se libera a unos pol¨ªticos de un encierro inmerecido y se hace historia. Aunque en este caso, afortunadamente, todo transcurre sin violencia, todo es virtual, como si fuera una pel¨ªcula, pero tambi¨¦n tiene importantes repercusiones sociales. El contacto directo del ciudadano con el Senado es el primer paso de una inmensa revoluci¨®n social y pol¨ªtica, que va a cambiar en muy poco tiempo los h¨¢bitos y las estrategias de la organizaci¨®n social. Primero es el Senado, despu¨¦s ser¨¢ el Congreso, y luego los gobiernos locales, los centrales, los europeos; m¨¢s adelante se extender¨¢ el voto electr¨®nico, y hasta las encuestas de opini¨®n tendr¨¢n un car¨¢cter m¨¢s determinante. Estamos en los inicios de una democracia donde el tiempo ya no se mide en unidades de cuatro a?os, sino en d¨ªas y minutos; donde las distancias geogr¨¢ficas son irrelevantes para unirse en asamblea. Con frecuencia reciben el nombre de democracias digitales, pienso que m¨¢s para asustar que para describir, porque en realidad son simplemente democracias continuas, menos espasm¨®dicas y tartamudas que las actuales. Aunque, desde luego, no todo ser¨¢ favorable para una sociedad abierta. En cualquier caso, lo importante es que el proceso ya est¨¢ en marcha y en nuestra sociedad acaba de introducirse en el Senado. Es conveniente no tomarlo a la ligera, no despistarse; porque al igual que los ciudadanos tienen que adaptarse a las nuevas ocupaciones y a las nuevas tecnolog¨ªas si no quieren quedar excluidos, tambi¨¦n los pol¨ªticos empezar¨¢n ahora a padecer los mismos rigores si no se enfrentan a la nueva realidad. Dicho de otra manera, es muy probable que el ultimo discurso de cualquier importante pol¨ªtico actual no pase a los anales de nuestra historia pol¨ªtica. Sin embargo, dentro de cincuenta a?os, cuando se estudie la evoluci¨®n de nuestra sociedad, alguien dictar¨¢ a su computador que un par de docenas de senadores de distintos grupos pol¨ªticos, presididos por un valenciano, Esteban Gonz¨¢lez Pons, iniciaron la apertura hacia la nueva sociedad. Mientras tanto, nuestra pol¨ªtica valenciana contin¨²a ensimismada en sus ¨²ltimos tres a?os o en sus pr¨®ximas primarias.