Arantxa, fieramente humana
En cierto modo, Arantxa S¨¢nchez es la o el mejor deportista espa?ol de todos los tiempos. En cierto modo, porque est¨¢ Indur¨¢in. Pero, todos, todos los que han podido uno u otro d¨ªa aspirar a esa c¨²spide, adem¨¢s del ciclista hiperhumano, Santana, Ballesteros, Luisito Su¨¢rez, han gozado de una naturalidad para la pr¨¢ctica de su especialidad que los convert¨ªa en tipos de excepci¨®n. Uno no cree en los genes, pero s¨ª en la inspiraci¨®n. Arantxa, sin embargo, es la sudoraci¨®n de los oc¨¦anos.Nadie sin suficiente servicio, moderado acopio de golpes ganadores, t¨¦cnica estimable pero nacida mucho m¨¢s de la cabeza que del brazo, con buenas piernas pero m¨¢s para el marat¨®n que el ¨²ltimo metro de la cuerda, habr¨ªa podido ganar cuatro torneos -de momento- de Grand Slam y tres de la misma prueba que no fuera Arantxa S¨¢nchez.
?Por qu¨¦ gana la deportista de Barcelona? Adem¨¢s de poseer la enigm¨¢tica facultad de hipnotizar a la adversaria y hacerla que se arriesgue m¨¢s de lo debido, como ayer le ocurri¨® a Seles, para lograr lo imposible: que Arantxa se canse de devolver la pelota, S¨¢nchez cuenta con una gran preparaci¨®n intelectual de los partidos, una astucia sin l¨ªmites, una capacidad de eucarist¨ªa, y una fe digna de Lefebvre en que lo improbable es lo m¨¢s seguro que puede suceder.
Eso es lo importante en Arantxa; no lo sobrenatural, sino la potenciaci¨®n radicalmente inveros¨ªmil de lo humano. Todo en ella es tan s¨®lo buenecillo, salvo ella misma, que hace de un paquete aprovechable, pero no singular de cualidades, lo imbatible.
En el tenis ha habido genios sin materia suficiente, como Vitas Gerulaitis o Miroslav Meciar, que jam¨¢s ganaron un Grand Slam porque hasta la genialidad del m¨¢s all¨¢ tiene sus l¨ªmites. Ha habido tambi¨¦n materias primas de tanto alumbre que pod¨ªan ganar sin necesidad de sentirse habitados por los dioses, como Stan Smith o Ivan Lendl. Pero, lo de Arantxa S¨¢nchez es diferente: no es un genio, ni la naturaleza se ha esmerado en ella de manera arrebatada; es, al contrario, lo m¨¢s genial del m¨¢s ac¨¢, porque sin tener, encuentra; porque prestidigita los partidos como un Houdini de la red. No hay truco; hay ubicuidad, decisi¨®n, car¨¢cter, convicci¨®n, estajanovismo.
Cuando cay¨® hace algo m¨¢s de un a?o en un bache que parec¨ªa terminal, los listillos dimos por sentado que la noria del esfuerzo hab¨ªa sacado ya todo el agua que guardaba de su tenis. Los jugadores s¨®lo del tes¨®n, de la tarea interminable, de la aplicaci¨®n arrodillada suelen expirar antes que los geniales, porque es tal el derroche que practican para estar a la altura, que agotan antes su capital simb¨®lico, que dir¨ªa Bourdieu, para lograr el triunfo.
El error ser¨ªa creer que Arantxa ha sido s¨®lo eso. Pero, cuando de la humanidad falible y dolorosa, del sudor y la garra apasionada, de la entrega que si no fuera inagotable ser¨ªa anodina, un ser tan fieramente humano como la tenista catalana logra extraer vol¨²menes sin fin de empe?o por vencer, es que hemos vislumbrado la genialidad de lo ordinario.
A Arantxa S¨¢nchez, como a Perico en su d¨ªa el Tour, el tenis le cabe en la cabeza. Y con eso es con lo que gana, a fin de cuentas; cuando la mu?eca tiembla, la pierna enflaquece, la vista parpadea, la mente de quien comprende su deporte como nadie transmite una orden: all¨ª, de esta manera, en paralelo al ¨¦xito. Y su cuerpo obedece porque no queda otro remedio. Lo imposible es muy f¨¢cil. Se llama Arantxa S¨¢nchez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.