El narcisismo y la angustia
Uno de los t¨®picos m¨¢s extendidos en el f¨²tbol espa?ol se refiere al car¨¢cter de Clemente. Seg¨²n una tesis alegremente aceptada, Clemente es un altruista que adquiere la m¨¢xima cuota de protagonismo para rebajar la presi¨®n sobre sus jugadores.Todo eso es una vaina. Clemente es protagonista por naturaleza. Como seleccionador, ha extremado todos sus rasgos con la complacencia de los jugadores, que verdaderamente adoptan un papel pasivo. En el entorno del equipo espa?ol se valora mucho esta situaci¨®n: se habla de un entrenador que soporta todas presiones imaginables -y algunas inimaginables- y de unos futbolistas que viven el dolce farniente, como si el Mundial fuera Baden Baden.
Si los futbolistas aceptan su posici¨®n subsidiaria por comodidad, cometen un grave error. Los equipos obedientes, de perfil bajo y gregarista, terminan por trasladar su naturaleza al juego, especialmente en los momentos decisivos, frente a los rivales altivos por historia y por car¨¢cter.
El actual desequilibrio de poder se manifest¨® ayer de nuevo. Un centenar de periodistas acudieron a la cita diaria con los jugadores. As¨ª estaba pactado con los responsables de prensa de la federaci¨®n. Pero Clemente dijo que no. Sus razones -los muchachos necesitaban del ba?o y del masaje en lugar de la ch¨¢chara con los plumillas- pueden comprenderse, aunque suene a desconsideraci¨®n. Tambi¨¦n es comprensible que el seleccionador mantuviera su cita con dos reporteros de El Peri¨®dico, pues los compromisos est¨¢n para cumplirse. Sin embargo, la escena que se vivi¨® es reveladora del car¨¢cter de Clemente.
La entrevista, en medio de uno de los salones del hotel, se prolong¨® una hora. Canina de noticias, buena parte de la tropa de periodistas se amonton¨® en aquel rinc¨®n. Naturalmente, Clemente elev¨® su voz y convirti¨® una charla privada en un asunto p¨²blico. Estaba interesado en deslizar ciertas consideraciones peregrinas, como el supuesto espionaje que sufre de algunos periodistas.
El asunto tiene un par de lecturas. En un ambiente de m¨¢xima tranquilidad, Clemente necesita un enemigo y un conflicto. Nada nuevo. Y por supuesto est¨¢ el rudimentario ejercicio psicol¨®gico de reclamar la adhesi¨®n de los jugadores en un conflicto artificial. Todo un ejemplo de premeditaci¨®n, deseo de notoriedad y poca vista: en lugar de proyectar una imagen serena, Clemente dio toda la impresi¨®n de sentirse agobiado por la responsabilidad que tiene en este Mundial.
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