China, reto informativo
China es, con mucho, la econom¨ªa que est¨¢ experimentando un crecimiento m¨¢s r¨¢pido en esta d¨¦cada de los noventa. Ello implica, entre otras cosas, una mayor atenci¨®n de los centros de poder mundiales, as¨ª como una intensificaci¨®n de las relaciones comerciales con un pa¨ªs que concentra la quinta parte de la poblaci¨®n de la Tierra y que ya consume, en t¨¦rminos absolutos, m¨¢s cereales que Estados Unidos. China es hoy noticia por muchos conceptos, y es probable que lo sea todav¨ªa m¨¢s en los a?os que vienen. Constituir¨¢ todo un acontecimiento informativo ver a 1.200 millones de chinos integr¨¢ndose en el sistema de desarrollo industrial de Occidente, basado en la explotaci¨®n de los recursos naturales, o, por el contrario, cuestionando su validez por la sencilla raz¨®n de que tales recursos no pueden dar tanto de s¨ª. ?Es imaginable un n¨²mero igual de autom¨®viles por mil habitantes en China que en EE UU, pero necesitando para moverlos bastantes millones m¨¢s de barriles de petr¨®leo diarios de los que es capaz de producir en estos momentos la industria petrol¨ªfera en todo el mundo? Como, sin duda, los chinos, igual que cualquier otro pueblo de la Tierra, tienen derecho a los mayores niveles de bienestar, habr¨¢ que ver c¨®mo se resuelve su acceso al actual sistema de econom¨ªa mundial.En cualquier caso, China comienza a ser un polo de informaci¨®n que no puede ignorarse y, por tanto, un desaf¨ªo para los medios de comunicaci¨®n. A los periodistas se les plantea no s¨®lo conocer y escribir bien los nombres de sus dirigentes -por ejemplo, saber que primero se escribe el apellido y despu¨¦s el nombre propio-, sino sobre todo adquirir un conocimiento m¨ªnimamente solvente de los problemas, tendencias e inquietudes de la sociedad china para informar con conocimiento de causa y no ser meros transmisores de prejuicios, errores o visiones desenfocadas. En el caso de EL PA?S, un peri¨®dico que abre sus secciones con la de Internacional como muestra de inter¨¦s por tener bien informados a sus lectores de lo que sucede en el mundo, una informaci¨®n solvente y cuidada sobre China representa un compromiso profesional que debe tomarse en serio. Deben tenerse por ello muy en cuenta las observaciones cr¨ªticas que un lector de Atlanta, Georgia (EE UU), Jordi Palau, polit¨®logo y especialista en asuntos asi¨¢ticos, hace a algunas informaciones publicadas a ra¨ªz de la designaci¨®n de Zhu Rongji como nuevo jefe del Gobierno chino (17 de marzo) y de la visita del ministro de Asuntos Exteriores espa?ol, Abel Matutes, a China en los primeros d¨ªas del mes de mayo (secciones de Internacional y Espa?a, respectivamente).
Observaciones cr¨ªticas que alcanzan tanto a errores sobre nombres -en alg¨²n caso se trata m¨¢s bien de erratas- como a juicios sobre determinados aspectos de la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de China. Sobre las primeras, referentes a los nombres, no hay duda de que Deng se escribe as¨ª y no Den, y que el nombre del ministro de Asuntos Exteriores chino es Tang Jiaxuan y no Xiajuan. ?No es la primera vez que en EL PA?S se escriben mal los nombres de l¨ªderes de pa¨ªses de Asia oriental. Me pregunto si es tan dif¨ªcil consultarlos previamente?, observa con buen sentido el lector. Esta observaci¨®n sensata del lector no s¨®lo se ignora a veces respecto de los nombres chinos. Para muchos de los que escriben o escribimos en este peri¨®dico sigue siendo una tarea imposible cerciorarse previamente de la correcci¨®n de los nombres extranjeros, sean chinos, brit¨¢nicos o alemanes, como no dejan de se?alar una y otra vez los lectores.
