Cinco a?os en Bellas Artes
JOSU BILBAO FULLAONDO En Leioa, la sala de exposiciones de la Biblioteca central de la Universidad del Pa¨ªs Vasco acoge una serie de fotograf¨ªas de Jes¨²s ?ngel Miranda (Barakaldo, 1953) que ha realizado a lo largo de los ¨²ltimos cinco a?os que ha estado asistiendo como alumno a la Facultad de Bellas Artes. Es reconfortante encontrar personas con la categor¨ªa humana suficiente para admitir que necesitan aprender m¨¢s. Resulta m¨¢s chocante cuando se trata de alguien de reconocido prestigio profesional. Nuestro autor lleg¨® a la fotograf¨ªa de manera autodidacta. Su interes por el tema le llevo a fundar con otros compa?eros el foto club Dembora de Barakaldo. Inicialmente, con una viva inquietud pol¨ªtica, estuvo inmerso en la t¨¦cnica del fotomontaje, donde encontraba la mejor forma de expresar sus reivindicaciones. Luego llegaron concursos, exposiciones, becas y premios. Con todo su bagaje, no tard¨® en incorporarse a la tribu de reporteros gr¨¢ficos que recorr¨ªan las calles y pueblos de Euskadi con el f¨ªn de colocar una de sus fotos en un peri¨®dico. Jes¨²s ?ngel hab¨ªa olvidado el amateurismo y tambi¨¦n su premisa: "No pienso comer de esta actividad". Despu¨¦s lleg¨® la revista Euskadi, m¨¢s tarde, colaboraciones con Intervi¨² y Elle. La Gaceta del Norte, el semanario Tiempo y el peri¨®dico municipal Bilbao otras etapas. En esta amalgama de actividades, este hombre expansivo, cuyo su cuerpo se funde con la bolsa de sus c¨¢maras, ha publicado libros como URSS 85, Bilbao. Un d¨ªa, Margen izquierda. Ultimas huellas de identidad, o, el impactante cat¨¢logo de Cuba. Periodo especial. Ahora, en la sala de la Universidad, ense?a un retazo de algo m¨¢s de dos mil negativos que recogen la vida cotidiana de lo que ha sido su Facultad de Bellas Artes durante estos ¨²ltimos a?os. Los registros fueron realizados de manera aleatoria. No exist¨ªa ninguna planificaci¨®n de partida. El lugar, sus gentes, el transcurrir del tiempo y sus variaciones han sido los par¨¢metros por donde ha discurrido la toma de huellas fotogr¨¢ficas. No es solo el acontecer en las aulas, son los pasillos, los aleda?os de la facultad, los jardines, las fiestas, situaciones ajenas a la ortodoxia docente donde se aprende que quien aprueba o suspende no es el profesor sino la propia existencia de cada uno. Con la constante del blanco y negro, sin preparaciones en las tomas, son fotos en vivo. El alumno pinta el lienzo sobre el caballete mientras una compa?era, que mantiene las manos dentro de los bolsillos de su bata blanca, observa su manera de hacer. El modelo tendido en el suelo sobre una manta, en posici¨®n fetal, es observado por quien pretende hacerle un retrato. Sentados en el suelo se toman bocetos sobre el cuaderno de apuntes. En las mesas de un aula se prepara un almuerzo con tortilla de patatas, barras de pan y vino; entretanto, uno de los comensales bebe de la bota. No falta quienes juegan al ajedrez en el jard¨ªn o los que se cortan el pelo entre s¨ª con novedosas formas y estilos. Tampoco est¨¢ ausente el profesor de fotograf¨ªa que, con una c¨¢mara de fuelle de gran formato y los alumnos apilados a su espalda, se?ala con su indice donde est¨¢ el inter¨¦s y motivo de la toma. En definitiva, un recorrido completo por el recinto universitario de Bellas Artes donde pocas cosas se echan en falta. Un ambiente que puede contrastar con el de otras facultades consideradas m¨¢s serias. Con una capacidad creativa comprobada, el inseparable car¨¢cter de reportero con el que est¨¢ impregnado Jesus Angel le ha obligado a contar una historia con distintas tramas. Podr¨ªa entenderse como un reportaje barroco donde cada elemento exige su peculiar desarrollo dentro del conjunto. En toda circunstancia, es una forma acertada de poner al descubierto la profusi¨®n de actividades, retazos de vida, que impregnan el entorno acad¨¦mico. Adem¨¢s se agradece, porque no solo es la versi¨®n de un testigo, sino las propias vivencias del autor, en las que se implica con calor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.