Dos colecciones recuperan las joyas de los 25 parad¨®jicos a?os de la Nueva Trova Cubana
La celebraci¨®n espa?ola de las bodas de plata contrasta con el escaso inter¨¦s en Cuba
La Nueva Trova Cubana (NTC) ha rebasado su cuarto de siglo, y, asombrosamente, en su pa¨ªs de origen no ha habido grandes celebraciones. En Espa?a se ha publicado un doble compacto, Antolog¨ªa de la Nueva Trova Cubana (CRIN), a la vez que se rescatan las poderosas grabaciones del Grupo de Experimentaci¨®n Sonora del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematogr¨¢ficos (ICAIC), donde coincidieron Silvio Rodr¨ªguez, Pablo Milan¨¦s, Sara Gonz¨¢lez, Eduardo Ramos y Noel Nicola con m¨²sicos como Emiliano Salvador, Pablo Men¨¦ndez o Sergio Vitier.
En la reciente feria habanera de Cubadisco, la Antolog¨ªa de la Nueva Trova Cubana hecha en Espa?a caus¨® estupor. Aparentemente, en la isla no se le hab¨ªa ocurrido a ninguna discogr¨¢fica algo parecido para celebrar el 25? aniversario del movimiento, cuya fecha fundacional fue el 3 de diciembre de 1972, cuando se acuerda encuadrar a los hirsutos trovadores en una organizaci¨®n dependiente de la Uni¨®n de J¨®venes Comunistas. Cierto es que hoy poco queda de aquella estructura nacional sumergida por el cicl¨®n de carencias que azota Cuba. Adem¨¢s, hay quien prefiere hablar de 30? aniversario recordando que fue el 19 de febrero de 1968 cuando debutaron conjuntamente -en el Centro Canci¨®n Protesta habanero- Pablo Milan¨¦s, Silvio Rodr¨ªguez y Noel Nicola; en 1968 tambi¨¦n fue cuando se plastificaron sus primeras interpretaciones en discos auspiciados por la Casa de las Am¨¦ricas.En realidad est¨¢ por escribir la historia de la NTC como movimiento art¨ªstico y como organizaci¨®n pol¨ªtica. Fuera de los implicados y los c¨ªrculos del poder cultural cubano, no se sabe bien qui¨¦n intent¨® acallar a los nuevos trovadores dificultando inicialmente su acceso a los medios de comunicaci¨®n o colocando inimaginables trabas burocr¨¢ticas que imped¨ªan la profesionalizaci¨®n de cantautores sin credenciales acad¨¦micas o alegando definiciones de diccionario -?un trovador es un hombre con guitarra?- para negar la formaci¨®n de grupos.
Reciclaje
La voluntad de reciclaje pretende hacer creer hoy que la NTC se dedicaba principalmente al amor. La Antolog¨ªa de la Nueva Trova Cubana refuerza esa interesada lectura: con escasas excepciones, las 20 canciones incluidas se centran en las relaciones amorosas. De hecho, Amaury P¨¦rez y Sara Gonz¨¢lez est¨¢n reactivando sus carreras con canciones de amor, enterrando Gir¨®n: la victoria o Andes lo que andes. De los integrantes de la primera divisi¨®n de la NTC s¨®lo Vicente Feli¨² sigue cultivando orgullosamente la tem¨¢tica pol¨ªtica; en estos d¨ªas presenta en Espa?a Guevarianas, 16 meditaciones cantadas sobre el Che.Todos los mencionados est¨¢n en la citada Antolog¨ªa, junto con Pedro Luis Ferrer y Augusto Blanca. Desdichadamente, la selecci¨®n no puede dar idea de la amplitud del movimiento. Quedan en el limbo Alfredo Carol, Rafael de la Torre, Rodolfo de la Fuente, Belinda Romeu, Myriam Ramos, Mart¨ªn Rojas, Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez, Rub¨¦n Galindo, L¨¢zaro Garc¨ªa, ?ngel Quintero, Enrique N¨²?ez, Alejandro Garc¨ªa, Virulo; Freddy Labor¨ª, Chispa; y grupos como Tema IV, Moncada, Manguar¨¦, Mayohuac¨¢n, Los Ca?as, Canto Libre, Nuestra Am¨¦rica. Igualmente no hay constancia de las ¨²ltimas generaciones de troveros, con atractivas personalidades como Liuba Mar¨ªa Hevia, Xiomara Laugart, ?ngel Quintero, Santiago Feli¨² o Carlos Varela. Sin hablar de los que desertaron, como Donato Poveda, o los que desarrollan su carrera en Espa?a, como Gema y P¨¢vel y sus insurgentes amigos de Habana Oculta / Abierta.
La frondosidad de talento vivo contrasta con la escasa cancha que tiene en su pa¨ªs, donde la timba salsera domina las ondas y los escenarios del d¨®lar. Tambi¨¦n duele el eclipsamiento local de la NTC cuando su influencia se siente en todos los pa¨ªses iberoamericanos: desde la elaborada bachata de Juan Luis Guerra hasta Pedro Guerra y otros cantautores canarios.
Hay una excepci¨®n. En Miami, la NTC es vituperada o ignorada. Gloria Estefan asegura saber qui¨¦nes son Silvio y Pablo, pero ?nunca he escuchado sus canciones?. La bolerista Olga Guillot monta en c¨®lera cuando se menciona que aparece al lado de Silvio en un disco de Los Sabande?os. En realidad, ning¨²n creador de canciones puede ignorar los hallazgos de la NTC. David Byrne, al referirse a Silvio Rodr¨ªguez, habla de ?m¨²sica pop y letras sofisticadas mezcladas con estilos cubanos?. Es cierto: el cosmopolitismo de la NTC no impidi¨® que se alimentara con la vieja trova, el filin y el son. Igual audacia hubo a la hora de elegir tem¨¢tica o de enhebrar una voluntad po¨¦tica con el lenguaje cotidiano.
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