El tifus en Venecia
Venecia acabar¨¢ prohibi¨¦ndose. Desde luego, sus calles estrechas y sus puentes -los famosos del Gran Canal y los que s¨®lo son utilitarios y torcidos- no siempre est¨¢n tan sofocados de turistas como en algunos d¨ªas de agosto o durante los carnavales, cuando el Ayuntamiento se ve obligado a ordenar el tr¨¢fico humano con guardias, inapreciables en d¨ªas normales en una ciudad orgullosa de carecer de ladrones, no en raz¨®n de su singular moralidad c¨ªvica sino por lo dif¨ªcil que es escapar con el bot¨ªn en g¨®ndola. En invierno puede incluso cruzarse en un d¨ªa desapacible la plaza de San Marcos sin escuchar la rondalla de los vizca¨ªnos que tantas otras veces entonan al pie del Campanile Desde Santurce a Bilbao (los italianos, que tambi¨¦n son masa tur¨ªstica en Venecia, se inclinan en esas ocasiones por el repertorio napolitano).Los venecianos, los 68.355 que a fecha de 15 de mayo quedan en la ciudad hist¨®rica donde viv¨ªan, cuando estaba en el apogeo de su poder, 300.000, no s¨®lo se lamentan del retroceso demogr¨¢fico y maldicen por ello a las hordas que en gran medida ayudan a su manutenci¨®n; tambi¨¦n saben utilizar estrategias de disimulo y rodeo que les alejan de esos invasores tan dados al cante. De todas las ciudades que conozco, Venecia es ¨²nica por sus rutas alternativas. A pocos metros del puente de la Academia, cuyos pelda?os de madera atruenan al paso diario de los amantes de la pintura, se encuentra una placita desierta donde a lo sumo juegan a la pelota tres ni?os locales; en l¨ªnea paralela a la calle por la que 80 o m¨¢s japoneses siguen al l¨ªder que levanta bien alto un paraguas rojo abierto bajo el sol, los nativos conocen un atajo porticado que ning¨²n extranjero tendr¨¢ curiosidad de explorar.
La culpa, naturalmente, es toda suya. Singular, ¨²nica, hermosa. Qu¨¦ pobreza del adjetivo. La obra de arte total que es Venecia no es el fruto de un talento inusitado que a lo largo de cuatro siglos principalmente -entre el 1400 y el 1800- habr¨ªa all¨ª crecido, atrayendo encima, si hac¨ªa falta, a los mejores compositores, arquitectos o pintores de fuera. Es a los ciudadanos de Venecia, a los m¨¢s ricos y a los pobres, a sus c¨¦lebres libertinos dieciochescos y a los piadosos que hoy llenan las iglesias para rezar el rosario, a los que contrataron para pintar sus palacios al Ti¨¦polo y a los que han mantenido en el techo de una humilde casa las chimeneas con remate de cono invertido que ya aparecen en los cuadros de Carpaccio, a quienes los curiosos y los ajenos debemos el privilegio de un espacio urbano donde la m¨¢s elemental de las ausencias, el autom¨®vil, nos transforma en seres caminantes, pensantes, observantes, m¨¢s serenos y m¨¢s complacientes.
Que unos creadores de tal fuste se revuelvan contra los que de todo el mundo vienen a admirarles, y organicen sus formas de resistencia es, aunque parad¨®jico, comprensible. Dentro de las corrientes m¨¢s o menos folcl¨®ricas de independentismo que recorren Italia, un grupo de venecianos que se dio en llamar a s¨ª mismos Los Seren¨ªsimos ocup¨® hace un a?o la plaza de San Marcos con un tanque y unas banderas. El delito, juzgado ahora, es grave, por el robo y el uso del carro armado, pero el alcalde fil¨®sofo de la ciudad, el independiente de izquierda Massimo Cacciari, les ha perdonado p¨²blicamente, mientras ¨¦l mismo funda, con criterios de autonomismo moderno, no-separatista ni demag¨®gico, un Movimiento del Noreste que los peri¨®dicos italianos, citando mal de o¨ªdas, llaman el ?partito catalano?. ?Terminar¨¢ Venecia sepultada bajo sus aguas, como se teme desde el siglo XV, o, si el deseo tur¨ªstico sube en intensidad, reducida a cuotas como Altamira, mientras en tierra firme alg¨²n arquitecto de vanguardia construye su r¨¦plica? Mi alarma es m¨¢s pedestre, menos apocal¨ªptica. El domingo 7 de junio muchedumbres estrictamente venecianas salieron a la calle con banderas, aunque sin armas. ?Por fin la rebeli¨®n contra el turista? Echados de sus circuitos habituales, algunos, los alemanes, se asomaban acobardados al balc¨®n del hotel. Despu¨¦s de 31 a?os en 2? , el equipo de f¨²tbol del Venecia acababa de ascender a Primera Divisi¨®n. Los tifosi han llegado a la laguna.
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