M¨¢s cuestionables, por entrar en el terreno de la interpretaci¨®n de los datos, son las observaciones sobre algunos juicios relativos a diversos aspectos de la pol¨ªtica y econom¨ªa chinas. ?Es exagerado considerar a Zhu Rongji el cerebro del cambio econ¨®mico y principal impulsor de la liberaci¨®n de los mercados como se afirma en EL PA?S? ?Es inexacto y puede prestarse a confusi¨®n afirmar como hace EL PA?S que la f¨®rmula ?un pa¨ªs, dos sistemas? sirve igual para el di¨¢logo con Taiwan que para negociar con las principales compa?¨ªas transnacionales su implantaci¨®n en China? Es posible que as¨ª sea, seg¨²n opina el lector. Pero sus observaciones deben tomarse sobre todo como una llamada de atenci¨®n a EL PA?S y a sus periodistas -en especial los dedicados a temas internacionales y econ¨®micos y los editorialistas- para que ofrezcan a los lectores una informaci¨®n rigurosa y una opini¨®n solvente sobre el apasionante despertar del drag¨®n chino.
La cuesti¨®n es ¨¦sta: ?pueden los medios de comunicaci¨®n occidentales, y por ende los ciudadanos de Europa y EE UU, estar desinformados sobre las consecuencias de la mundializaci¨®n en un pa¨ªs de cultura milenaria y con 1.200 millones de habitantes como China? Vicente Verd¨², autor del reciente libro China superstar y enviado a China en alguna ocasi¨®n a realizar tareas informativas para EL PA?S, responde a esta cuesti¨®n: ?Mi respuesta es, obviamente, que no. Que si el mundo decisivo acababa hace unos a?os sus fronteras en la URSS, hoy da la vuelta completa al globo. En China se registra actualmente la metamorfosis social y cultural m¨¢s intensa que ha conocido la humanidad. Esto ser¨ªa suficiente para considerarla el centro de importantes noticias. Pero adem¨¢s existen otras razones de envergadura para prestarle enorme atenci¨®n. La primera es que, si contin¨²a su crecimiento, China se convertir¨¢ en la segunda potencia mundial en torno al 2020. La segunda es que China constituye la civilizaci¨®n -ininterrumpida durante 4.500 a?os- diferente, y, a la fuerza, su pensamiento y su cultura han de interesar a un mundo occidental agotado en su pensamiento e ideolog¨ªas, falto de nuevos valores y estancado en la creaci¨®n?.
Terrorismo isl¨¢mico
Abriendo y a tres columnas, la primera de EL PA?S del 27 de mayo titulaba la noticia de la detenci¨®n de 76 personas en una operaci¨®n preventiva contra el terrorismo isl¨¢mico ante el Mundial de Francia: Redada masiva contra sospechosos magreb¨ªes en cinco pa¨ªses europeos. Los detenidos eran en su mayor¨ªa argelinos, pero tambi¨¦n tunecinos y franceses, sospechosos de colaborar con el GIA argelino (Grupo Islamista Armado).Abdelmajid el Hamdani y Abdelkader Atef, de Valencia, consideran que el titular no refleja fielmente la informaci¨®n y puede provocar adem¨¢s, por su generalizaci¨®n, una actitud de rechazo hacia ciudadanos procedentes del Magreb. El titular es por lo menos equ¨ªvoco. La actuaci¨®n policial, obviamente, estuvo motivada no por el com¨²n origen geogr¨¢fico o ¨¦tnico de los detenidos -inexistente, pues algunos eran franceses-, sino por el tipo de actividad delictiva en la que supuestamente colaboraban: el terrorismo de car¨¢cter isl¨¢mico o islamista. Sin pretender dar lecciones a nadie, habr¨ªa sido m¨¢s propio en todo caso hablar de ?sospechosos islamistas? que de ?sospechosos magreb¨ªes?, dada la connotaci¨®n pol¨ªtico-religiosa, no ¨¦tnica o geogr¨¢fica, del terrorismo atribuido a los detenidos.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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