Crisis de confianza en Rusia
Rusia ha superado a trancas y barrancas una semana negra, pero el peligro de colapso financiero sigue en pie. El p¨¢nico de los inversores, que se tradujo en una ca¨ªda en picado de la Bolsa y un ataque a la estabilidad del rublo, lleg¨® hasta el Gobierno, que triplic¨® el mi¨¦rcoles el tipo de inter¨¦s b¨¢sico, desde el 50% al 150%.Esta prueba de la determinaci¨®n de defender la moneda del presidente Bor¨ªs Yeltsin y su inexperto primer ministro, Sergu¨¦i Kiriyenko, de 35 a?os, tranquiliz¨® a los mercados, pero tambi¨¦n suscit¨® nuevas incertidumbres.
Es un problema de confianza. El a?o pasado, Rusia se convirti¨® en el paradigma de los mercados emergentes en los que, con alto riesgo, se pod¨ªa aspirar a rentabilidades espectaculares. Esa misma Bolsa, que en 1997 hizo ganar fortunas a los m¨¢s avisados o temerarios, se ha convertido en un pozo sin fondo. En mayo, la cotizaci¨®n de las acciones descendi¨®, de media, un 40%. Desde enero, supera el 50%. A¨²n con los precios por los suelos, el dinero se retrae, temeroso de una cat¨¢strofe que eche por tierra la reforma econ¨®mica lanzada tras estallar la URSS, hace seis a?os y cinco meses.
Ha habido cierto contagio asi¨¢tico o efecto indonesio, pero la crisis rusa tiene ra¨ªces propias: la ca¨ªda en picado de la producci¨®n, el escandaloso desequilibrio de la balanza comercial, el descontrol del gasto p¨²blico, la incapacidad para recaudar impuestos, el auge de la econom¨ªa negra, la corrupci¨®n generalizada, la infiltraci¨®n del crimen organizado en sectores clave de la econom¨ªa y, sobre todo, un liderazgo pol¨ªtico que no est¨¢ a la altura del desaf¨ªo.
Sin estabilidad pol¨ªtica, la econ¨®mica se antoja una utop¨ªa, sobre todo cuando no salen las cuentas. Rusia tiene una deuda exterior de 140.000 millones de d¨®lares (21,7 billones de pesetas) y una interior de 60.000 millones (9,3 billones de pesetas). La primera est¨¢ renegociada, con un calendario de amortizaci¨®n que evitar¨¢ agobios en lo que queda de siglo. Pero la deuda interna se tragaba ya m¨¢s del 30% de los ingresos presupuestarios, a un tipo de inter¨¦s del 25%. Con la subida estratosf¨¦rica de los tipos, cada rublo recaudado tendr¨ªa que emplearse para tapar este tremendo agujero.
Las pr¨®ximas semanas ser¨¢n vitales. Si las nuevas medidas del Gobierno (reducir gastos, presionar a los grandes deudores al fisco, engrosar la lista de empresas a privatizar...) funcionan, y los mercados pierden el miedo, los tipos podr¨ªan descender a niveles "razonables".
Si no se logra, y se deval¨²a el rublo, los efectos ser¨ªan catastr¨®ficos. La estabilidad de la moneda y la contenci¨®n de los precios son los principales logros de la transici¨®n del comunismo al capitalismo. Un rublo m¨¢s barato tampoco impulsar¨ªa las exportaciones, excepto las de gas y petr¨®leo. Ser¨ªa inevitable que la inflaci¨®n se disparase, algo que aterroriza a los rusos, que ya saben lo que es acostarse con ahorros que valen algo y despertarse pobre como una rata.
El sistema bancario podr¨ªa hundirse. No s¨®lo las entidades peque?as y medianas. Tambi¨¦n muchas grandes, con una carga excesiva de compromisos a pagar en d¨®lares. Por eso la pasada semana, se apresuraron a guardar m¨¢s d¨®lares bajo el colch¨®n.
No es f¨¢cil que Rusia salga sola del embrollo. Las reservas del Banco Central no dan para mucho. No ser¨ªa l¨®gico que Occidente permitiera que se cociese en su propia salsa. El Fondo Monetario Internacional (FMI) desbloquear¨¢ este mes un tramo de 670 millones de d¨®lares del cr¨¦dito a largo plazo de 9.200 millones.
Pero no basta. De ah¨ª que se especule con un "pr¨¦stamo de estabilizaci¨®n", de al menos 5.000 millones, idea que ayer mismo apoy¨® el presidente de EEUU, Bill Clinton. Ser¨ªa dinero del FMI, del Banco Mundial, del Grupo de los Ocho, de Alemania y EEUU. Para que quede claro que Occidente no dejar¨¢ que Rusia se hunda. Y para que esa prueba de confianza se transmita a los mercados.
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