Clinton expondr¨¢ hoy al presidente chino su malestar por la detenci¨®n de disidentes

ENVIADO ESPECIALEl presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, afronta hoy en Pek¨ªn el momento m¨¢s delicado de sus nueve d¨ªas de estancia en China: la recepci¨®n que le ofrecer¨¢ el m¨¢ximo dirigente chino, Jiang Zemin, en la plaza de Tiananmen, escenario de la represi¨®n de las protestas democr¨¢ticas de 1989. Clinton, seg¨²n confes¨® ayer, llega a esa cita perturbado por la reciente detenci¨®n de disidentes chinos. "Si esas informaciones son ciertas", dijo, "no representan lo mejor de una China que mira hacia adelante, sino a una China que mira hacia atr¨¢s".

"Una de las razones por las que he venido aqu¨ª", a?adi¨® el presidente de Estados Unidos, "es para discutir privada y p¨²blicamente asuntos de libertad personal. Es muy importante para m¨ª hacer eso. Pero creo que este asunto [la persecuci¨®n de disidentes] hace todav¨ªa m¨¢s importante el que trabajemos con los chinos y consigamos de ellos un compromiso".Clinton hizo esos comentarios ante un grupo de periodistas en la aldea de Xiahe, pr¨®xima a la vieja capital imperial de Xian, donde ayer discuti¨® con un grupo de vecinos y acudi¨® luego a una escuela. M¨¢s tarde, Sandy Berger, consejero de Seguridad Nacional, declar¨® en el centro de prensa de la Casa Blanca en Xian: "China est¨¢ cambiando en la buena direcci¨®n, pero hay fuerzas que se resisten al cambio. Ah¨ª tenemos la detenci¨®n de disidentes, protagonizada por un aparato de seguridad que contempla con miedo una visita como ¨¦sta. Hemos expresado nuestra preocupaci¨®n a las autoridades chinas, pero la respuesta no ha sido muy satisfactoria".

Tres liberaciones

Horas m¨¢s tarde, sin embargo, se hizo p¨²blica la liberaci¨®n de las tres personas detenidas el jueves. Dos disidentes (Yang Hai y Yan Jun) y un abogado activista de los derechos humanos fueron puestos en libertad tras las palabras de Clinton, en un gesto de buena voluntad por parte del Gobierno chino.Frente a esta liberaci¨®n, ayer fue detenido Julias Jia Zhiguo, obispo cat¨®lico en la clandestinidad de la provincia septentrional de Hebei. Clinton, seg¨²n Berger, le dir¨¢ hoy a Jiang que estas detenciones son inaceptables y que si China quiere acercarse al mundo tiene que tener menos miedo de su propia gente. Ante las repetidas preguntas de los enviados especiales, el consejero de Seguridad Nacional fue agriando el tono al referirse a sus anfitriones y lleg¨® a decir: "China es una naci¨®n autoritaria con un terrible historial en derechos humanos".

Cuando hay elecciones y el pueblo decide, todo el mundo gana, hab¨ªa dicho pocas horas antes el presidente norteamericano a los ni?os y adultos reunidos en el patio de la escuela de Xiahe, una de las aldeas china que ya tiene democracia local. Fue su aportaci¨®n de la jornada a la l¨ªnea de diplomacia pedag¨®gica iniciada el jueves cuando, a su llegada a la vieja capital imperial, inst¨® a China a seguir el ejemplo de EE UU y defender la propiedad y la libertad de todos los ciudadanos.

Ni?os de ambos sexos uniformados con pantalones cortos y faldas azul celeste, camisas blancas y pa?uelos rojos recibieron a Clinton en su escuela agitando ramilletes de flores y cantando temas tradicionales. La m¨²sica la pon¨ªa una banda infantil de trompetas, tambores y platillos tocada con gorras Mao. De la seguridad se encargaban sobre todo decenas de agentes del Servicio Secreto norteamericano, llamativos por sus gafas de sol de esquiador, sus aparatitos en las orejas, los bultos en el cintur¨®n bajo amplias chaquetas sombr¨ªas y las caras de mala uva.

Clinton, con camisa verde de manga corta, estuvo acompa?ado en el estrado por su esposa Hillary, con pamela negra, camisola azul, larga falda negra y gafas de sol. Sentados abajo estaban su hija Chelsea, con sombrero de paja, y la secretaria de Estado, Madeleine Albright, con pamela rosa, traje violeta y gafas de sol sobre un rostro maquillado como con polvos de arroz. El calor era feroz y ni un soplo de viento agitaba las moreras que circundaban el patio de la escuela o la roja bandera de la China comunista que presid¨ªa el acto.

Las autoridades chinas hab¨ªan escogido Xiahe como modelo de aldea que en los ¨²ltimos a?os ha pasado de una espartana vida de agricultura comunal a otra de capitalismo incipiente, con explotaci¨®n individual de las tierras, f¨¢bricas privadas de ladrillos y vinagre e industria de artesan¨ªa vinculada al turismo que afluye a las cercanas excavaciones arqueol¨®gicas de los guerreros de terracota del emperador Qin. Clinton resumi¨® el progreso material de esta comunidad de 376 almas en la reciente llegada de la televisi¨®n por cable, "que ha tra¨ªdo el mundo a vuestros hogares".

El ¨¢guila norteamericana y el drag¨®n chino, las dos superpotencias del siglo XXI, se ver¨¢n hoy las caras en la plaza de Tiananmen. Clinton le regalar¨¢ a Jiang Zemin una bandera norteamericana y un ejemplar de la Constituci¨®n.