Francia descubre con alarma que el Gran Louvre es un museo muy poco seguro
La pinacoteca se replantea todo su sistema de seguridad ante la proliferaci¨®n de robos
Bajo la gran pir¨¢mide acristalada , una multitud ocupa a diario las escaleras mec¨¢nicas interiores del Louvre y se desparrama por el suntuoso y espacioso vest¨ªbulo, envuelta en los reflejos y el polvo dorado que levanta la luz solar. El a?o pasado, m¨¢s de cinco millones de personas, 500.000 espa?olas, visitaron este grandioso museo que destina 60.700 metros cuadrados a salas de exposici¨®n y exhibe regularmente 36.615 obras, menos de la d¨¦cima parte de sus fondos. Los visitantes, llegados desde todos los rincones, han puesto en evidencia el desfase del sistema de seguridad.
Desde el pasado 3 de mayo, el Louvre cuenta con un cuadro menos, y ese vac¨ªo descarnado que El Camino de S¨¨vres ha dejado en las paredes destinadas a la colecci¨®n Corot est¨¢ provocando un se¨ªsmo en las estructuras del Gran Louvre. Con el ¨²ltimo robo, el cuarto en lo que va de a?o, Francia ha descubierto de repente que su gran museo, orgullo de la naci¨®n y uno de los primeros del mundo, parece haberse convertido en una especie de bazar donde las riquezas est¨¢n al alcance de los profesionales del robo.El Gobierno ha exigido responsabilidades y los rectores de la gran instituci¨®n han terminado por reconocer lo que muchos conservadores sab¨ªan desde hace tiempo, que la transformaci¨®n del Louvre en industria tur¨ªstica -el 40% del presupuesto de 650 millones de francos, es sufragado con los recursos propios- ha socavado notablemente la protecci¨®n de las obras de arte. ??ste es un museo fr¨¢gil, los robos de los ¨²ltimos tiempos nos muestran nuestro triste destino?, ha reconocido, el muy elocuente presidente del museo, Pierre Rosemberg.
A la espera de resultados
De momento, a la espera de los resultados de una ingente auditor¨ªa sobre el personal -m¨¢s de 3.000 personas trabajan regularmente en el museo- y sobre los sistemas de protecci¨®n, encargado a una empresa ajena a la instituci¨®n, la direcci¨®n del Louvre ha constituido un grupo permanente de seguridad, reducido su programa de exposiciones y clausurado aquellas salas que no presentan garant¨ªas.Pese a la gente y a la te¨®rica presencia del guardi¨¢n de sala, el ladr¨®n del peque?o paisaje de 35 49 cent¨ªmetros pintado por Corot tuvo tiempo suficiente como para extraer la tela sin tocar ni el vidrio de protecci¨®n ni el marco firmemente fijado a la pared. Todo el sistema combinado de medidas de seguridad, desde las soluciones mec¨¢nicas de encajar los cuadros en los muros hasta las alarmas electr¨®nicas que se activan al contacto, los rayos infrarrojos, las c¨¢maras de v¨ªdeo y los ojos de los casi mil guardianes encargados de la vigilancia de las salas, resulta incapaz de asegurar el ambicioso plan emprendido por el Gran Louvre en 1997 con la apertura de 13.000 metros cuadrados m¨¢s y el mantenimiento simult¨¢neo de 10 exposiciones. Aunque la seguridad electr¨®nica tiene fallos considerables, el peso principal de la culpa ha ca¨ªdo sobre los guardianes. Preguntar hoy por la colecci¨®n Corot supone exponerse a una larga mirada inquisitorial de los guardianes. Los vigilantes apostados en el camino hacia la colecci¨®n Corot, hoy clausurada, los que vigilan las estancias que cuentan con la presencia de Monet, Pissarro, Sisley y Renoir, los que protegen la pinacoteca de retratos de Jean Hey, Rubens, Van Dyck, Goya y Zuloaga coinciden en las dificultades que entra?a vigilar los movimientos de tanta gente y en la insuficiencia de la plantilla.
?En la pr¨¢ctica, teniendo en cuenta los turnos, incluido el de noche, quedamos reducidos a unos 150 guardianes. Es muy poco para tanta gente porque, adem¨¢s, el p¨²blico de masas no para de moverse y en cuanto puede saca la m¨¢quina de fotos, que es lo que verdaderamente les gusta hacer en los museos?, indica uno de estos trabajadores. Caer en el tedio y la rutina es, por otra parte, la tentaci¨®n primera de estos vigilantes, de puesto asegurado, que cobran entre 162.500 pesetas y 225.000 pesetas. La ministra de Cultura, Catherine Trautman, ha proclamado que la seguridad de los tesoros del Gran Louvre es una prioridad y que en consecuencia todos los proyectos del museo van a quedar supeditados al reforzamiento de la seguridad ya iniciadas parcialmente. Un total de 120 nuevos guardianes van a ser contratados.
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