Los sueldazos de "sus eurose?or¨ªas"
Un informe del Tribunal de Cuentas de la UE critica los dispendios del Parlamento Europeo
Se sab¨ªa que los jueves el hemiciclo del Parlamento europeo estaba semivac¨ªo y que en la sesi¨®n plenaria del viernes apenas permanec¨ªan en sus esca?os un pu?ado de los 626 eurodiputados. Un informe, a¨²n no adoptado formalmente, del Tribunal de Cuentas de la Uni¨®n Europea acaba de poner al descubierto el despilfarro por la Euroc¨¢mara, desde 1990, de los dineros p¨²blicos. El presidente del Parlamento Europeo, el espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles, ha reaccionado enviando una carta a los parlamentarios inst¨¢ndoles a seguir corrigiendo estos abusos antes de que acabe la legislatura, en 1999. Se enfrenta, sin embargo, con una fuerte resistencia interna.Entre 1990 y 1997 el gasto medio anual por eurodiputado, al margen de su salario, aument¨® de 23,2 millones de pesetas, a 38,1 millones. El crecimiento anual fue del 7,4%, un porcentaje con el que no se ha atrevido a so?ar ninguna administraci¨®n p¨²blica. Los sueldos netos de los eurodiputados, equiparados a los de sus parlamentos nacionales, var¨ªan de los 1,57 millones de pesetas que ganan los italianos a las 405.000 pesetas de los espa?oles, los peor pagados.
M¨¢s all¨¢ de las cantidades globales, los inspectores del tribunal ponen el dedo en un mont¨®n de otras llagas. Las dietas de viaje de los parlamentarios se calculan, por ejemplo, aplicando un baremo kilom¨¦trico -128 pesetas por cada uno de los primeros 400 kil¨®metros y 64 para el resto- entre el domicilio privado y el lugar de reuni¨®n. La cantidad abonada supera "en una media del 30% la tarifa a¨¦rea en clase business".
Pero los eurodiputados no viajan en business. "Emplean con frecuencia medios de transporte m¨¢s econ¨®micos" e incluso gratuitos, como los alemanes, que no pagan en la red ferroviaria de su pa¨ªs y s¨®lo abonan el trayecto de diez kil¨®metros entre la frontera de Alemania y Estrasburgo. Algunos declaran adem¨¢s residir ciudades m¨¢s alejadas de Bruselas o Estrasburgo que las de su residencia real para cobrar as¨ª m¨¢s dietas.
La Euroc¨¢mara no controla d¨®nde est¨¢n domiciliados. Hasta hace poco bastaba con una mera declaraci¨®n del diputado para que se le abonase la indemnizaci¨®n de viaje. Desde finales de 1997 se les exige, sin embargo, un billete de tren o una tarjeta de embarque, pero no se comprueba lo que realmente ha pagado para reembolsarle la cantidad exacta.
Las dietas de estancia en Bruselas o Estrasburgo daban tambi¨¦n lugar, hasta febrero, a todo tipo de abusos. Bastaba con firmar en un registro, en cualquier momento de la semana del pleno, para cobrar 38.800 pesetas diarias. Pero si no lo hac¨ªa, el eurodiputado pod¨ªa percibirlas aportando otros justificantes, como facturas de hotel, que, seg¨²n el informe, "s¨®lo demuestran su paso por las ciudades d¨®nde tienen lugar las reuniones".
La peor lacra son, sin embargo, las dietas de secretariado: las que m¨¢s han crecido estos ¨²ltimos a?os, y que permiten a cada eurodiputado contratar hasta dos asistentes remunerados por la Euroc¨¢mara. A pesar de que est¨¢ prohibido, muchos de estos asistentes trabajan adem¨¢s para un grupo parlamentario y cobran por dos conceptos.El parlamentario est¨¢, en teor¨ªa, obligado a firmar un contrato con su asistente, pero no se le exige presentarlo a la C¨¢mara y ¨¦sta tampoco efect¨²a control alguno para averiguar, por ejemplo, si respeta la legislaci¨®n fiscal o social. El reglamento, afirma el tribunal, "no ofrece a la autoridad presupuestaria ninguna garant¨ªa razonable contra el riesgo de una utilizaci¨®n inadecuada de las dietas de secretariado". El documento no lo dice, pero es frecuente, sobre todo entre diputados de centro-derecha mediterr¨¢neos, que los asistentes sean familiares del parlamentario. Hace tiempo que Gil-Robles se hab¨ªa adentrado ya por esa v¨ªa. Impuls¨® con ¨¦xito en febrero el establecimiento de un nexo entre el pago de la dieta de estancia y la participaci¨®n de los diputados en las votaciones nominales, algo que no existe en el Parlamento espa?ol. Gil-Robles ha vueleto a la carga. Pide ahora por carta a toda la C¨¢mara que se d¨¦ prisa en aprobar un estatuto del diputado que acabe con las "diferencias sustanciales en el grado de protecci¨®n jur¨ªdica, en las condiciones de trabajo y en las remuneraciones percibidas".
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