M¨¦xico perdona la vida a Alemania
Los jugadores de Vogts remontan otro partido que ten¨ªan perdido
Tiene Alemania m¨¢s vidas que un gato, y si son siete le alcanzan justo para la final. En cada partido, en cada Mundial, se repite la misma historia. La hinchada, la cr¨ªtica, la opini¨®n despotrica de los alemanes y, sin embargo, van dejando rivales en el tanatorio futbol¨ªstico, equipos que se desploman sin remedio, v¨ªctimas de una maldici¨®n, de la fatalidad.A M¨¦xico le pas¨® lo que a todos. Le dio un meneo a Alemania y cuando la tuvo desparramada por la cancha le entr¨® el cangelo. No hubo disputa mientras el marcador estuvo a cero. El f¨²tbol lo puso siempre M¨¦xico. Retrat¨® al equipo de Vogts como ya lo hizo Yugoslavia. El murmullo alcanz¨® a todos los rincones del Mundial: qu¨¦ malos eran aquellos alemanes. Lleg¨® el gol de Luis Hern¨¢ndez y, acto seguido, tuvo el pasaje de los alemanes en la mano. No se sabe por qu¨¦, pero como tantos otros, err¨® y firm¨® su finiquito.
A la misericordia del adversario sigue siempre la reacci¨®n del grupo alem¨¢n. Jugar, no juega. De no decirle nada el rival, a lo mejor podr¨ªa tirarse un Mundial sin inmutarse. El problema es cuando se le mete un gol. Como si de un acto reflejo se tratara, el rival se achanta, le entra el p¨¢nico, el v¨¦rtigo, y Alemania no perdona. Uno a uno va devolviendo cuantos improperios recibi¨®. Dice una extra?a ley del f¨²tbol que Alemania s¨®lo intimida cuando va perdiendo. M¨¦xico no fue ajeno a este mandamiento.
El grupo de Lapuente hizo todo lo necesario para ganar y, al tiempo, para perder. Tuvo una aseada lectura del encuentro y supo gestionarlo y decidirlo en su punto. Iba el bal¨®n muy r¨¢pido, con sentido, buscando siempre la espalda de los centrales, moviendo a los alemanes, obligados a recurrir al tackle, al agarr¨®n, a la falta, pues siempre llegaban con retraso a la pelota. La lucidez, el dinamismo, la chispa de M¨¦xico contrastaba con la pesadez de Alemania. Tiene el grupo de Vogts un problema en la cabeza que no de cabeza. No resolvi¨® a¨²n sus disfunciones. El t¨¦cnico comienza a montar el equipo por la zaga y acaba con la delantera sin pasar por el medio campo. Llena la divisoria de zagueros reconvertidos o carrileros que largan y largan centros como catapultas.
Da igual quien la ponga en el ¨¢rea. Siempre acaba entrando alguna. Ayer le bastaron dos. En la primera, el bal¨®n cay¨® como una bolsa de agua a pies de Lara, y el mexicano la pifi¨®: gol de Klinsmann. Y la segunda la colg¨® Kirsten, que no es ni extremo ni lateral, y Bierhoff la cabece¨® al ¨¢ngulo corto: 2-1. Le va bien jugar de espaldas al f¨²tbol. Da igual que se alinee a Matth?us que Haessler que M?ller que Thon. Ahora dicen que a?oran a Scholl. El asunto es que les sirve para ganar.
No le vali¨® a M¨¦xico huir del atropello de los carros de combate alemanes para atrapar los cuartos, aunque s¨ª para gobernar el partido. Puede que, puesto en la cancha, el equipo parezca fr¨¢gil, como si se lo tuviera que llevar el viento, pero tienen un sentido del ritmo de juego muy interesante. Blanco es un punta de muy buen ver; Palencia posee velocidad; Garc¨ªa Aspe y Villa se manejan bien, y Luis Hern¨¢ndez tiene gol. Es un equipo con chispa, vivo, solidario y de gran coraz¨®n, gente encantadora, capaz de tirar una pared, buscar el desmarque, doblar y lo que haga falta. Nada que ver con la previsibilidad alemana, jugadores que en cada jugada invierten 30 toques porque la pelota da 20 botes.
Frente al viento alem¨¢n, capaz de mover una porter¨ªa -Bierhoff remat¨® al larguero y los tres palos amenazaron con ceder-, M¨¦xico impuso la anticipaci¨®n y la habilidad. El gol de Luis Hern¨¢ndez fue, en este sentido, muy bonito. Toc¨® para Blanco, recibi¨® de nuevo y, en perpendicular, fue eliminando zagueros (Babbel, Tarnat y W?rns) en el ¨¢rea hasta encontrar el hueco. Digno de ver fue tambi¨¦n el que deb¨ªa ser el 0-2. Arellano enfil¨® el marco como una bala, Luis Hern¨¢ndez se llev¨® a los centrales para abrirle el camino, y Matth?us meti¨® la pierna justo para mandarla al palo. Recogi¨® el rechace Blanco y se la puso a Luis. Esta vez, sin embargo, le tembl¨® el pulso y remat¨® al cuerpo de K?pke. Y ah¨ª, de miedo, muri¨® M¨¦xico. Uno puede remontarle un partido a Corea, B¨¦lgica y Holanda, pero no a Alemania.
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