La sencillez es la clave
Alejandro Sanz Estadio del Levante U. D. Valencia, 20 de junio de 1988
Dec¨ªa Loquillo que en Espa?a s¨®lo venden los suced¨¢neos, por eso, un artista que "empez¨® imitando a Eros Ramazzoti ha acabado vendiendo m¨¢s de 1.300.000 discos". Se refer¨ªa, en efecto, a Alejandro Sanz, quien, adem¨¢s de batir todos los r¨¦cords, ha recibido innumerables galardones por su ¨²ltimo trabajo M¨¢s, y ahora protagoniza una gira multimillonaria que ha desatado una aut¨¦ntica locura, s¨®lo comparable a la de los Backstreet Boys. En Valencia se agotaron las localidades en una semana y no faltaron las fans que pernoctaron frente al estadio. A primera hora del s¨¢bado los alrededores se inundaron de aficionados y a media tarde ya eran miles los que aguardaban con evidente nerviosismo la apertura del recinto. Cuando, con asombrosa puntualidad, se apagaron las luces y apareci¨® el cantante madrile?o en la gigantesca pantalla de v¨ªdeo se desencaden¨® un griter¨ªo descomunal. Una nimiedad, en comparaci¨®n con el subid¨®n de adrenalina de los m¨¢s de 20.000 espectadores tras el, aparentemente, inocente saludo de Sanz: "Buenas noches". No hac¨ªa falta m¨¢s para redondear la velada, ni siquiera su voz: al fin y al cabo, s¨®lo la del p¨²blico se escuch¨® en buena parte del concierto. Durante cerca de dos horas y media asomaron todas las facetas del artista: la de cantante mel¨®dico, a la manera de Sergio Dalma, m¨¢s empalagoso (en La margarita dijo no); la de apasionado del flamenco que aprovecha los bises para entonar buler¨ªas o la del ¨ªdolo de masas que con un s¨®lo tema, Coraz¨®n part¨ªo, ha seducido incluso a quienes antes le denostaban. Pese a quien pese, Alejandro Sanz (m¨¢s por su actitud, posiblemente, que por sus canciones) se ha ganado un respeto entre el p¨²blico m¨¢s dispar que para s¨ª quisieran Enrique Iglesias, Laura Pausini o Dalma, por ejemplo. La sencillez, dicen, es la clave.
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